martes, 25 de agosto de 2015

Decencia y Política: Tsipras, Podemos, Carmena (Apuntes sobre el Comunismo, 9)

 (Comentarios publicados en las redes sociales)
  • Sobre el apoyo a Tsipras y ese regusto por "ensuciarse las manos" porque eso es hacer política y la coherencia y la honestidad son moralismo y meapilismo de izquierdas. Voy a ser brevísimo. Los partidos tradicionales de corte liberal-parlamentario, si engañaban, lo hacían a quien estaba constituido bajo la forma subjetiva del "electorado". Y un electorado, como instancia subjetiva es irresponsable -nadie le pide cuentas a un electorado sobre los actos del gobierno que ha votado- pero a su vez es, por estructura, silencioso, mudo, acallable. Sólo puede articular su descontento rearticulando una nueva mayoría a las siguientes elecciones.
    Ahora bien, si te declaras populista y enuncias que tu propósito es articular una nueva subjetividad denominada Pueblo, cuidadito. Porque un Pueblo es radicalmente distinto distitnto de un simple "electorado" y engañar a un pueblo, en tanto has buscado una estrategia de desbordamieno del statu quo bipartidista (derecha-izquierda en el parlamento) tiene unas consecuencias completamente distitnas. Éticas, estratégicas y políticas. Un partido "populista" tiene unas responsabilidades son completamente diferentes, pues, de las de los partidos parlamentarios estándar. Y va a ser juzgado con mucha más severidad que los partidos liberal-parlamentarios al uso. Si quieren ustedes pensar que esto es moralismo y no estrategia, simplemente miren cómo van las encuestas en los últimos meses.
    Es la política, no la moral, lo que cuenta aquí. Porque en una estrategia de desbordamiento, la ética queda completamente subsumida en ella lo cual no significa que se pueda negligir, sino todo lo contrario. El caldo de cultivo del populismo es denso. Y en él la mierda flota con mucha más facilidad. En un entorno comunicativo populista las cloacas del Estado están a la vista. Se ha elegido la espectacularización y la disputa sobre la agenda como campo de acción y hay que ser consecuent con ello. No es moralismo, es política. No seamos estúpidos. No puedes convocar a la gente bajo el epígrafe de la decencia (frente a la casta) y luego presumir de que te gusta ensuciarte las manos.
    No es lo mismo decir que hay que gestionar las cloacas del Estado que traicionar al pueblo por no haber sabido enfrentarse a ellas. Una cosa es ponerse corbata (Alinsky, el maestro de activistas no tenía inconveniente si eso le abría puertas) y otra cosa es empeñarse en seguir llevando coleta (o el cuello de la camisa ostentosamente abierto bajo la americana, como Tsipras) y quejarte de que el nudo que te oprime el cuello no lo hiciste tú y que qué le vamos a hacer. Estabas ahí para otra cosa. Nadie llena Syntagma o La Puerta del Sol para aclamar y reclamar un buen gestor (un buen delegado de la troika), sino un político. Y volver a traicionar al pueblo, que es un actor político, en nombre de la "política" es un error estratégico de primer orden. 
    (25 de agosto de 2015)
  •  Correr el riesgo pillen a tu hija con sustancias prohibidas en un festival de música en pleno verano, te convierte en algo terrible: una persona normal. Eso sí, a mí no me ha pasado nunca. Es que no tengo hijos. A mis padres, tampoco les pasó. De eso, ya más bien, doy gracias a Dios. ¿Cómo puede una derecha tan infecta como la española, que engendra pequeños nicolases, intentar sacar rédito de algo así? (22 de agosto de 2015)
  • Para todos aquellos que dicen que Tsipras "recibió una oferta que no podía rechazar". Parece que a quien siempre ha sido fácil decirle que no es al pueblo. Con cariño. Si va a haber propuestas que no vas a poder rechazar, no te metas en política. Es simple. O, al menos, no te metas basando toda tu propuesta en tu fortaleza para saber decir "no" cuando sea necesario. (22 de agosto de 2015)
