martes, 23 de febrero de 2016

Geometrías del ángulo obtuso, 3

COSMOLOGÍA

La luz no sale a buscar,
pero el ojo,
que debía responderle
proporcional y racionalmente,
suspira permeable por las curvas,
resuella en su zigzag mundano acosado
por su compañero volumétrico,
por los labios, por las manos,
por la pasión de las tierras,
por las espadas y las muelles humedades.
Mantenerse al tanto,
en este asteroide ignaro,
induce la ceguera
y el desamor por la parte
trasera del espejo.
El rufián y el tramposo,
como el hijo de la niebla,
desdeñan el hogar tibio
en que la muerte
ordena las alacenas,
mantiene la llama viva de la verdad
y nos amamanta con su lisa calidez.
El conocimiento es una gema enorme
pero cegadora
como la planitud de los planetas.

QUINTO POSTULADO

Junto a la sombra hay un camino,
junto al camino me odian
los trigales con su llama.
La redención es negra
y dorado el desamparo,
y granate la orfandad,
y gris el amor fraterno,
y la muerte blanca
como sólo podría serlo
el viento si tuviera color.
Cada tecla acompaña
a su trueno,
cada arruga a su verdad,
cada recuerdo a su olvido,
cada olvido a su cara,
cada cara a su cruz,
cada equilibrio a su canto.
Nada es más verdad
que la negritud que hace por salvarme
de su razón simulacro.
Mi destino tiene una dimensión.
Mi enclave, cero.
Vivo aquí.
¿A quién pretendo engañar?

domingo, 21 de febrero de 2016

Más divagaciones en el interregno.

 En Facebook.


