Ella nos invitaba a cenar a la acogedora escena de su fantasma. Estancia impoluta, con cuadros bien enmarcados y viandas de sabor irrefutablemente rural. Después, con el café, nos obsequiaba con unas ráfagas de llanto. No entendía que no la amáramos con la dedicación que ella lo hacía. Y es que algunos tenemos, qué desgracias, fantasmas más incómodos. No son aptos para recibir a las visitas.
41
La mirada perpleja del amor dejando pesar su ternura entre mis brazos. Tengo que agradecer a la vida haber conocido en vosotros un amor nuevo. Y que vuestras madres odiaran a vuestros padres en la lógica benevolente que precede al olvido. Y que yo fuera, al menos un tiempo, la encarnación para vosotros de un enigma. Y que, en vuestras noche de terror, el amor alcanzara un horizonte hacia el que nunca habría mirado. Y que vuestra sed señalara para siempre el corazón, yaciendo con mi nombre en el mar de vuestros ojos en penumbra. Y que vuestro infierno de negrura fuera, al menos un tiempo, mi paraíso.
42
Hay una pregunta, un gran enigma, que daría con el secreto de mi vida y que no soy capaz de resolver. ¿De qué ignaro fantasma necesito el amor? Sé que no es humano, sé que no es Dios, ni tampoco una mujer. Sé que su amor no me falta, porque si no mi vida sería un infierno de aborrecimiento y pesadumbre. Pero no tiene semblante. Sé que está, pero no puedo adivinarlo. Sé que no vive entre la armonía de las palabras, ni en el oropel del éxito, porque a veces miro hacia allí y su ausencia, sí, me incomoda, pero no llega a derruirme. Algo me ama intensamente. No puedo luchar por conservar su amor, porque lo desconozco. Pienso que le debo este sosiego ocasional de mi soledad y no puedo negociar con ello su permanencia. Y no soy tan necio como para creer que conseguiré bastarme únicamente con mis fuerzas. Cualquier sospecha al respecto de la identidad de mi etéreo amante me alarma, me escandaliza.
El 15M surgió como un movimiento sociopolítico radical. Lo afirmo sin ningún tipo de dudas ni ambages. Toma de la calle, método asambleario y renuncia premeditada (pro-gramática, como anuncio inequívoco de una escritura política inédita) a ser condensados y confinados en la figura de un líder, dado que no hay mejor eslabón para que el poder agarre la cadena con la que sujetar a la gente que un líder. Primero, porque supone un influjo hipnótico y persuasivo que elimina, o al menos anestesia drásticamente, la posibilidad de una conciencia crítica basada en el discurso y la argumentació bajo la imagen y la consigna reiterativa. Pero, segundo, porque cuanto más condensada está la representación más fácil es la corrupción. Un líder es una puerta abierta a la coacción, a la manipulación, al soborno, a la claudicación.
Por ello, yo no entendí nunca su principal eslogan, No nos representan, como alusión a una formación política, ni a una tendencia ideológica, sino como protesta contra el sistema representativo propiamente dicho, en tanto que éste impedía a las ciudadanía el acceso a la participación política. No nos representan no significaba que ésos no nos representaban: si queríamos otros no había más que esperar las elecciones o fundar un partido político nuevo. Lo entendí más bien como la búsqueda de una forma de actuación política nueva que no se resumiera en el electoralismo partidista, en el puro desposeimiento de toda iniciativa que propugna el electoralismo liberal-capitalista.
El 15M, pues, no tuvo nunca una intención ni una proyección electoral. Nace justo en un momento en el que acaba un ciclo electoral de izquierda parlamentaria y en el que todas las encuestas, con la fuerza irrebatible de lo científico, vaticinaban una victoria irrefutable de la derecha en el siguiente ciclo de comicios. No se trataba de ir contra esta marea neoliberal en su terreno parlamentario, sino de plantear un terreno de lucha política participativa alternativo a la arena parlamentaria, cuyos engranajes estaban totalmente dominados por el emporio financiero y mediático a través del sistema partidista.