  • Me alegro mucho de que Izquierda Unida haya decidido apoyar Tsipras. Sólo porque así desde Podemos no me (a mí y a tantos) podrán acusar de que cuando los critico lo hago por defender posiciones de Izquierda identitaria. Desde el eurocomunismo hasta las tarjetas black la izquierda tradicionalista acomodada con el sistema es una auténtica farsa y la actitud, torpe y misérrima, de IU en este caso lo demuestra. Y demuestra también que su destino electoral les está bien empleado. Hay que ser tontos. Que Tsipras no es el culpable, dicen. Claro que no. Tsipras debía haber sido el responsable, que no es lo mismo.
    Tras toda esta pantomima de convocar un referéndum, ganarlo y traicionarlo, cualquier ciudadano europeo no puede dejar de pensar que durante todos estos meses siempre hubo un hilo directo Berlín – Atenas, a través del que Alexis debió repetir muchas veces: “Don’t worry, Angelines. I’m in charge”. Es el mandato político neoliberal por excelencia: puedes enviar mensajes contradictorios, pero nunca envíes mensajes complejos. Puedes decir lo que quieras siempre que no asome un ápice de la verdad en tu discurso.
    Me indigna que nos llamen moralistas y nostálgicos de la izquierda a los que abominamos de Tsipras. Nada que ver con eso. Simplemente, queremos hacer política y simplemente nos vamos dando cuenta de que los políticos profesionales son nuestro peor enemigo, porque en efecto, entre los líderes profesionales y funcionariales que dicen representarnos la diferencia derecha-izquierda dejó de tener sentido hace décadas. No es el régimen del 78, es el del 45.
    A la mierda la Europa de Maastricht, Bruselas y el Euro. Y todos los funcionariastros que viven de ese cuento. ¿Hay que volver a empezar? Volvamos. Ningún deseo de unidad de la izquierda en mi caso. En todo caso, de unidad popular, que, como hemos visto, es prácticamente lo contrario. La izquierda ya está bien unida, junto a la derecha, en torno al tándem Merkel-Tsipras. Los pueblos habremos de pensar otra cosa. Sí, he dicho pensar. Muy subversivo todo. La multitud debe encontrar su voz. El populismo sólo ha sabido ofrecerle otra versión del cinismo neoliberal, muy mal maquillado. Tsipras no ha conseguido otra cosa que consumar el experimento que ratificara que aún se puede ningunear a los pueblos más allá de las fronteras que había demarcado el neoliberalismo estándar.
    Hay mucha patraña que combatir. Hemos de buscar responsables. Porque a los culpables ya los tenemos bien identificados. Dirán que hablo desde el resentimiento. Tienen razón. Tsipras es el primer político que me ha engañado en esta vida. Y no se lo pienso perdonar.
    (22 de agosto de 2015)
  •  Me llega el rumor de que en la Universidad de Podemos han llamado a Rajoy para que dé un cursillo restringido a la cúpula para gestionar lo de las elecciones griegas. Creo que en el prácticum hay unas horas dedicadas a aprender a manejarse con una pantalla de plasma y que el Tema 1 se titula "Calladito estás más guapo" y el dos algo así como "Si te pone lo inmoral, al menos no presumas" ¿Habéis oído algo? (21 de agosto de 2015)
  • "Los radicales de Syriza rompen con Tsipras y presentarán su propia lista" Por fin, la prensa de la casta utiliza el adjetivo "radical" de forma correcta y adecuada. Radical, como sinónimo de honesto. Radicalidad como sinónimo de coraje ante la verdad. Radicalismo como única forma digna y coherente de compromiso con la democracia. ¿Cómo podría un demócrata ser otra cosa que radical sin que se le cayera la cara de vergüenza? Muy bien por El País. Nunca es tarde si la dicha es buena. (21 de agosto de 2015)
  • Querido @tsipras_eu, no importa quién diga la verdad, sino quién sea capaz de defenderla. Y el populismo europeo ha demostrado no serlo. (20 de agosto de 2015)
 