  •  Si verdaderamente se produce un acuerdo de gobierno Psoe / C’s, veo algunos puntos que cabría poner sobre algunas íes:
    1. Se habrá perdido un oportunidad histórica de enviar al PP al sumidero de la Historia. Valga la redundancia de cero sobre cero, porque si se pierde la oportunidad, se pierde la dimensión histórica que potencialmente tiene esta legislatura.
    2. Ya me he cansado de hablar de la responsabilidad del Psoe en ello (aquí, las entradas en las que he glosado el tema:
    España y sus soberanías, ¡Hasta aquí! (sobre la peculiar lógica de los límites que impera en la política española), Pablo Iglesias, el príncipe nuevo...)
    3. Pese a considerar que el referéndum en Catalunya es esencial y perentorio, veo que el sr. Iglesias y su corte no han hecho nada más que utilizarlo para ahuyentar al Psoe porque su jugada es quedar como fuerza única de la oposición, como ya advertí el otro día.
    4. Si todos aquellos palmeros y hooligans de los que muchos hemos recibido insultos por criticar las aberraciones y trapacerías del pablismo (cecupismo) dominante en Podemos y su repugnante concepción de la política como un juego de tronos entre élites, esgrimiendo que había prisa por llegar al gobierno para solucionar los problemas de la gente que peor lo estaba pasando, y que los que hacíamos cualquier crítica éramos casta colaboriacionista (en mi caso casta universitaria, chúpate esa mandarina) procederé a pensar que no eran unas malas bestias desorientadas, sino que estaban perfectamente instruidos por la cúpula para ejercer ese papel de acoso, derribo y mobbing. No sólo en las redes, sino con técnicas filonazis en los mismos círculos. Sería gravísimo.
    5. Si el pacto se materializa, las iniciativas municipalistas tienen los días contados. Primero, porque el gobierno central bloquearía vía BOE y vía (falta de) financiación cualquiera de sus propuestas. Pero, segundo, es de preveer que el Psoe cambiara sus alianzas en los ayuntamientos y autonomías en consonancia con el gobierno central. Dado que estas plataformas no tienen estructuras partidarias fuertes, sus días estarían contados.
    6. Y de paso se explicaría el menosprecio hecho a las municipales por Podemos con la excusa de que no podrían controlar quién entraba en sus listas, cuando la propia cúpula ha llenado los consejos ciudadanos municipales y ha enviado a las elecciones de las plataformas municipales a todos los trepas y enchufados que ha podido. Al resto, les ha ofrecido puestos de asesores por libre designación. Tenían prevista la jugada.
    7. El sistema habría vencido a Podemos (¿remontada?¿qué remontada si es C,s quien va a acabar en el gobierno?) con la inestimable colaboración de su cúpula, que nunca quiso un poder que le quemaba en las manos, sino incrustarse en la élite. No pueden ser tan torpes que no hayan visto que en solitario no llegarán nunca al poder, como he explicado estos días.
    8. Sería una demostración palpable de cómo el populismo y el culto al líder pueden ser el mejor antídoto contra una hegemonía de progreso y de radicalización democrática en un entorno europeo. Si en Latinoamérica los valores populares son otros, aquí no se puede soslayar la oposición derecha-izquierda con la estúpida idea de que está obsoleta o superada.
    9.No hay más que mirar al desastre andaluz. Me alegro infinito de la existencia de Compromís, que deshace el statu quo que impera en Madrid, Barcelona, y en las comunidades monolingües. Eso y una temporada en segunda línea pero con la sartén por el mango pone al PP en una posición inmejorable para acumular fuerzas y volver con ímpetus renovados. C’s nació con esa exclusiva misión y la está cumpliendo a las mil maravillas: salvarle los muebles al régimen post-franquista.
    10. Todo este panorama tiene un pútrido aire familiar de decadencia de las élites que es lo que he querido destacar como parodia en mi columna de ayer, tras varios días tomándome el tema muy en serio. (17 de febrero)
  •  Yo también me sumo a ‪#‎YoapoyoaRitaMaestre‬. Sobre todo porque pasar de activista a política no es un tránsito fácil y la casta está al acecho. Aunque quienes han hecho ese tránsito ya no usen la palabra casta... (16 de febrero)
  • Creo que era necesario exponer la relación entre la oportunidad histórica que vivimos de desplazar al PP de todo escenario político democrático, que contamina con su mera presencia, y hacerlo poniendo sobre el tapete cosas que preocupan, y mucho, a territorios alejados del centro político y geográfico de la Península Ibérica y que desde allí no suelen comprenderse. Que esa misma idea de España es la que está utilizando continuamente el PP y la derecha secular española para librarse de la censura a sus políticas y a su falta de moral. Espero que nadie, desde lo que he llamado comunidades monolingües, se sienta molesto. Lo digo sinceramente. Si he criticado algunas posiciones sostenidas desde Madrid ha sido como locus enuntiationis -esto es, como construcción discursiva- no como un lugar geográfico, social ni étnico. Muchos madrileños no entienden qué nos ofenden de posturas que ellos consideran naturales, como muchos hombres no entienden que algunas de sus actitudes puedan ofender a las mujeres, muchos blancos lo mismo con los negros, muchos payos con los gitanos. Si no se dicen, no se sabe. Y hacer esas observaciones a gentes de buena fe no es provocar, sino ilustrar, dar a conocer. Tan atentados al pueblo español han sido durante estos años las mordidas y corruptelas, como el BOE (ley mordaza, empobrecimiento de los asalariados, negación de los derechos nacionales a Catalunya, etc.). Y el soberanismo españolista es el máximo común divisor entre la corrupción y las leyes reaccionarias contra las españoles que ha implementado el PP para enriquecer a sus políticos con las migajas que caían de los panes que ponía en la mesa del gran capital.
    Aquí comparto por última vez, pues, mi columna del viernes, para los que no la hayan visto durante el fin de semana. Sé que es larga y puede que polémica (poco compaciente con ninguna línea política estandarizada), pero pese a lo que algunos me critican, no considero que el respeto a mi potencial lector pase por darle píldoras fácilmente y rápidamente ingeribles, sino por proveerlo de argumentos y de posiciones desde las que pensar las cosas, como otros muchos hacen conmigo.
    Espero haber sido útil con esta visión de las cosas, que si me he decidido a publicar, es porque no la había visto formulada del modo que yo lo hago en ningún sitio. Esa forma de articular otro punto de vista es el único posible valor del artículo. Gracias por vuestra paciencia a los que invirtáis vuestro tiempo en leerlo.
    Y gracias a Valencia Noticias, el único sitio en que hubiera podido publicarlo, por su forma y por su contenido. (15 de febrero)
  •  Cada vez que la Sra. Aguirre dimite, que ya van varias, no hay más remedio que preguntarse contra quién. La decencia no le ha quitado nunca el sueño, así que si se va de un cargo siempre es para poder golpear con más fuerza a quien considere su enemigo. No he conocido nunca a una alimaña política semejante, ni entre sus compañeros de partido. La otra pregunta podría ser con destapar qué la han amenazado esta vez, porque tiene que ser gordísimo. Pero, vamos, una de dos. Por miedo -pero, insisto, tiene que ser a algo muy gordo para conseguir asustar a semejante depredadora política- o por alguna variante estratégica del odio. Por vergüenza, es por lo único que podemos estar seguros de que no. (14 de febrero).
  • No hay una voz del pueblo distinta de la voz de la multitud. (13 de febrero)
  • La santísima ostia. Einstein era la santísima ostia. Yo que siempre me declaro anticientifista contumaz y que nada desprecio más que el racionalismo doctrinario, que no es más que un subterfugio para débiles mentales, siento una tremenda admiración por este tipo despeinado y apariencia de andar siempre por las nubes y en pijama. Esta tarde no he tenido sino otra ocasión para ratificarme en ello. Me interesa desde hace años la historia de la ciencia y llego a ella a través de su divulgación y sus relatos, porque mi formación en esos campos no da para más. La física del siglo XX es una epopeya apasionante como lo es la matemática. Ahí Gödel, Von Neumann, Turing, etc. En el otro lado, Schroedinger, Heisenberg, la teoría de las supercuerdas y sus 11 dimensiones y universos paralelos. Pero Einstein es su gigante. Ir cien años por delante de la tecnología y la experiencia no es poca cosa. Haber predicho desde la materia obscura -de la que luego se desdijo, si no me equivoco, porque le parecía contranatura-, las ondas gravitacionales, haberse cargado todo lo que el positivismo mecanicista había convertido en dogmas como el tiempo y el espacio absolutos, no está al alcance de cualquiera. Nos puso al borde del abismo. Nos señaló todos los límites del sentido común kantiano y newtoniano. Eso sí, con un pulso genial. Hoy he sentido un escalofrío parecido al que suelo sentir cuando escucho un himno libertario. (11 de febrero)
  •  Este sujeto deberá de pagar alguna vez por todas las animaladas que ha hecho. Habría que pensar en llevarlo a juicio por calumnias, por prácticas oscurantistas, y por un atentado a la democracia como es la Ley Mordaza. Yo sí estoy esperando como agua de mayo un gobierno donde no esté esa panda de gangsters llamada PP. (10 de febrero)
  • ¡Qué sucia es la política, no te puedes fiar de nadie! (Es lo que es capaz de estar pensando Rita de los rajoyistas que ahora quieren defenestrarla a cualquier precio. A fer la mà xoriça botiflera!(7 de febrero)




  • Se puede odiar a Canal 13,
    Se puede odiar a La Razón,
    Puedes indignarte con El Mundo,
    Pero cuanto más abundo,
    Intereconomía permanece
    En el rincón más profundo
    Del odio en mi corazón.

    (2 de febrero)  

En Twitter.











viernes, 19 de febrero de 2016

Ahora te veo Eurídice, 5

OTRO TIEMPO

Busco un tiempo de mi vida excomulgado.
Un tiempo que escape a la división arbitraria
entre la vida y la muerte, bastarda
eternidad fallida
que a duras penas
puede acabar con la vida
porque nació con ella.
 