La idea era no tanto que aquellas voces tuvieran una única voz, sino conseguir una patencia de irrepresentabilidad, un resto operativo de la operación electoral que mantuviera la tensión e impidiera que el círculo de los representantes se mantuviera cerrado. No se trataba de reintroducir en el parlamento esa inquietud, de hacerla apaciblemente representable en el legislativo, sino de dividir al poder, de mantenerlo inquieto, de imaginarle (figure out, dicen los ingleses) un afuera que lo mantuviera siempre incompleto.
Por eso, tal vez, ciertas voces del sistema empezaron a reputar el 15M como un fracaso y le inocularon el peor de los venenos, el ansia de éxito sustancializada en la imagen de una victoria electoral. El 15M era simplemente emocional, así no íbamos a ninguna parte.
Ganar unas elecciones no es nunca, en sí mismo, un objetivo radical. Lo radical es transformar la realidad, las reglas discursivas, no hacerse un hueco en ellas. Tenemos el caso Obama como gran ejemplo. Su Yes we can (en el que se basa el español Podemos) pudo implicar el impulso a un cambio radical en el sistema. Pero con el añadido de una imagen que condensaba ese imposible para convertirlo no en posibilidad (en contingencia, en escritura sobre lo real, sobre "lo que no cesa de no escribirse") sino en potencia: colocar a un negro en la Casa Blanca. Un negro que, con leves variantes, mostró lo que podía en breve tiempo: hacer las mismas políticas que los 43 blancos que lo habían precedido.
Al fin y al cabo, dejar un resto de imposible como patente pero irrepresentable es abrirle la puerta al deseo, colocar al sujeto de lo político, en este caso, en una posición de responsabilidad, de hacerse cargo de sí, que ningún sistema podrá ejercer la función de sostenerle en una falaz completud simbólica.
Se trataba, pues, de colocar al pueblo, a la marea popular, en una posición éxtima (nuclear pero exterior, imposible de sojuzgar y de ignorar) respecto al poder establecido que ya no iba a poder ser nunca estable sin contar con voces que le eran heterogéneas. Parecía tonto, tal vez. Por eso, desde cierta izquierda burocrática y feliz en su posicionamiento en el sistema se empezó a culpar al 15M de la victoria electoral de la derecha, por no haber aglutinado fuerzas. En un sistema de concentración capitalista, probablemente, la desconcentración sea la opción más sabia. Quincememos, les decían algunos.
En épocas de bonanza económica el PSOE había sido una factoría de taylorismo programista. Conversión en serie de cualquier demanda popular en petición democrática cauterizando su potencial subversivo. La demanda nacional y soberanista de Catalunya fue un buen ejemplo. El antagonismo absorbido en el ruido de la confrontación espectacular. La tensión electoral, de la que hablaba Zapatero.
Laclau, que es el máximo valedor del populismo como opción política legítima, distingue entre demandas democráticas y demandas populares. Las primeras serían sectoriales, funcionarían según una lógica diferencial y serían asumibles por el Estado. Las segundas, funcionarían según una lógica equivalencial en la que por sinécdoque una demanda representaría a la totalidad popular provocando la insostenibilidad del poder. Pero esta imposibilidad de la totalidad, suturada por un tropo, por una operación retórica, no queda por ello anulada, sino que es el resto que convoca todo avance, toda fuerza operativa, impulsando la cadena de los significantes.
Hay quien hace unos años hablaba (parece que no se acuerda) de lo que Lacan llamó el Discurso Capitalista. Una de las principales causas de su fortaleza era precisamente su carácter de bucle, de círculo siniestro, que impedía, a diferencia del Discurso del Amo antiguo, establecer en él ningún corte que propiciara el establecimiento de un reverso. Pues bien, en lo político, este carácter de bucle se ha patentizado en la capacidad del capitalismo de convertir las posibles demandas populares en sectoriales demandas democráticas que, coartada la posibilidad de su potencia equivalencial, se han convertido en particularidades homogeneizadas.