  •  Ay, Tsipras. Siempre dijiste la verdad. Siempre. Porque la sabías. Simplemente, después de hacerlo te has dedicado a traicionarla con una desvergüenza inconcebible. Escandalosa. Nos has dado una lección impagable. Mucho cuidado con los dicen la verdad, porque que la digan no significa que la tengan. La verdad habla. Fíjemonos por boca de quién y actúemos en consecuencia. Gran lección para Europa. No olvidemos que se diga tras lo que se dice en lo que se escucha. Y hay maestros en engañar diciendo la verdad. Que un voto electoral nunca sea un voto de confianza. Que los cantos de sirena de los que proclaman la verdad no nos impidan pensar si son ellos precisamente los que estarán a la altura de lo que esta verdad exige. La verdad es muy grande para que ningún político profesional, por pura ambición mefistofélica, esté a la altura de ella. He compartido muchas veces esta foto. Hoy creo en ella más que nunca.
    (20 de agosto de 2015)
  • "A fin de dar forma al disenso sobre la interpretación de principios en un marco democrático, lo más adecuado para proporcionar polos de identificación son las concepciones diferentes de la ciudadanía. De ahí la importancia de volver a dar vida a la distinción derecha/izquierda en lugar de apresurarse a celebrar su desaparición. Lejos de haber perdido pertinencia, las apuestas que esta distinción introduce son siempre actuales; lo que importa es redefinidas."
    Leer esto. Buscar autora. Dilucidar el contexto. Pensar hasta dónde puede llegar un método dogmático de pensamiento para silenciar sus fuentes y erigirse el único intérprete verdadero, para acallar toda posible interpretación que se aleje de la dogmática elaborada por la jerarquía y antatemizarla. Prohibamos la traducción de La Vulgata para ser los únicos dueños y gestores de su sentido. Que los fieles no lean ni piensen por su cuenta. Conceptos simples, machaconamente repetibles, huir de toda complejidad intelectual, de todo color de toda gama de grises. "Poca teología y mucha religión".
    A algunos amigos les he comentado estos meses que a para entender como funciona ideológicamente la cúpula de Podemos y los guardianes de su ortodoxia (CQP) lo mejor es irse a los historiadores del dogma católico. La estructura de construcción doctrinal es exactamente la misma que la de los Padres de la Iglesia. Recomiendo la lectura de "Del Evangelio al Dogma: Evolución Doctrinal de la Iglesia Antigua" del teólogo británico Maurice Wiles. Nos enseña muchísimo sobre cómo se construye un pensamiento dogmático. Gritando lo que conviene y silenciando lo que no conviene. (20 de agosto de 2015)
    Por cierto. La cita es de Chantal Mouffe, la viuda de Ernesto Laclau y su máxima colaboradora y colega durante toda su vida y que acaba de publicar un libro junto a Íñigo Errejón, que la considera su maestra. No conviene que la lea el pueblo. Al pueblo ya les explicamos nosotros qué han de entender ni qué no. Sin medias tintas ni gama de grises. (
  • Lo que pretende la derecha criticando las vaciones de Manuela Carmena es una supuesta acusación de doble moral: "defiende posturas de izquierda, igualitarias, por el bien común, pero en el fondo le gusta el lujo, como a nosotros. Y si a ella le gusta el lujo y el lujo nos gusta a nosotros, es porque realmente el lujo gusta a todo el mundo, luego todo el mundo piensa como nosotros, y como la razón es lo que piensa todo el mundo, pues la razón es pensar lo que pensamos nosotros, luego nosotros tenemos razón" Es decir, con este razonamiento tan sencillito lo que hacen es partir de criticar una supuesta hipocresía de Carmena -dice una cosa y piensa otra- para reivindicar la obscenidad de su cinismo: mostramos nuestro amor por el despilfarro y el dinero con toda sinceridad porque es una natural aspiración del ser humano y quien diga lo contrario miente para ocultar sus oscurísimos intereses.
    Bien. Una vez dicho esto sólo les pediría que me dijeran cuáles son esos intereses que Carmena oculta. ¿Qué finalidad tendría para Carmena defender políticas encaminadas a la justicia, a la solidaridad, y a la defensa de los machacados por el sistema? ¿Cómo puede beneficiar mentir de esa manera a Carmena, una señora -con todas la letras- de más de 70 años que ya tenía esos dineros para pagarse unas vacaciones en la costa como tantos madrileños y que no tenía ninguna necesidad de meterse en política, a estas alturas, para poder irse de vaciones? Si me aclaran este punto, igual les doy La Razón. Ah, no!!! que ya la tenían!!! Llamar La Razón a un periódico especializado en mentir, oigan, eso sí que es doble moral. (19 de agosto de 2015)