Busco un tiempo donde pueda
divisar el amor que te tuve
sin que mi corazón lo palpite,
sin estrépito, de lejos.

Un sátiro, Pedro Pablo Rubens
Hacer de tu amor monumento universal,
como una huella
que examino en un camino que no anduve.

 

Y dibujar allí tu imagen, pura,
descarnada;
nunca viva, nunca muerta,
emblema de todas la mujeres

a las que he infligido sin perdón su encarnadura
en la condena de mi dicha.
 

Exijo un tiempo en el que pueda sentir hambre
por mis entresijos de alimaña,
y leer en ellos mi destino
sin la premura carmesí de la existencia,
abdicar un segundo sólo de esta vida,
de este maldito ser que me atenaza.
 

Y contemplar desde ese promontorio un ayer sólido,
incontaminado de la cadena de las causas,
como el cieno azul del paraíso,
un tiempo sin mi vida,
un instante inconsecuente, sin fianza.
 

Y con ese légamo expatriado, libre,
volver a crearme,
desasido de las ruinas de mi tiempo,
como un dios verdadero, inflamándome
de amor con pedregoso desaliento
por la criatura que soy,
de mi propio amor indigna,
para amarme entonces sucio, vivo,
renovado, reptante
de la gloria, leal al cieno,
efímero.
 

Y tras haberme desistido y recreado,
con el respeto que los ángeles
han de tener por su carne imaginaria,
volver con furia y morder la mano
que me prohíbe el fruto y tentar mi alma,
trofeo para un infierno
del que me sueño, al fin, digno monarca.

martes, 16 de febrero de 2016

Dramatis Personae

Un rey-padre apático, perezoso, untuoso, indolente, blando, oleaginoso. Sus hijas atesoran una afecto cainita y ñoño por el padre impotente, que no cesa de exigirles pruebas de su amor. Tan contumaz con sus hijas, como hostil hacia sus hijos, de los que desconfía hasta la enfermedad. Contra él guerrea en palacio una madre-reina veleidosa, dotada de habilidades felinas, pero guarnecida con una codicia hiénida, que no cesa de hurgar en la herida purulenta de su castración exigiéndole pruebas de virilidad de las que lo sabe incapaz. Celosa de sus hijas, pérfida y desconfiada también con los vástagos de su marido.

Un primogénito sin carácter, que ha heredado todas las taras de la dinastía y se intenta levantar contra su progenitor sin tino ni fuerza, apoyado en una corte propia llena de viejos hidalgos amargados y traidores.... Continúa.

lunes, 15 de febrero de 2016

Pablo Iglesias, el príncipe nuevo.



Vistas las actitudes de Pablo Iglesias, ¿alguien puede pensar que tiene el más mínimo interés en un gobierno de progreso, esto es, en desalojar al PP del poder ejecutivo central? Es que viéndole la chulería con la que trata al Psoe, da qué pensar. Vamos a ver, si la cosa es criticar muchas actitudes reaccionarias del Psoe, me apunto desde siempre. No hay más que ver lo que está haciendo Susana Díaz en Andalucía. Ahora bien, si nos fijamos en la trayectoria del Sr. Iglesias Turrión, las claves parecen ser otras. Lo primero que hizo fue desalojar de Podemos toda posibilidad de una voz plural y multitudinaria. Los llamados críticos en el interior de Podemos, lo fueron porque se les (nos, con perdón) empujó a ese lugar. De tal modo que pasó a ser crítico todo aquél que no se adhería al borrador de Claro que Podemos y sus estrategias de jerarquización, sectarismo y segregación centralizante, que cambiaba radicalmente el modelo organizativo del primer Podemos.  Bien.

Tras eso, se trató de destrozar a IU, su principal enemigo en el campo de la izquierda. Que era su enemigo, lo decidió él (y su camarilla), en la conocida clave schmittiana que había aplicado con la máxima crueldad que pudo, y el apoyo de sus hooligans, en el interior de PodemosPor eso, durante este verano defendí en varias ocasiones que el único enemigo verdadero de Podemos era la izquierda, que su único interés era conquistar y depurar todo ese campo político para detentarlo en exclusiva. Y es que lo que está haciendo ahora con el Psoe me impide no reafirmarme en esa idea. Da toda la impresión de que Catalunya se traiga al pairo, y sólo esté utilizando el referéndum como envite  para hacerle la vida imposible a Pedro Sánchez (por lo que llevo visto, el líder más cándido de los cuatro partidos minor-mayoritarios), provocar nuevas elecciones y asolar completamente el territorio electoral socialista. 

Todas mis críticas a Podemos han sido siempre del lado enunciativo, esto es, organizativo y ético, no programático. Por eso,  en mi columna de esta semana apoyo su propuesta de referéndum como esencial. Y puedo ver bien muchas de sus medidas sociales. Pero no se me oculta que todas estas medidas programáticas en las manos de prestidigitador del señor Iglesias quedan completamente relativizadas, porque lo único que le interesa es su juego de tronos electoral y las hace aparecer o desaparecer según convenga exclusivamente a este interés. Por eso, pienso que los programas, en sí, diga el padre Anguita lo que diga, son siempre papel mojado. Sea en un pacto con el electorado y exactamente igual en un pacto entre líderes. De hecho, que a las primeras de cambio propusiera como ministro a Alberto Garzón me hizo reafirmarme en la sospecha de que la demolición de IU, y el asolamiento de Ahora en Común, no fuera algo perfectamente pactado entre ambos. (Y anoto ya mi sospecha de que el trabajo de demolición del Psoe no esté pactado con el propio Sánchez, aunque no tengo aún más que una hipótesis alcanzada por deducción y ningún dato que me lo confirme),