Probablemente no hay caso más claro que la llamada Transisción Española y el subsiguiente Régimen Constitucional del 78, donde los antagonismos operativos pudieron ser reconvertidos en consensos desactivantes. Las demandas populares pasaron a ser solicitudes administrativas. El caso de las autonomías es ejemplar. Frente al grito identitario contra la opresión cultural, lingüística y económica del centralismo españolista, el régimen inventó aquello que se llamó "café para todos": 17 autonomías igualadas en la imposibilidad de su equivalencia. Y el problema de la soberanía devino burocrático: cesión de competencias, quejas por la balanza entre lo que se contribuye y lo que se recibe, administración de servicios (sanidad, educación), etc. La homogeneidad del "todas diferentes", la imposibilidad de equivalencia frente a un Estado central.
Podemos, de momento, se ha constituido sobre la idea de dar una sola voz a las voces múltiples, de llevar las demandas de la calle al interior del sistema. Y todo sobre la base de un semblante de potencia (empoderamiento) que ha llevado mucho más allá de su eslogan hasta su propio nombre. ¿Soy el único que ve aquí el riesgo de una reabsorción conservadora de las demandas populares, de pasaje al acto como aniquilación de la memoria, del deseo y de la responsabildad de sí? Habrá que ver.
Hay
que distinguir la especificidad el concepto de hegemonía de la simple tendencia, "moda", ciclo electoral (que implícitamente es la categoría fundamental del márketing
político) de cualquier otro concepto que designe la predominancia escópica de un determinado ítem en el espacio público durante un período limitado. Para eso es esencial determinar, por medio del análisis, la
articulación de la presencia de lo nuevo en los media, no vale con un
análisis códico. Es trampa, tanto hacer pasar la diacronía (el ajuste
entre momentos de un sistema) por texto, por acto de habla,
en el que una enunciación se se sustancia en una operación de sentido, como
reducir la cuestión a su aspecto cuantitativo. La agenda, que
marca la pertinencia en el juego entre diferencias y equivalencias, se
transforma por medio de operaciones discursivas y enunciativas que
cuestionen su fundamento, no por conseguir un espacio en ella cuya única
variable posible de abordar sea métrica o, como sucedáneo, dialéctica.
El problema es cómo encajar la techné. La imposibilidad de un nexo lógico que permita la continuidad entre la razón
crítica y la razón instrumental convierte la contingencia de un sujeto en nódulo necesario en la política. La imagen
desanudada no puede hacer esa función, si no es infectándose del impulso mortífero, al intentar
suturar el vacío simbólico que supone la emergencia de lo político. Esa
la única explicación lógica a la tentación de prepotencia que anida en
todo populismo y que corre el serio riesgo de convertirse en la única, o
al menos en la dominante, al ceder a la comunicación como campo único de enunciación.
A
veces con eso del espectro populista uno no sabe cómo aclararse... ¿Qué
es peor, los mismos perros con distintos collares, o distintos perros
usando los collares de los antiguos? Porque no olvidemos que es el
collar lo que hace perro al perro, aunque se quiera presentar como lobo o
como zorro. El collar es el emblema que indica que se obedece a un amo
que nombra a la jauría desde su íntimo exterior
y le concede su euforia inextricable y ruidosa de ser unánime. Ya sé que llevamos un
collar, dice el amo nuevo, pero no permitáis que os llamen perros,
porque ahora somos otra clase de cánidos. Un pitbull, un chihuahua, un
labrador y un pastor no saben que son perros hasta que se reconocen por
su collar como propiedad de un solo amo al que se identifican sin poder
jamás igualarse
Yo creo que Podemos es el futuro. Lo cual ni
es bueno ni malo en sí mismo. Si soy tan crítico es porque intento que
sea lo mejor posible, no porque esté en contra. Perdure como
organización o sea un instrumento de derribo del bipartidismo y
del régimen del 78, a mí me parece crucial, y no concibo la idea
pararme a ver qué pasa sin intervenir, porque en ambos casos será
trascendente. El problema es que han generado una dinámica
imaginaria tal, para posicionarse electoralmente, que hacerles la menor
crítica constructiva es dificilísimo porque inmediatamente te imputan de
"casta". Yo sigo en esa labor porque creo que es importante. Sea
como organización concreta o bien por el influjo estructural que va a
tener en toda la izquierda, Podemos me parece máxima importancia para el
futuro de la movilización popular en el Estado Español. Ahora bien, no
hay cosa que más tema que las adhesiones inquebrantables y acríticas.