martes, 18 de agosto de 2015

Ahora te veo, Eurídice. 2

TEMIENDO

El viento pulimentado de la tarde,
con la certeza impune de los locos,
demanda su sonrisa al extranjero,
mientras el azul limpio de tus ojos
desbroza tu cabellera prometiendo
que la conculcación de los azares
será toda de mi culpa patrimonio.
(Grita ebrio un pregonero
que el buen dios ha desertado
de los transportes públicos y nadie
puede odiar como yo odio su culpable
repliegue sobre el anda de su séquito...)
Me ennegrezco pensando que jamás
será tu nombre mi alegría,
que la rosa de tu boca
no alumbrará los senderos de mi acierto,
porque el dios de la culpa siempre ahoga
mi inocencia con su indecente abrazo negro
y deja caer las espinas de la estopa
sobre el vendaval canalla de la suerte.
Cómo duele en mis entrañas
la compunción de este amor sin más objeto,
al saber que los humanos desoímos
el traqueteo mecánico del patíbulo certero
que construye mi deseo mezquino
de que tu amor se funda con mi muerte
en la cálida caricia de los tiempos.

 

 

A CIEGAS

Llegaste con la naturalidad del desengaño
dibujada en las aristas de tu rostro,
afiladas por la bestialidad ingrata
de la miel metálica arrancada
a las babas violáceas del ocaso.
Tu semblante de animal herido pugnaba
por mezclar sangres y almizcles
en la parduzca retahíla de reproches
que rendían mi inocencia de oficiante,
entumecida al sentir que rechazabas
con intemperancia la ajada certidumbre
fluida del tumulto, en nuestra noche
raída por las sucias candilejas
del desamor desollado por los años.
Y sentí en cada poro tu abandono
ofrecido con magnificencia a mi desprecio,
aunque no fuera a mí a quien condenabas
a la inopia calculada del desierto.


Orfeo y Eurídice.  Rubens.


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martes, 11 de agosto de 2015

Podemos y la invención de la izquierda identitaria (Apuntes sobre el Comunismo, 8)

Por algunos comentarios que se me han hecho veo que se me está entendiendo mal en un punto respecto a la entrada del blog que colgué ayer. En absoluto estoy defendiendo la pertinencia de la vieja distinción izquierda/derecha, tal como la consagró el bipartidismo y el parlamentarismo neoliberal, como un descripción adecuada del campo político. En absoluto. Precisamente, lo que digo es que la cúpula de Podemos es quien está reinventando continuamente a la izquierda, bajo el significante de "izquierda identitaria", para poder postularse y sostenerse contra ella. Es un falso enemigo que les viene muy bien para distraer toda la atención y subsumir en él a todo el que disiente de sus planteamientos y condenarlo al mutismo (a veces denominado "pitufismo"). Y lo sé porque a mí nunca me interesó la vieja política, su suciedad, su verticalismo, su burocracia. Y, sin embargo, desde que me acerqué a Podemos estoy siendo acusado, cada vez de discrepo del paleo-leninismo mediático de la cúpula es de pertenecer a ella, cuando lo que les critico es eso precisamente: que han hecho de Podemos una organización vetusta de izquierdas como las de toda la vida.

La cuestión es la siguiente. Ellos tienen una doctrina que manejan como dogma, el hegemono-populismo. Es un corpus de pensamiento basado en una lectura sesgada de Laclau y Gramsci que ellos implementan de forma excluyente y autoritaria. De hecho, convertir a un autor en dogma (es un viejo tic izquierdista de siempre: Marx ha sido su víctima por excelencia) es el peor favor que se le puede hacer, porque al dar su pensamiento por cerrado, por completo y finiquitado, se impide que pueda seguir expandiéndose tanto operativa como conceptual y teóricamente. No hay peor ofensa a un pensamiento que imputarle su completud, que encerrarlo en una doctrina, que negarle cualquier capacidad de expansión teórica en diálogo permantente con lo real. La cosa es que el procedimiento más fácil para dogmatizar (si se prefiere, axiomatizar, impedir que se pueda exigir su demostración o argumentación) es inventarse un Otro discursivo, también completo, al que el pensamiento propio se enfrenta. Ésa es la operación que está llevando a cabo el laboratorio de ideas de CQP al inventarse a una tosca e infamante "izquierda identitaria" a la que acusar de todos sus males y errores y en la que enclaustrar como un gulag enunciativo a todos los que discrepan de la línea oficial. De tal modo, si criticas la noción de significante vacío, o -cosa mucho más común- qué uso hace de ella el comando mediático de Podemos respecto a una determinada cadena equivalencial, es imposible entrar a discutir la cuestión porque automáticamenta van a imputarte que estás rechazando toda la lógica del significante y toda la racionalidad populista porque eres un paleomarxista y no entiendes más dinámica social que la lucha de clases, ni más sujeto político que la clase obrera. Es astuto, no te permitirán nunca discutir lealmente a Laclau desde Laclau. Laclau es suyo y la única lectura de Laclau (o de Gramsci, o de Maquiavelo) es la que hacen ellos. Sólo se puede disentir de ellos siendo paleomarxista. Y te lo repetirán hasta la muerte. Ellos son el núcleo irradiador y o te dejas seducir o eres el enemigo. No cualquier enemigo, además: el enemigo que ellos dicen que eres.