Recordemos que el referente político por excelencia de PIT es Maquiavelo. Véanse algunos extractos del Cap. XVIII de El Príncipe y se me entenderá. Las cursivas son de mi cosecha, pero el conjunto no tiene desperdicio:


"Por consiguiente un señor prudente no puede, ni debe, mantener la palabra dada cuando tal cumplimiento se vuelva en contra suya y hayan desaparecido los motivos que le obligaron a darla. Y si los hombres fuesen todos buenos, este precepto no lo sería, pero como son malos y no mantienen lo que te prometen, tú tampoco tienes por qué mantenérselo a ellos. Además, jamás le han faltado a un príncipe motivos legítimos con los que disimular su inobservancia. Sobre esto se podrían aducir infinidad de ejemplos modernos y mostrar cuántas paces, cuántas promesas se han revelado vanas y sin efecto, por la infidelidad de los príncipes: y el que mejor ha sabido imitar a la zorra ha salido mejor librado. Pero hay que saber disfrazar bien, tal naturaleza y ser un gran simulador y disimulador: y los hombres son tan crédulos, y tan sumisos a las necesidades del momento, que el que engaña encontrará siempre quién se deje engañar.
(…) Un príncipe no ha de tener necesariamente todas las cualidades citadas, pero es muy necesario que parezca que las tiene. Es más, me atrevería a decir eso: que son perjudiciales si las posees y prácticas siempre, y son útiles si tan sólo haces ver que las posees: como parecer compasivo, fiel, humano, íntegro, religioso, y serio; pero estar con el ánimo dispuesto de tal manera que si es necesario no serlo puedas y sepas cambiar a todo lo contrario. Y hay que tener bien en cuenta que el príncipe, y máxime uno nuevo, no puede observar todo lo que hace que los hombres sean tenidos por buenos, ya que a menudo se ve forzado para conservar el estado a obrar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad, contra la religión. Por eso tiene que contar con un ánimo dispuesto a moverse según los vientos de la fortuna y la variación de las circunstancias se lo exijan, y como ya dije antes, no alejarse del bien, si es posible, pero sabiendo entrar en el mal si es necesario. Debe, por lo tanto, el príncipe tener buen cuidado de que no se le escape jamás de la boca cosa alguna que no esté llena de las citadas cinco cualidades, y debe parecer, al verlo y oírlo, todo compasión, todo lealtad, todo integridad, todo humanidad, todo religión. Y no hay nada que sea más necesario aparentar que se practica, que esta última cualidad. Y los hombres, en general, juzgan más por los ojos ojos que por las manos; que a todos es dado ver, pero tocar a pocos. Todos ven lo que pareces pero pocos sienten lo que eres y esos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría que tiene además el poder del estado que les protege; y en las acciones de todos los hombres, especialmente de los príncipes, donde no hay tribunal al que apelar, se atiende al resultado. Procure pues el príncipe ganar y conservar el estado: los medios serán siempre juzgados honorables y alabados por todos; ya que el vulgo se deja cautivar por la apariencia y el éxito, y en el mundo no hay más que vulgo; y los pocos no tienen sitio cuando la mayoría tiene donde apoyarse. Cierto príncipe de nuestro tiempo, al que no es oportuno nombrar, no predica más que paz y lealtad, cuando de la una y de la otra es acérrimo enemigo; y tanto la una como la otra, de haberlas observado, le habrían arrebatado o la reputación o el estado."


La diferencia entre PIT y otros teóricos políticos, comenzando por Gramsci y siguiendo por Lefort, es que si aquellos reivindican la figura de Maquiavelo a partir de su contexto, éste lo hace de modo acrítico, eterno y absoluto. Y lee los mensajes culturales de forma sesgada y transversal, sin establecer diferencia alguna entre enunciado y enunciación. Véase la última frase que he subrayado y piénsese si tenía vigencia esta dicotomía entre el ver y el tocar como modalidades del saber, qué consecuencias puede tener en un entorno mediático, telecrático y televisivo como el actual. PIT puede vender  a sus militantes que está mintiendo, engañando y arrinconando a la derecha, pero en un entorno de opinión (de esfera) pública a la vez que se engaña al enemigo se está engañando al pueblo, porque ambos comparten el mismo espacio enunciativo.

No deja de ser curioso que en estos últimos días los dos grandes protagonistas de la política sean un nuevo aspirante a príncipe y una vieja reina madre. Entre Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre habrá tantas diferencias programáticas como se quiera, pero en lo estratégico la coincidencia me parece más que obvia (y ello, lógicamente, es suficiente para un planteamiento crítico): ambos, en su soberbia individualista, están disparando contra su propio campo para fortalecer en él sus opciones personales. Si la comunicación es el campo único de enunciación para ambos, con sus ruedas de prensa, no pueden quejarse de que para otros sea el campo único de juicio….. Llevo 25 meses deseando equivocarme y deseando reconocerlo, pero es que la realidad está siendo muy tozuda. Y más aún deseo equivocarme, ahora que como dije hace sólo tres días, un pacto anti-PP (antifranquista) me parece más urgente que nunca. Y un Podemos en solitario tiene un techo electoral evidente.



Malos tiempos para los crédulos.

viernes, 12 de febrero de 2016

¡Hasta aquí! (sobre la peculiar lógica de los límites que impera en la política española).