Son antipopulares y antidemocráticas por naturaleza.
Pasear entre enrejados celosos, rebosantes de geranios granates. La calle, empedrada y cuesta arriba. El olor de los jazmines de los ricos, de los sampedros, del galán de noche. Y del rocío. El crepúsculo en el cenáculo abandonado, con su fuentecilla de piedra seca. Y aún la noche quedaba por vivir. Volver la vista atrás y darse cuenta de que hay un más allá de lunas claras. Y de pánico a los insectos y a los gatos. La espera era más dulce, la carne aún no era el destino. El tiempo nos odiaba un poco menos.
38
Vivir sin buscar palabras. Cautivo de la inmediatez de las sensaciones. La inquietud no era un enigma, sino un beso rebelde en la nuca de los ángeles. Los brazos poderosos de alguna matrona inalcanzable y el sexo escondido bien a la vista, amparado en la reputación de niño reciente. Mirar cuando los demás disimulan con pericia que te miran. Buscar el territorio oscuro, seguro del perdón, pendiente del futuro, prometiéndose goces que uno creía al alcance de casi todos. Qué fácil es ser hombre, cuando no se es hombre todavía.
39
Un viejo juguete. Ese triste objeto que convertimos en sagrado al morderlo, al golpearlo. Era todo porque éramos nosotros. Lo convertimos en comprensible para nadie. Traicionamos su destino, como traicionamos el de todo aquel que amamos. Hoy, arrumbado en un cajón oliendo a polvo, lo encontramos y buscamos en vano los signos que nunca le inscribimos, los signos que tan sólo imaginamos.
¿En la crítica sin matices que desde ciertos
sectores se está haciendo al "régimen del 78", tras la fachada del
problema del bipartidismo y el "turnismo" del PP / PSOE en el poder, no
se puede encontrar agazapado un ataque al primer intento serio de reconocimiento de un Estado plurinacional y
descentralizado -por mucho que luego sacralice al ejército como garante de la unidad de España- que esa Constitución supone? De hecho, la resistencia a los símbolos borbónico-franquistas, que se tuvieron que aceptar de mala gana por la izquierda como efecto consenso constitucional (el himno, la bandera, el término "español" como emblema patriotero y fascista identificado con una única lengua y una identidad de pandereta) proviene de esa época y ha sido mantenida por los nacionalismos "periféricos", no por el ideal republicano, actualmente redivivo con salud, pero aletargado durante casi treinta años.
Cositas como ésta me llaman la atención. De un muro de Facebook, muy mesetario: "personalmente creo que antes de librarnos de
la monarquía,debíamos intentar librarnos de las Comunidades Autónomas,
las grandes saqueadoras del estado (y al ser la mayoría del PP, con
permiso del Gobierno)"
Y, más grave, un pasaje de un artículo de José Luis Villacañas defendiendo a Podemos:
"Podemos se enfrenta a la eterna cuestión de los movimientos populares
españoles desde 1808: juntas locales o junta central. Los líderes, que
lo saben, tendrán que ofrecer una salida airosa. Una junta central
compuesta por mayoría de personas de la periferia, con la finalidad de
aumentar la intensidad de los círculos Podemos por toda España, puede
ser una solución. Veremos si con ello son capaces de configurar una
agenda que no pase por los cansinos debates identitarios de los
nacionalismos (el error que ha truncado la carrera ascendente de UPyD).
