miércoles, 29 de abril de 2015

Todo lo que odio de Podemos

Llevo ya muchos meses a vueltas con Podemos. Un proyecto que no me sedujo nada cuando lo conocí mediáticamente y que me enganchó en cuanto lo conocí por dentro, en cuanto vi cómo funcionaba allí la gente, al margen de las apariciones televisivas de sus líderes. Yo me involucré en Podemos como crítico y como crítico sigo estando. Evidentemente, como consecuencia directa en el plano de la política representativa de todo lo que significó el 15M, me sigue pareciendo el proyecto más sugestivo. Tanto en sí mismo como por las dinámicas externas que genera. Ni Guanyem Barcelona, ni Ahora Madrid, València en Comú o Castelló en Moviment ni todas las candidaturas municipalistas honestamente horizontales y populares que han surgido en el Estado Español hubieran tenido las mismas posibilidades sin ese hilo conductor que ha sido Podemos como forma partidaria del 15M. El caso es que Podemos me sigue seduciendo como hipótesis, menos por lo visible desde fuera, que son los triunfadores de la “máquina de guerra electoral”, que por lo que sigue habiendo dentro: los excluidos, los que protestan, los que ofrecen alternativas, los que siguen luchando porque el espíritu que se condensó hace cuatro años no muera y espere, con toda su carga de dignidad, a volver a ser evidentemente necesario. Creo firmemente que se puede criticar a los cargos electos de Podemos sin estar atacando a la organización, sino todo lo contrario: buscando que no traicione su destino que es el de ser una auténtica arma del poder popular.
Pero evidentemente hay muchas cosas en el Podemos actual, las directas consecuencias del proceso de Vistalegre, que no me gustan nada y que en el título de esta entrada me he tomado la licencia poética de decir que “odio”. No me gusta nada el modelo de funcionamiento vertical, que reserva toda la iniciativa al núcleo promotor y, a efectos prácticos, ha relegado a una función pasiva a los círculos y de la gente. Parece que hemos caído en una especie de neoelitismo donde todas las iniciativas corresponden a los consejos ciudadanos, formados en su mayoría a partir de listas plancha y exaltadas públicamente por el “comando mediático” desde sus atalayas. Dicen que es que ahora ya pasó aquello del asamblearismo ruidoso, que ahora ya estamos en la “fase instituyente”. Vamos, a efectos prácticos que hay que dejarse de jugar al 15M,  que ahora toca que las personas mayores, maduras y cabales piensen y actúen. Los activistas, a difundir y aplaudir. Y, claro -clarísimo-, que por ese medio en vez de revocar el sistema de representación, que es para lo que se salió a la calle, lo que se está haciendo es intentar conquistarlo, hacerse un hueco en él, con aquello de la “centralidad del tablero”. Y así, sin intervención alguna de las bases, llegan los paracaidistas de las listas, llega el ser absorbido por los lenguajes dominantes, callar ante las preguntas comprometidas, disimular en los medios. Llega el compadreo, el que las listas sean más importantes que la implantación social, llega la fabricación viral de eslóganes y la prohibiciones semánticas, sin darse por enterados de que la cuestión fundamental en lo que se refiere a los “significantes vacíos”, probablemente, sea quién los enuncia, si el pueblo que los proclama o el aparato comunicativo que los declama. Y por ese camino se llega el despachito, al smart phone como nódulo esencial de la cadena de poder, a enfadarme si mis amiguitos no salen votados en el orden que yo he dispuesto -¿qué sabrá la gente?- porque el resto ha decidido que, si hay unas reglas, vamos también a jugar con ellas nosotros también…
Dicen que es que ahora ya pasó aquello del asamblearismo ruidoso, que ahora ya estamos en la “fase instituyente”.
En fin, mediaticismo excesivo que cae inevitablemente en la banalidad, repetición comunicativa en lugar de pensamiento innovador, dependencia de los líderes, nula capacidad de iniciativa ciudadana, verticalismo, viralismo automatizante… Parece que son muchas cosas las que odio de Podemos. ¿Hay alguna palabra, algún concepto, alguna etiqueta que sea capaz de recoger todos estos matices críticos y resumir de un solo golpe verbal todos mis “odios”, para que se capte mejor mi idea? Sí, hay una. Se llama: CIUDADANOS.