1. Un mandato histórico.

Hasta aquí puedo llegar, hasta aquí puedo ceder, hasta aquí de muchas cosas. “Hasta aquí” señalando una parte del cuerpo (a elegir según el cuerpo) o señalando un abstracto límite jurídico y conceptual. “Hasta aquí” parece la frase clave en estos momentos de negociación pregubernarnental. Hay líneas rojas de los partidos y hay hastaquíes de los ciudadanos. Yo por ejemplo, estoy hasta aquí, en el sentido corporal (de qué parte del cuerpo hablo, lo dejo a la imaginación del lector, pero si se hubiera tratado de la coronilla, lo hubiese dicho y ya está, ¿no?), de oír al PP y sus voceros que han ganado las elecciones, cuando es más que obvio, como ya he apuntado en otras ocasiones, que las han perdido. Que ellos, más allá de toda ética y sensibilidad, hayan conseguido unir a toda su comunidad de goce en un solo partido, con un simple apéndice llamado C’s como tributo a la nueva política, no implica que hayan ganado. Dicen que la sociedad española ha mandado un mensaje claro. Técnicamente hablando, podríamos definir a la Sociedad Española como un montón de peña heterogénea, una parte de la cual fue a votar el 20D. Reconocerá el lector que es una de las más exactas y ajustadas definiciones que habrá leído nunca. La realidad es rizomática y una mirada radical sobre la realidad implica no eludir la complejidad que se deriva de su núcleo de inconsistencia. Lo contrario, la claridad impuesta como ideal, implica acabar andándose por las ramas siempre. Los deleuzianos que puedan pasar por aquí, supongo que me comprenderán.

No hay más que ver la distribución de las comunidades autónomas y ayuntamientos, tras el último ciclo electoral, para vislumbrar lo terrible que sería esa tensión si el PP controla el gobierno central. Y más aciago aún para el País Valenciano, con todo el trabajo que hay que hacer aquí, en lo político, lo social y lo administrativo, tras un cuarto de siglo (en la ciudad de Valencia es así) de poder absoluto del PP, como demuestran gúrteles, taules e imelsas. Claro que también da miedo pensar lo terrible que será el PP en la oposición, ahora con la voz y la coartada de C’s secundándolos y velando por sus intereses, como ya están mostrando en las negociaciones actuales para la investidura. Hará falta una sociedad bien armada de decisiones y argumentos para enfrentarse al PP neoliberal a machamartillo y traidor a España, que ya conocimos con Zapatero. Ya hemos visto de la maledicencia mendaz de un Margallo o de un Fernández Díaz en foros nacionales e internacionales. Y ya hemos visto la enésima intentona de resucitar a ETA con el caso de los titiriteros.

El PSOE, pues, tiene, en su nuevo papel de segunda minoría, pero perfectamente articulable con todas las fuerzas políticas que no tienen su origen histórico o intelectual en el franquismo, un mandato que se me antoja obvio (que no es lo mismo que claro): la obligación de apostar por regeneración y la necesidad del superar el atado y bien atado del régimen del 78, contra las tutelas del ejército (artículo 8.1 de la Constitución), los grandes grupos mediáticos (que ya tienen decidida su apuesta anti-progreso, disfrazada de apuesta anti-Podemos) y la Iglesia. La gente, las mareas, los traicionados por el consenso del 78, no pedían otra cosa cuando decían no nos representan. Creo que el PSOE, partido viejo, debe de tomar nota de que su vieja guardia constitucionalista, indudablemente monárquica, pertenece al pasado.

En cuanto a Podemos, muchos hubiéramos preferido también un partido distinto de los partidos tradicionales, pero los media se encargaron de hacer triunfar en su seno a un modelo vertical y jerárquico mucho más manejable y domesticable. Y, si la operación doma no sale bien, mucho más fácil de derrotar -guarecido tan solo en la telecracia y el paraguas mediático- que una formación dinámica y populosa con unas bases entusiasmadas que lo incardinaran en la sociedad, que hubieran hecho de él un instrumento de la hegemonía popular y no simplemente, una nueva formación de izquierdas más. No hay nada más viejo en la política occidental europea que un partido de izquierdas nuevo.

Aun así, PSOE y Podemos tienen una deuda histórica con el pueblo español y deben buscar por todos los medios el acuerdo para derrotar al PP con la democracia, que ellos sólo aceptan a regañadientes y con la frialdad del máximo formulismo jurídico. Y no sólo por la corrupción o el nacional-catolicismo crápula de pandereta, sino también contra el soberanismo burocrático español que es lo que les permite conjugar sus casposos valores conservadores y castizos, el populismo demagógico de la extrema derecha, con el máximo del cálculo neoliberal. Todo, hoy, puros disfraces de la su rapacidad corrupta
.
Porque el caso es que al PSOE, si decide darle la espalda al progreso, no le queda otra que desaparecer a corto plazo, como su homólogo el PASOK, por quedarse sin electorado potencial. Si pacta con la izquierda, no. Con la existencia de C’s pueden estar seguros que ni un solo voto de centro derecha –sociológico o deliberado- ha ido a ellos. Los que le han quedado son los que le venían de izquierda, menos los que le ha robado Podemos.

Podemos tiene un futuro más complejo, si no consigue el pacto, debido a las ataduras de sus estrategias territoriales. Y no hay más que ver todos los equilibrios que se han visto obligados a hacer las CUP. Si no hay tal pacto de izquierdas, tiene el protagonismo asegurado y una gran responsabilidad: ser el único partido de la oposición. Excusa para tener cuatro años callada a toda posible disidencia interna y externa: montarían otro antagonismo schmittiano y acusarían a toda voz crítica de colaborar con el tripartito de la derecha. El problema es que entonces Podemos va a tener un techo electoral siempre porque, como su secretario general bien sabe, en las comunidades plurilingües no van a conformar nunca una posición hegemónica por sí solos, porque la lucha anti-postfranquista va, de suyo, incluyendo al nacionalismo desde hace décadas. Es decir, Podemos va a ser una fuerza eternamente opositora en España.

Y ése es el principal “hasta aquí”: hasta aquí de PP. Ya está bien. Ya sé que algunos en el PSOE odian más a Podemos que al PP (algunos ex de Podemos también y muchos de IU), por sus pésimas formas y nulo pudor en la ostentación de su narcisismo, pero deben de hacer un ejercicio de responsabilidad… Aun así, el PP debe ser barrido como lo que ha demostrado ser: una banda organizada para conseguir mordidas y blanquearlas después. El PSOE no puede hacer lo que hizo Felipe González a finales de los 80, sostener a un PP que se estaba cayendo a trozos porque el muy espabilado confiaba en su techo electoral, techo que rompió posteriormente para dolor de todos los españoles.