Ahora de lo que se trata, según parece, es de configurar una
inteligencia española que recoja los problemas de la gente y los
sistematice." (las cursivas son mías). En Madrid, donde está el núcleo duro, esto serán
tonterías. Pero en lo que ellos llaman "periferia" o "provincias" esto
nos parece gravísimo. ¿Solución: "Llevar unos cuantos indígenas a Madrid
para enseñarlos en la feria"? Tremendo.
Los Círculos de Podemos, empezando por Podem Ciutat de València, que es el que me queda más cerca, tienen un gran trabajo por hacer en este sentido. Porque la estructura de Podemos, tal y como está conformada actualmente, es, en su falta de matices, absolutamente centralista . Cierto que hay Círculos "locales", por toda España, pero si te interesa un círculo transversal (profesional, por ejemplo), dependes ominosamente de Madrid, "como se ha hecho toda la vida". Es una estructura perversa. O eres de tu pueblo o eres alguien socialmente relevante, esto es, o estás en Madrid. De hecho, que al formar esos círculos se les haya dado un nombre genérico, por mor de la transversalidad, soslayando su anclaje geográfico, suena como toda una declaración de intenciones.
Como apunta certerísimamente Villacañas (Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Generalidad Valenciana (1999-2003), con el PP, dicho sea de paso), la estructura actual de Podemos es de momento levemente post-borbónica (con "casinos" locales, al estilo decimonónico, como los liberales o conservadores de la época), en absoluto republicana o federal. Es, estructuralmente, el armazón territorial que utilizó siempre el caciquismo. Del pueblo a la provincia, de la provincia a Madrid (y de Madrid al cielo, claro).
La estructura protofederal es algo que sí tienen los partidos de la izquierda nacidos a partir de la estructura del 78. Podemos deberá resolver esta cuestión y corregirla, si no quiere constituirse en una especie de bruto bloque monolítico donde la supuesta lógica de las equivalencias derive en un totalitarismo centralista. En una sociedad mediática de masas, la dialéctica entre diferencia y equivalencia está regulada por el concepto de pertinencia, concepto lingüístico como los dos anteriores, que Laclau soslayó en su análisis de la construcción hegemónica y del populismo, sin embargo.
Evidentemente, y lo digo ahora sin asomo de ironía, no creo que esto sea una estrategia centralista premeditada. La gente de Madrid (con el potentísimo -ellos sí que pueden- Círculo Complutense a la cabeza y algunos de otras univesidades de la provincia) ve esto natural, seguro que ni se han dado cuenta. Lo digo completamente en serio. Como dice Villacañas, para ellos lo demás son tediosos parloteos identitarios, que no es de lo que se trata ahora. Como si el españolismo no fuera una megaidentidad rojigualda.
Ahora bien, si se afirman como demócratas radicales, lo que han de hacer es tomar nota. No les pido otra cosa. Esperemos que el debate sobre federalismo, y la defensa de las particularidades nacionales de los territorios del Estado Español no se considere algo propio de la "casta" -es decir, no se lo silencie o demonice, negándole toda pertinencia como una "cháchara cansina", como ya se está haciendo con el término izquierda-, por mucha corrupción que hayan generado. Muy inferior, en todo caso, a la corrupción endémica del centralismo españolista -borbónico, matritense y franquista- durante tres siglos y medio.
Véase este vídeo, porque el texto que le sigue, es una respuesta a él:
Para comenzar, decirte que disiento de la
cuestión de la incorrección política. Nadie suele haber más políticamente
correcto que quien empieza hablar reconociendo que va a provocar y ser
políticamente incorrecto. Es la exposición mejor argumentada sobre el tema que
he oído, probablemente, por eso se te puede discutir sin vociferar, ni
insultar, ni nada parecido. Evidentemente, yo estoy en radical desacuerdo
contigo. Dices que es inútil una lengua que no te permite “conocer gente nueva”.