La mayoría de los que he visto discrepar dentro de Podemos, al contrario, lo que teníamos en mente no era una doctrina, sino la necesidad de darle una voz nueva, una voz que había que pensar y que inventar entre todos, a la multitud. Y esa novedad, transida por el vacío y la heterogeneidad, por la falta de una coherencia dogmática es lo que no pueden tolerar de ninguna manera. Por eso, se han inventado un adversario fantasma que es el izquierdista nostálgico de ortodoxias y pureza ideológica, e incluyen en este tótem a todo el que no ratifica su catecismo. A este supuesto adversario, presuntamente tan dogmático como ellos, no lo temen. Lo que temen es la voz libre y radical de la gente atreviéndose a pensar la alternativa al presente y a la opresión (al capitalismo, a la corrupción, a la falta de democracia) sin moldes previos ni ataduras. Y para ello, lo primero que hay que pensar no es la doctrina, sino el dispositivo y su carácter modelizador. Atravesando la selva de símbolos e identidades que constituyen su alienación, deconstruyéndolos y reinventando el espacio de lo común es cómo puede una multitud darse un discurso más allá de los dictados del amo. No buscando un amo (unas identidades) mejor.  Ni necesitando un amo que esté esperando que al fin digan lo que tienen que decir, que les sancione su discurso ni desde la "conciencia de clase", ni desde la orto-hegemonía dictada por un núcleo irradiador. En el siglo XXI establecer una diferencia entre la acción organizada y el espontaneísmo no tiene mucho sentido cuando hablamos de una multitud conectada que no necesita esperar las instrucciones de un centro difusor. Ya no vale de nada crear una jerga nueva, si los aparatos son los mismos. Y, parece ser que en eso coincidíamos todos, teníamos la ventana de oportunidad , el kairós, para que se pudiera iniciar un proceso de subversión generalizada, con la crisis de la representación política que había traído el derrumbe del fantasma del progreso neoliberal. Reconstruir la representación desde una a priori dogmático, desde la ostentación de un saber que ya estaba preparado para sustituir al saber quebrado no parecía la mejor solución, sino un remiendo.

La izquierda de la que hablan los intelectuales orgánicos  de Podemos y sus repetidores es un invento de Podemos y sus intelectuales orgánicos. Nada que ver con la realidad, que es bastante más multiforme y fangosa. Los que tienen pánico de que la gente piense por su cuenta, y por tanto los que tienen interés en enclaustrar a todo aquel que piense en un enemigo reconocible y fácil de batir (la vieja izquierda) son ellos. Yo no tengo interés alguno en este asunto. Y la mayoría de la gente que vi en círculos y asambleas en su momento tampoco. No nos hemos ido muchos de Podemos porque haya traicionado las esencias de la izquierda institucional, sino porque Podemos se ha convertido en un calco de las viejas organizaciones con su doctrina, sus dogmas, su catecismo cerrado a cualquier impugnación de la realidad, su ceguera. Un significante vacío no es un significante limpio de polvo y paja. Por eso, pienso que izquierda hubiera podido ser usado como un significante vacío perfectamente y haberle sustraido su "flotabilidad", su uso recargado de significado que lo desprovee de todo sentido (como democracia, justicia, y tantos otros). La estrategia de Podemos lo que ha conseguido es darle nueva vida como significante flotante, es decir, perder una gran oportunidad de que pudiera integrarse en una una cadena equivalencial contra-hegemónica y emancipadora. El resultado a la vista está. El de la izquierda de siempre: divisiones, grupúsculos, etc. Cada vez más vieja izquierda y Podemos cada vez más atrapado en las rencillas de la vieja izquierda. De hecho, no he visto ese juego en ninguno de los populismos latinoamericanos, que siempre han tenido la sabiduría de usar izquierda como un significante a su favor no como un arma arrojadiza, tal y como lo usa la "derecha" neoliberal y sus demagogos a sueldo, sino al contrario, liberándolo de sus connotaciones desprestigiadas, de su pesado "semema", de su lastre "enciclopédico".