2. España como línea roja.

El caso es que con la cuestión del proceso catalán, parece que la línea roja por excelencia, en este momento de negociación política pre-gubernamental, es precisamente la idea de España. No es extraño, pues es de todos sabido que el nacionalismo español es el núcleo ideológico de la España reaccionaria. Lo que pretendo en este texto es darle una dimensión al problema algo distinta a las habituales. Porque si nos fijamos, la unidad de España y las acusaciones de corrupción al contrario son los dos argumentos electorales por excelencia en este país (y en sus países), tanto en una dirección como en otra. El soberanismo y la corrupción son los grandes anclajes sintomáticos, patho-lógicos, en la política española, por eso uno actúa como antídoto del otro. Lo mismo que pasa con el PP en España, pasa con CiU en Catalunya: el nacionalismo, el soberanismo, ha sido un perfecto antídoto contra cualquier repercusión electoral de los problemas de corrupción. La correlación parece más que evidente. De ahí, que las CUP, anticapitalistas e independentistas, se las hayan tenido tiesas con este agujero paradójico en el trasvase entre moral y política. A su vez, el regionalismo españolista ha sido la causa de la ceguera de los valencianos ante la corrupción (“són els nostres”) con la increíblemente efectiva amenaza del catalanismo de la izquierda como miserable como coartada. Así, que el nacionalismo progresista, tras mucho sufrir aprendió la lección: Compromís ha conseguido crecer atacando a la corrupción y pasando a segundo plano su modelo nacional y territorial. La correlación entre ambos ítems me parece más que evidente.

Ciertamente, quien ha fomentado el soberanismo como falacia política ha sido el PP. Atacando a Catalunya, mucho más odiada por los monolingües que el País Vasco, por ejemplo. “Al vasco se le teme, al catalán se le odia”. Al valenciano y al gallego y se les desprecia, añado. Así, jugando con la cuestión del goce y el narcisismo de las pequeñas diferencias, ha conseguido que la izquierda encalle en esa línea roja. En un planteamiento marxista clásico diríamos que ha ganado una partida muy relevante en el juego de la lucha de clases, que ha dado un jaque de muy difícil salida. La cúpula de Podemos se ha dado cuenta de ello y está haciendo malabares en los territorios no monolingües del Estado. En política esto es curioso porque, a nivel de Estado, tanto el planteamiento de clase como el planteamiento hegemónico han quedado reputados pura ideología comunicativa. No tocan lo real del goce, no tocan lo inconsciente (que es lo verdaderamente operativo, lo que tiene consecuencias) de la política.

La gran conquista del neoliberalismo consensual-constitucionalista español ha sido marcar como nacionalistas y soberanistas desafiantes a los que reivindican su diferencia y desmarcar su prepotencia, conquistadora y homogeneizadora, de esa categoría. El neoliberalismo es especialista en estas cosas. Pensemos cómo el imperialismo occidental es hecho pasar por neutra democracia formal, frente a todo populismo, incluido el islamista, no connivente con los intereses imperiales de Estados Unidos y de Europa… Así, el PP y luego C’s han conseguido marcar como nacionalistas a todos los demás y llaman a lo suyo “constitucionalismo” Y el PSOE, en buena medida se ha dejado pinzar en el asunto, olvidando su pasado federalista (y republicano) y transigiendo de mil amores con el régimen monárquico y autonómico.

De este modo, el nacionalismo español ha mantenido a todas las comunidades monolingües periféricas en el anclaje del subdesarrollo y el folclorismo. El lenguaje periodístico las ha designado como “baronías territoriales” y de ellas se encargó el bipartidismo. Los monolingües periféricos (Castillas, Andalucía, Aragón, Asturias, Extremadura, etc.) se han considerado defensores por antonomasia de la unidad de España, odiando a Catalunya por insolidaria. En los otros territorios, sin embargo, el bilingüismo ha servido al menos como barrera de defensa. Hasta el un País tan dividido como el Valenciano, en el que viven enfrentados dos modelos de identidad territorial. La cúpula de Podemos vio, como ya advertimos hace un año, que la posición valenciana, lejos de ser irrelevante, era un magnífico termómetro de lo que pasaba en todo el Estado. Y el incipiente giro copernicano que estamos viviendo en Valencia puede ser síntoma de un cambio general de ciclo, como no lo ha habido, en lo electoral, desde hace casi 30 años. Por eso, entendí perfectamente que Errejón hablara de “valencianizar” España. Al fin y al cabo, como estudioso del caso boliviano que es, sabe cómo un proceso de descentralización plurinacional puede implicar y encauzar un giro hegemónico. Lo que parece que no han anotado de momento, dada su fe inquebrantable en los Media y en la “claridad”, es que este viraje valenciano se produjo justo cuando la mediación difusiva desapareció, con el cierre de RTVV …

El nacionalismo español, bendecido por la Iglesia Católica, fue pues el gran pilar en el que se sustentaba el franquismo. Por eso la izquierda antifranquista simpatizó inmediatamente con los nacionalismos periféricos. Y, por eso, se considera como uno de los grandes hitos de la transición aquel famoso concierto de Raimon en Madrid. El PSOE consolidó su hegemonía electoral de los 80, sin embargo, capitalizando un voto no nacionalista periférico (Andalucía, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, y como segunda fuerza en el Euskadi y Catalunya…), que constituyó el gran anclaje social de la monarquía. Y CiU y PNV (recuerden a Rosa Díez como consejera vasca), con los que el PSOE se ha entendido de maravilla muchos años, configuraron a su vez un nacionalismo no de izquierdas, es decir, tolerante con esa misma monarquía.