Analicemos la frase ¿Qué entiendes por conocer y qué entiendes por gente nueva?
Para quien no los haya leído nunca, Horacio, Virgilio, Platón, Sófocles serían
gente nueva. Y para conocerlos de verdad habría que entender las lenguas más inútiles
de todas que según tu planteamiento serían,
porque ya no las habla nadie, las llamadas lenguas muertas.
Según tu razonamiento, el inglés sería la
lengua más útil de todas porque te permite conocer a mucha gente ¿Seguro? En
castellano y en otras lenguas, conocer implica una cierta complejidad, una
cierta profundidad. Conocer a alguien implica, no sólo “haber sido presentados”
sino que puede significar saber algo de esa persona, estar al tanto de su
singularidad. Pues bien si lo traduces, el inglés no te permite conocer a mucha
gente, sino “meeting a lot of people”. No es lo mismo. Conocer a alguien se le
conoce a través de su lengua. Conocer a los ingleses a través de su lengua está
muy bien. Ahora, es un placer al que ellos han renunciado, porque como todo el
mundo se ha lanzado a comunicarse (algo completamente distinto de de conocerse) en inglés, resulta que ellos
han renunciado completamente a aprender ninguna otra lengua, porque no les hace falta. Total que son
capaces “to meet a lot of people” pero, si rascas un poquito, te darás cuenta
que en realidad no conocen a nadie. A ese esfuerzo han renunciado: ya se
esforzarán los demás.
Ahora bien, lo más falaz de todo es pretender
que porque te entiendes en inglés con alguien cuya lengua nativa (lengua madre, dicen algunos también) no lo es lo estás
conociendo. Ése sí, es un punto de encuentro totalmente engañoso. No hay más que ver a un montón de erasmus o de turistas en esos países cuya lengua no les interesa mucho, porque sabiéndola no van a conocer a "mucha" gente "nueva". Son como esos singles y algunos matrimonios que se han recorrido los cinco continentes y cuando les dices que te cuenten de sus viajes sólo te pueden hablar de si los hoteles eran cómodos o no y el colmo de su refinamiento gastronómico es contarte si la comida estaba picante.
Muy práctico eso de "entenderse en inglés",
muy “útil”, pero muy alienante, donde dos personas se vacían completamente en una vertiente exclusivamente práctica y, por lo tanto absolutamente superficial,de la relación.
Hace tres años estuve en China unas semanas y me hacía gracia como la gente te
miraba raro cuando intentabas entenderte
con ellos en inglés. Como diciendo, “aprende tú mi lengua que yo no tengo
por qué aprender la tuya”. Me encontré intentando explicarles que tampoco era mi
lengua, sino una especie de código internacional para hacer turismo “and to
meet a lot of people”, desde luego, poco útil para conocer a nadie. Al final,
aprendí a decir 冰镇啤酒。, para no morir de sed, y 谢谢 para ser mínimamente polite, y la única
palabra que mantuve en inglés fue fork,
-absolutamente esencial para no morir de inanición si, como yo, eres un inútil
con los palillos- precisamente porque en chino no existe el concepto. En cuanto a compras y precios, una solución mucho más útil: no hay tienda o puesto del mercado en China cuyo propietario no tenga en la mano una calculadora para marcarte el precio en yuanes. Puestos a ser prácticos, olvidemos todas las lenguas y postulemos la aritmética como código internacional.
Efectivamente,
los chinos nos dan una buena lección: “entenderse con”, no es lo mismo que
entenderse, ni que entender a alguien. Y defender y fomentar la
pluralidad de las lenguas es una estrategia de resistencia, es apostar por la universalidad frente a una aplastante globalidad neoliberal. Porque yo no
concibo una proyección universal si no es partiendo desde lo insobornablemente
singular y particular. Olvidar los orígenes no es universalizarse es
homogeneizarse. Hablas de que nacer en un lugar u otro es una pura contigencia.