Muchos estamos deseando el diálogo, pero es imposible desde el enclaustramiento discursivo al que se nos ha condenado. Yo, al menos, no he encontrado de ningún modo la manera. El caso es que todas aquellas razones por las que pareció imponerse la necesidad de un análisis urgente y un pensamiento ready made parecen haberse desvanecido. La urgencia de ganar las elecciones porque había gente que estaba sufriendo por las políticas de austericidio neoliberal se ha esfumado. Y no, precisamente, porque esas condiciones hayan desaparecido, sino porque como muchos advertimos, el sistema iba a reaccionar contra las torpes y precipitadas estrategias de Podemos reduplicando en bipartidismo y haciéndole caer en las encuestas. Por supuesto, que ha habido cambios y seguirá habiéndolos y la movilización social que ha supuesto Podemos, la dinamización popular, ha hecho retroceder en mucho al PP. Pero lo que se nos prometió, y por lo que exigió silencio y fidelidad no era eso, sino ganar las elecciones. El caso es que, cruel ironía, Podemos va a quedar como un apéndice por la izquierda del bipartidismo, según dicen las encuestas. ¿Para qué habrá servido todo ese potencial político dilapidado? Parece que quien decidió que Podemos no podía parecerse ni por asomo a un movimiento social y debía convertirse en una máquina de guerra electoral ahora habla de que tras las elecciones habrá que revertir el proceso. Quisiera que me explicara cómo, cuando la representatividad política va a estar completamente cautiva de la cúpula bien asentada en las instituciones. Y cuando los círculos, privados de su capacidad de iniciativa y pensamiento, los pocos que queden, son focos de rencillas y rencor tras meses de descalificaciones e insultos. Yo, claro, no lo veo.  




lunes, 10 de agosto de 2015

Podemos, la izquierda, las sillas y el tablero (Apuntes sobre el comunismo, 7)


Leídas entrevistas con alguno de sus principales ideólogos y algunas reacciones tranquilizantes de los miembros de la cúpula mediática y política de Podemos sobre las encuestas del CIS, uno llega inevitablemente a la conclusión de que su único verdadero enemigo en la actualidad es la izquierda, ese espectro plural, heterogéneo e impuro que ellos pretenden petrificar desde su discurso. Hágase un sencillo ejercicio de análisis de contenido -a los que yo soy poco proclive, porque si a un texto le restas su gramática, su idiolecto, y sus jerarquías internas le estás robando su principal fuente de sentido- de la última y difundida entrevista a su Responsable de Discurso y Argumentario (nada menos) y obtendremos algún dato revelador. La palabra izquierda aparece 22 veces, siempre para señalar defectos de planteamiento y estrategia y cómo el novedoso planteamiento de Podemos supera esa vetusta visión de las cosas. Bueno, ¿y la palabra derecha, que en principio podría -según la interpretación oficial del barómetro del CIS, que dice que los electores perciben a Podemos como una fuerza de la izquierda- nombrar al enemigo? Pues sólo aparece 5 veces. Es más, de esas 5, cuatro aparece junto a izquierda, es decir, con el fin de formular una crítica del eje izquierda/ derecha como falso estructurador del campo político, y mostrarlos a ambos como parte del mismo estado de cosas que Podemos pretende desbordar. ¿Y la palabra "casta", que era curiosamente la que fue creada ex profeso para re-nombrar al enemigo en el proceso desbordamiento de la vieja situación sistémica? Pues, “sorprendentemente”, no aparece ni una sola vez. 

Evidentemente, este estudio transversal del contenido usando técnicas de framing, en el entorno de la teoría del  marco discursivo (al que tan aficionados son académicamente muchos de los miembros más destacados de Podemos [véase y véase]), elidiendo el gesto semántico del texto, reconocible en la huellas que la enunciación deja en él, es muy injusto (aquí intenté explicar cómo y por qué): en la entrevista se habla también de la estructura laboral del capitalismo y de sus perversiones intrínsecas y de una forma muy lúcida, por cierto. Pero no es menos cierto que buena parte ella se dedica a hablar de la situación y de la estrategia política, que es la verdadera preocupación, la verdadera pasión, de la cúpula de CQP, a poco que  prestemos atención a sus declaraciones, tuits, estados de facebook o artículos de opinión. 


Siendo sutiles, se puede advertir que cuando razonan estratégicamente, esto es, cuando intentan asentar su espacio electoral contra la izquierda, es cuando más creativos retóricamente (metafóricamente) son . Sin embargo, cuando hablan contra el capitalismo o el bipartidismo, todo suena un poco a difusión alegórica: el discurso ya está construido -libros, cursos, etc.- y nos limitamos a repetirlo machaconamente.