En ese sentido podríamos hablar de España como sinthome. Esta es una vieja grafía francesa que a Jacques Lacan le sirvió en la última época de su Enseñanza para subsumir en una categoría común dos de las dimensiones esenciales de su clínica, el síntoma del que padece el sujeto y cuyo desciframiento se convierte en un imperativo en el análisis (“Wo Es war, soll Ich werden”) y el fantasma que es el filtro a través del cual el sujeto contempla e interpreta la realidad. Es, por lo tanto, un núcleo, un anudamiento, de goce (en el sentido del “más allá del principio del placer” freudiano) que produce la alucinación de un sentido universal. Lo imaginario de ese sentido sumerge totalmente a la verdad en la forma de la violencia. Que este imaginario modulante y filtrante es de aplicación inmediata lo demuestra el caso de los Titiriteros, cuyo único interés radica en atacar al ayuntamiento de Madrid. Y que gente muy inestable psíquicamente y con una moral resistente a toda empatía, empeñada en negarle al otro todo derecho, haya sacado a ETA y al terrorismo del armario como arma peri-electoral. Como decía el psicoanalista Jacques-Alain Miller, “Desde luego, el esplendor del canalla y su brillo maléfico provienen de no aceptar ni al Otro con mayúsculas, que no es más que una ficción, ni a los otros, que no valen nada”. Eres nacionalista, eres violento, nuestros muertos son los buenos muertos (las víctimas) los tuyos están bien en las cunETAs. Perdón, por esta muestra de humor más dudoso que negro, pero si las redes se están llenando de memes con estas tres letras, que la derecha tiene interés en ver por todas partes, no es por casualidad. La frialdad neoliberal y el nacionalismo burocrático que ahora adopta el PP (y Ciudadanos, su filial) radica precisamente en este intentar vendernos su idea de España como neutra y natural, y acusar de deseos de matar a todos los que la cuestionan. ETA es el Id de la España neoliberal, el significante con el que gestionan su angustia y su culpa, y se resisten con uñas y dientes a dejarla ser Historia.

El caso es que todo ello desemboca en una noción jurídica e histórica radicalmente falsa. Porque la historia del soberanismo españolista, forjado en el derecho de ocupación y conquista, no se enseña en las escuelas españolas. De ahí, que a cuenta del proceso de investidura catalán haya sido tan difícil para la izquierda española y muchos de sus intelectuales entender qué estaba pasando y hayan acusado a las CUP, pilladas en ese impás paradójico entre el soberanismo español y el catalán, y acusándolas de ser traidoras a un pueblo (¿a cuál?) y a una clase, por haber tenido que negociar la antinomia entre el anticapitalismo y el independentismo. Cuando desde la periferia se les ha venido a decir que no estaban muy legitimados ni suficientemente informados para juzgar a las CUP, precisamente porque su versión de la Historia Oficial, desde la dialéctica de lo español y de lo universal (de Madrid al cielo, claro) no les capacitaba para ello, respondían con ese refinamiento españolista que es el cosmopolitismo madrileño, diciendo que ellos eran de Madrid pero que podrían ser de cualquier parte. Es decir, el mismo argumento neoliberal de neutralidad ideológica del centralismo, se esgrima en Madrid, en Berlín, o en Washington. Ellos defienden valores universales, los demás son supersticiosos localistas. En lenguaje ciudadanita, aldeanos.

Miren, España no fue un producto de la Reconquista, versión que impuso la Historia Oficial del centralismo. Español es una palabra francesa que designaba a los habitantes de la Península Ibérica, súbditos de los reinos cristianos del norte, en la medida que iban expandiéndose hacia el sur y empujando a los árabes. La Reconquista, pues, propició un Estado Federal. La España centralista es un efecto del Despotismo Ilustrado europeo, del racionalismo sanguinario de la Ilustración Europea no democrática. Los borbones vinieron a España a destruir el último Estado Feudal de Europa para prepararle el terreno al jacobinismo liberal y consumar aquí la transición el Estado Imperial al Estado liberal colonial. Y, precisamente, los primeros en ser colonizados y sometidos a un poder central de una forma violenta y avasalladora, ilegalizando sus lenguas y fueros, resultaron ser los reinos que conformaban la España de los Austrias. Esta España colonizada, coincide pues con el proceso de Universalización del Estado que consumó el capitalismo hegemónico en el siglo XIX, extendiéndolo a toda Europa y América. Y en el siglo XX, por vía neo-colonial capitalista, al resto del planeta. Todo el siglo XIX español, con las Guerras Carlistas, puede ser leído como un cuestionamiento de ese centralismo.

El fascismo hispano, franquista, tiene pues, partiendo de ese tronco, un momento inaugural posterior, datable en la reacción nacionalista-fascista en los años 20 y 30. El nacionalismo español actual nace ahí, hijo del centralismo borbónico, y no cabe confundirlo con el patriotismo liberal que se opuso tanto a la invasión napoleónica como al absolutismo en el siglo anterior. Por eso, los dos pilares básicos del franquismo son el anticomunismo (anti-ateísmo) y el anti-separatismo, que vuelven como cualquier contenido reprimido ante la angustia de castración, que en este caso es la inminencia de la pérdida del gobierno central del Estado. Cuando están en mayoría, si nos fijamos, utilizan siempre la versión neoliberal-burocrática (formalista, legalista, constitucionalista, universalista) del soberanismo español, que consiste en la defensa de la indivisibilidad de la soberanía española. Una, grande, libre y burocráticamente legal. Por eso, Europa se convierte también en un artefacto arrojadizo entre los dos soberanismos, el catalán y el español. El soberanismo, corolario del patriotismo constitucional y sucedáneo del nacionalismo y del derecho unilateral de autodeterminación, es presa de sus presupuestos. Y la Unión Europea se desvela consecuente como un dispositivo burocrático cuyo fin último es la paralización de toda transformación social. Por eso, como el caso Tsipras muestra a las claras, el anti-cosmopolitismo populista carece de armas para enfrentarse a él.