Por supuesto, como el color de la piel o la orientación sexual, por ejemplo. Lo
importante es, una vez que te encuentras estas cosas qué haces con ellas. Puedes
ser homosexual y elegir vivir libremente tu sexualidad y reivindicarla como un
derecho, u ocultarla, casarte con alguien del sexo opuesto para cubrir las apariencias y militar en un
partido homófobo. La diferencia entre esas dos posturas se llama ética y la ética es lo más útil que
conozco.La
ética consiste en la posición de absoluta libertad del sujeto frente al hecho
de la imposibilidad de su absoluta autonomía. Nos encontramos (meet) las cosas, los lugares, las gentes
y los hechos; de nosotros depende si además queremos reconocerlos y conocernos
en ellos.
Yo soy valenciano. Y me pasa como a ti con Galicia, porque por familia y
ambiente soy castellano-parlante. Con el agravante de que por edad nunca pude
estudiar la lengua de mi país en el colegio, porque estaba prohibido. Recuerdo
que por allá por mediados de los 70 un grupo de compañeros nos reunimos alrededor
de un profesor que se ofreció a darnos unas clases al acabar el horario
escolar, con auténtico fervor. Estudiar la lengua de nuestro pueblo era una
ventana hacia la libertad. Era una forma de encarar lo universal desde la
responsabilidad de nuestra particularidad. Ser valenciano era ser algo, por
fin. Luego lo seguí estudiando en la universidad y practicando siempre, como hacemos en los territorios bilingües, alternando una lengua y otra con total naturalidad. Mi opción es defender la forma de hablar el catalán que tenemos por estas
tierras, que me parece mucho más útil que estas actitudes de autoodio, típicas
del partido que lleva veinte años gobernando por aquí.
Un día que esté de mejor humor, igual te
hablo de nuestra inveterada alcaldesa, en el amplio espectro de su
doble moral.
No debería haber alguien más nuevo que
nos interese conocer que a nosotros mismos. Disculpa que te lo diga, pero en ese afán de turista inane, de conocer (to meet) mucha gente no puedo dejar de leer algo de ignorante prepotencia. ¿Para qué querríamos encontrarnos con tantos objetos (gente) de una supuesta relación, si no hemos sido capaces de construirnos como sujetos capaces de mantenerla? Construir lo que hace falta es el trabajo del conocimiento. Por eso, nadie más sobrao que un ignorante. Nada le hace falta.
Cierto, los ciudadanos del mundo lo son porque no tienen
raíces, tienen pies. Pero también es cierto que lo son porque tienen memoria.
Un desmemoriado que odia su propio origen no es más que un lugareño sin lugar,
que un lunático que va por el mundo sin conocer a nadie, porque puede
encontrarse objetos (la gente nueva) pero no puede relacionarse con ellos como
sujeto, es un paleto internacionalizado. He could meet a lot of people, but not knowing anyone else. Fue el gran consejo socrático: conócete
a ti mismo. Porque si te olvidas de ti no podrás conocer nada. Serás un
zombie turístico e inútil en un eterno peregrinaje entre no lugares.
Defender la propia lengua
es una estrategia de resistencia. Defender lo apráctico, el arte, lo creativo, lo
distinto, también. Defender lo particular es el único camino digno hacia lo
universal. De nada vale conocer a mucha gente si no tienes memoria, si no
tienes nada que contarles y aportarles, si no tienes un lugar para conservar el tesoro de la experiencia. De poco vale aprender una lengua para
comunicarte, si no te sirve para expresarte. Eso no es conocer a gente nueva,
eso es hacer business contacts,
networking, no “netliving”, palabra que me acabo de inventar porque en inglés,
simplemente, no existe.