La clave es obviamente el tablero. Porque, claro, las metáforas modelizan el discurso y también la realidad. El primer problema del tablero como metáfora es que domina el fair play entre los jugadores. Al final, entre los rivales surge una especie de compadreo respetuoso, paralelo al desprecio común que experimentan por la masa que los observa y su griterío. Una vez en el terreno de juego todo lo demás es exterior, es puro público, pura audiencia. Pero, además, es que la partida de verdad aún no ha dado comienzo. Podemos lo primero que necesita no es ganar la centralidad del tablero, sino ganarse un sitio en la partida. Una partida que ya no es de ajedrez, porque se han multiplicado los oponentes –por eso deja de tener sentido, estratégicamente hablando, llamarlos la casta, como si fueran un enemigo único- sino de parchís o monopoly. Y si juegas con un tablero, si juegas un juego formal y perfectamente reglamentado, en el que toda posible contingencia es subsumible simbólicamente en sus normas, si juegas un juego de tablero, lo primero que necesitas es sentarte con tus oponentes. De pie, se quedan los mirones. 


Primero, fue en las tertulias. Ahora, toca ya buscarlo en los órganos legislativos. Y, claro, con quien se juega la silla Podemos es con la izquierda, no con el bipartidismo, que la tiene bien atornillada. Ése es necesariamente, pues, el trabajo previo. Y de un alcance realmente paradójico: cuanto más intentes diferenciarte de la izquierda para ocupar su silla, más te van a identificar los espectadores del juego con ella - como parece haber demostrado el CIS- porque en ese campo único de enunciación de la política, que es la comunicación, son las sillas y no el imaginario contenido semántico de los enunciados, lo que determina las posiciones y su percepción.
 
La obsesión de Pablo Iglesias, y de la ideología cqp por extensión, por el tablero y los juegos de tronos implica lógicamente que ellos entienden la lucha política entre posiciones paritarias, entre iguales. Como hemos dicho, en ese caso, lo prinicipal es el cálculo estratégico y simbólico. Es una opción claramente idealista, antimaterialista. No están pensando en jugársela contra el poder, contra la troika o contra las armas nucleares en manos de los Estados guardianes, contra un Otro inconmensurable y disimétrico. Lo que intentan es ocupar un lugar fijo en la partida, el lugar de la oposicón. Es decir, que su contrincante-tipo es la izquierda, que es quien les disputa ese lugar, no la casta que es un jugador necesario. Por eso, Pablo Iglesias cuando se define como militante siempre lo hace contra sus propios compañeros (véase y véase). Con la casta se postula ya siempre con un talante negociador. El proceso en el que está inmerso Podemos en este momento no es el de la lucha contra el capitalismo (estrategia socialista) ni por la hegemonía popular y la radicalización democrática. Lo que toca ahora es una depredación darwiniana entre los de abajo por la silla y no por la victoria en la partida.


Y para llevar adelante esta operación política se ha construido retórica e ideológicamente una disyunción: La izquierda identitaria vs. El hegemonismo. Que es un simple truco retórico, se deduce de que todo postura crítica o discrepante es enclaustrada en esa construcción discursiva sin atender jamás a la trama enuciativa particular, a la especificidad y posible acierto de los argumentos concretos. Digas lo que digas, si no está de acuerdo con la doctrina cqp eres un izquierdista identitario asolado por la pulsión superyoica de la derrota. Habrá que ver si ellos son de los que "fracasan al triunfar", que decía Freud, porque estas cosas sólo pueden saberse a posteriori.


Miren no. Lo que pasa es que no pensamos que el que "Podamos" vaya a estar claro porque nuestro enemigo es la casta y la derecha, no los partidos de la izquierda sistémica, a los que no pertenecimos nunca por la misma razón que muchos ahora nos hemos alejado de Podemos. Claro que si ése fuera el enemigo estaría bastante más claro que se fuera a poder con él. De hecho, por ese motivo hay una serie de intelectuales orgánicos en Podemos cuya única tarea consiste en un construir un anti-izquierdismo a machamartillo. Como hemos visto, no es que no utilicen el doble lenguaje, pero casualmente cuando atacan a la casta citan (comparten) o repiten consignas. Es cuando atacan a la izquierda, al horizontalismo, a la supuesta militancia disidente cuando se les ve emplearse a fondo, innovar retóricamente desde el sarcasmo y la descalificación. 