Cabe, pues, otra lectura de la Unión Europea como dispositivo burocrático-capitalista. Nos cuentan nació para evitar otra guerra europea. Podemos pensarlo al revés: hicieron falta dos guerras europeas para poder imponer la burocracia estatal liberal incuestionada en Europa. Si eso es así, la necesidad de 40 años de fascismo en España se explica de una manera completamente distinta. Y, también se explica, que sus dos pilares básicos fueran centralistas: el nacionalismo español y el catolicismo, que es la religión más jerárquicamente y burocráticamente centralizada del planeta, como lo demuestra el que se haya avenido a conformarse a la forma legal del Estado (Vaticano). España habría podido ser una alternativa socialista viable al estalinismo, como Estado pluri-lingüístico y plurinacional. Y esa excepción, el orden mundial no se la podía permitir. Como no se pudo permitir todas las experiencias de socialismo transformador en América Latina en los años 70 y primera parte de los 80.

El nacionalismo es un derecho, nos pongamos como nos pongamos. Todo pueblo sometido tiene derecho a imaginarse nación y buscar la autodeterminación como forma de emancipación. Para la izquierda el punto 0 de neutralidad no está en la aceptación consensuada del derecho de conquista, sino en el establecimiento de una reciprocidad pactada. Donde los periféricos no sean los únicos bilingües, por ejemplo, porque tienen obligación de aprender su lengua y la de los conquistadores a los que el consenso ha ratificado en sus derechos de fuerza ocupante, para que puedan ir por todo el territorio espetando “estamos en España y te exijo que me hables en español” “Ja ho faig, -podrien trobar-se com a resposta-, totes llengües romàniques de la Península Ibérica, en són” No estaría mal comenzar, pues, por el aprendizaje (alguna) de (las) otras lenguas oficiales por los castellano-parlantes. La inmersión lingüística en los territorios bilingües no tiene otra finalidad que los monolingües puedan entenderse con sus nuevos vecinos en sus tierras de acogida desde un lugar distinto de la prepotencia conquistadora, que no es sino el semblante belicoso de su profunda angustia al sentir que su lengua no es ya la lengua del amo.

Parece que a unidad de la España borbónica es imposible en libertad, sin entrar cíclicamente en crisis ¿Por qué los españolistas prefieren esta España precaria a una España pactada?, cabría preguntarse. Sin la mediación expoliadora del centralismo, los pueblos de España nos entenderíamos estupendamente. ¿Querría Madrid avenirse a ser uno más, o uno menos, –sólo capital y no Comunidad Autónoma, por ejemplo, como emblema de la acumulación capitalista- entre los pueblos de España, y no pretender ser el 0 o la coma de la cifra? En un proceso neo-constituyente habría que cuestionarse esta opción. El problema no es la ciudad, es la Comunidad Autónoma, como muestran los últimos resultados electorales. No es tampoco lo mismo el Madrid de Tierno y de Carmena que el Madrid de Gallardón, Aguirre y Cifuentes (sus tres últimos presidentes autonómicos)

Concluyo. Las líneas, más que rojas, se me antojan rojigualdas. No saldremos del franquismo mientras no seamos capaces de arriesgar la concepción franco-borbónica de España para refundarla sobre parámetros más justos y no sobre el derecho de conquista. Todo lo demás depende de ello. Desde la eliminación de la corrupción hasta plantearse la posibilidad de instaurar una renta básica universal, por ejemplo. Puede que suene esotérico, pero la política no se ancla -no he dicho “se basa”, aclaro- en factores métricos y racionales, sino en condiciones simbólicas que sean capaces de rearticular los restos del goce que no es capaz de absorber el cálculo capitalista del consumo y la retabilidad. Algunos los llaman demandas. En ese sentido, España es un significante flotante y Catalunya es un significante vacío que puede perfectamente articular una cadena equivalencial que origine un proceso emancipatorio para todo el Estado. A mí, Laclau me sigue pareciendo muy útil para entender estas cosas mientras no se intente impostar su teoría como un método algorítmico y sí como un instrumento heurístico. Ada Colau lo ha sabido ver y se lo ha impuesto a gente con bastante menos visión de la realidad, a la que consideran un laboratorio de sus estrategias hegemónicas, a gente como Íñigo Errejón o Pablo Iglesias. Por esas razones, el PSOE tiene ahora la pelota en su tejado y a él corresponde decidir si quiere acabar con las raíces del franquismo o seguir dándoles cobijo bajo la forma de un soberanismo español que no tiene otro origen que el racionalismo absolutista borbónico, que tan bien se coordina con los presupuestos neoliberales, dicho sea de paso, bajo la forma de la rentabilidad soberanista, uno de los valores cuya detentación en exclusiva el españolismo se esfuerza en airear: lo de los demás son caprichos y aventuras. Y por eso creo que, más allá del peculiar estilo de su líder y cúpula, que me producen tanto rechazo como a cualquiera, Podemos acierta en proponer la partida en esos términos. Yo no tengo ningún interés en la independencia de Catalunya o en un Estado Español -en el que me quedaré- sin un territorio en el que se hablan mis dos lenguas, pero consultar al pueblo catalán, reconocerle su derecho a decidir, sería un gran paso para un proceso neo-constituyente basado en un pacto entre pueblos iguales, y no en un consenso que no fue más que una legitimación formal de un derecho de sojuzgamiento y conquista que viene de tres siglos atrás. Necesitamos un pacto, que implica el derecho al reconocimiento mutuo, y no un consenso sacralizado sin derecho al malestar.

Y necesitamos un país en el que los dirigentes sean tuertos, como mínimo, y no radicalmente ciegos a la vergüenza.

Este texto fue originalmente pubilicado en VLCNoticias..