¿Y las  bases, las jamás reconocidas bases de Podemos? (“… hay que parar con la idea de que las bases... no son bases, Podemos es un partido de sucesión de ciudadanos, o sea cualquiera se puede inscribir, el voto de todos vale lo mismo”) Pues ahí, alertando de errores que la cúpula no reconoce. Probablemente, lo único que suceda es que los objetivos no son los mismos. Las bases quieren el poder, la cúpula quiere Poder. Aquí el artículo (o su ausencia) determinan y mucho. La gente –de la que las bases podrían ser una magnífica representación metonímica (por contacto) antes de pasar a la representación metafórica (por sustitución)- está harta del jueguecito, del tablero y de asistir calladitos a la partida.


Evidentemente, ninguna pureza en esas bases, ni ninguna nostalgia de pureza alguna por mi parte. Entre las bases hay quien no está en la cúpula simplemente porque no supo jugar sus cartas. Lobos solitarios, excluidos de IU, gente con ambiciones personales que vio en Podemos su ventana de oportunidad y que están también muy resentidos. El empeño por no ir en coalición con las iniciativas municipalistas es síntoma de ello en muchos casos. Pero el dar una de cal y una de arena, a ver si consiguen una posición de fuerza sin ruptura, también. 


Al final, acaba resultando que el único antagonismo es interno: la obsesión de la cúpula es la izquierda y la obsesión de los críticos es la cúpula. Y siempre será así, porque no se trata del tablero, se trata de la silla. Por eso, los elegidos no se afectan mucho por las encuestas. Ellos quieren poder, no el poder. Y las encuestas implican que van a tener silla ante el tablero. Para eso eran las listas plancha patrocinadas. ¿Qué sentido tiene, lanzar una lista y llamarla "equipo del líder", cuando es para ocupar cargos legislativos, no ejecutivos, como si fuera un equipo de gobierno y saltándose además las circunscripciones territoriales, si no es para garantizar las sillas a los fieles en la partida?

Después de Tsipras, el temor es que el populismo haya invertido el viejo adagio guerrillero izquierdista. Ahora toca: de victoria en victoria hasta la derrota final. Y la casta, tan campante, brindando con champange y acordándose entre risas del susto que se pegaron en 2014, antes de darse cuenta de no eran el enemigo, sino sólo un eslogan para presentarse en público y coger un pedacito del pastel de la agenda.

Cuando se empezó a hablar de la política de la gente decente, algunos –puede que de forma un poco precipitada- vinimos a entender que era la hora de la política para los que no sentíamos pasión ninguna por la sucia política, por el trepismo y la lucha descarnada por el poder y el dinero. Es decir, para la inmensísima mayoría, que se movilizó como nunca antes. Hacer política no significaba luchar de una forma denodadamente egoísta por encarnar la representación porque ésta iba a estar escindida de sus privilegios tradicionales, tanto durante el "mandato" como posteriormente (las puertas giratorias). Pero ya parece que lo advirtió Platón (la cita se le atribuye): "No hay nada de malo con que haya gente a la que no le gusta la política, simplemente, serán gobernados por aquellos a los que les gusta".


Es extenuante tener que luchar continuamente contra aquellos a los que crees que nunca hubieras debido contar entre tus enemigos porque ellos te consideran su enemigo a la mínima que intentes pensar por tu cuenta, porque pensar por tu cuenta debilita al que se considera al enemigo frente al enemigo que se debía considerar como tal. Clarísimo todo. Muy Jerry Lewis. Carl Schmitt ha arrojado una inmensa luz y claridad sobre el actual proceso político. Están consiguiendo lo que el matador de toros ante su noble oponente: que los dejemos solos. Eso sí, no en una arena mortífera, sino ante un tablero, con DVD –dos cajas edición de coleccionista, que la otra es para regalar a miembros de la realeza cuando te invitan a beber de su champagne- y mando a distancia.


Dicen el Comité Invisible que la diferencia entre el 1% que domina y el 99% sojuzgado es que ellos están organizados. Ya quedan pocos meses para que acabe este infernal ciclo electoral que parece poder servir de excusa para todo. Probablemente, después sea el momento de inventar otra cosa. Porque si el caso de Grecia no ha sido suficiente, veremos con nuestros propios ojos en casa que la promesa de que se puedan cambiar las cosas formando parte de la organización de los organizados no tiene sentido ninguno. Ni defender a Tsipras porque, pobre, cómo se iba a enfrentar al BCE y el FMI si no tiene armamento nuclear. En eso, sí les doy la razón: el argumento muy de izquierdas no parece
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La secuencia en imágenes:


La imagen de fondo en el Twitter de Íñigo Errejón