En efecto, todo lo que “odio” y he criticado de Podemos se ha sustanciado en un engendro electoral prefabricado llamado  Ciudadanos. Porque llamarlo “partido”, cuando no es más que un aluvión de trepas suficientemente preparados (para trepar) e imponernos su racismo “soft”, su vetusta concepción de la educación, y un neoliberalismo cuya única marca de  honorabilidad radica en que aún no han estado en la cárcel. Porque lo que en Podemos son defectos o indicación de posibles tendencias criticables e indeseables, todo eso, es la mismísima esencia de Ciudadanos. Todo lo que puede provocar un descontento y protesta en las bases de Podemos no lo provoca en la bases de Ciudadanos, simplemente, porque ciudadanos no tiene bases. Si en Podemos la verticalidad, la pasividad ciudadana, la impostación falsaria de los representantes son riesgos o errores, en Ciudadanos son su única razón de ser.
Podemos nació para romper el bipartidismo. Ciudadanos nació para elevar el bipartidismo al cuadrado. Una formación sin ninguna base social real, formada por niñatos que exhiben sus titulitos de ADE en las privadas de relumbrón, sus másteres de elevado pago, que quieren pescar algo más que la herencia de sus papás porque se han avispado de que el río andaba revuelto. ¿Dónde estaban estos muchachos en el 15M? ¿Dónde militaron, dónde actuaron? ¿Dónde estaban sus 20.000 afiliados-candidatos cuando las mareas, las marchas por la dignidad, los desahucios? Ninguna experiencia en movimientos ciudadanos, todo lo más en asociacionismo empresarial .Y no me fastidien y me quieran vender que pagaban cuotas de alguna oenegé, ese invento neoliberal para lavar conciencias, como algo parangonable al compromiso y al activismo social y político vitales y auténticos. Comparar a Ciudadanos con Podemos es indigno pero es un error grave pensar que no es nuestro problema, porque esa maldita centralidad del tablero a la que se ha entrado a jugar, de una forma tal vez excesivamente imprudente, la disputamos directamente con ellos.
¿Dónde estaban estos muchachos en el 15M? ¿Dónde militaron, dónde actuaron?
Por otra parte, nada nuevo bajo el sol. Ciudadanos es un recambio del franquismo neoliberalizado, como otros que ha habido en los últimos cuarenta años, cuando este viejo componente derechista en la sociedad española se ha visto desbordado por su propia inmundicia. Se ha dicho que Podemos corría el riesgo de ser el nuevo PSOE. A mí no me cabe ninguna duda de que con Ciudadanos se está realizando la misma operación que con la UCD de Suárez. Me los imagino intercambiando llamadas y  WhatsApps con aterrados miembros del PP y UPyD de la misma manera que los colegas de Suárez iban a los despachitos y recibían en los suyos a los mandos de Falange que veían la inminencia de su defenestración porque el capitalismo voraz se había cansado de la manera en que ellos lo gestionaban. Las bases ideológicas de Ciudadanos son esas y no otras, recordémoslo: el nacionalismo español (explícitamente anti-catanalista en su caso) y la defensa de “la enseñanza concertada”, que adoran, y que es la forma pragmática que ha tenido siempre el catolicismo de mantener sus privilegios económicos y sus prerrogativas como aparato de reproducción ideológica. No nos olvidemos de que esa enseñanza que el franquismo nos legó es la principal fuente de financiación de la jerarquía católica y no la famosa casilla de la declaración de la renta. Una cosa que necesita urgentemente España es una reforma educativa radicalmente democrática, laica, pública y estable, que es lo que hemos estado pidiendo con fuerza estos últimos años en la calle con manifestaciones, marchas y huelgas. Y una estabilidad laboral y no una homogeneización de los contratos a la baja que los homologa todos a los temporales. ¿Qué vienen estos a vendernos ahora, por favor? ¡Venga ya, hombre!
Una cosa que necesita urgentemente España es una reforma educativa radicalmente democrática, laica, pública y estable…
En efecto, Ciudadanos es la repetición de la operación de UCD: salvarle la cara al componente social franquista. Y su base ideológica no es otra que un nacional-catolicismo, ahora maquillado, sonriente y pizpireto. Y no me vengan tampoco con que son ateos o aconfesionales algunos de ellos. Jiménez Losantos o Sostres han sido buen ejemplo del cinismo neoliberal que permite defender a Dios y a la Patria como arma contra el progreso sin comprometerse personalmente con ellos ni tener que andar en procesión, ni bajo palio. La ideología del Ciudadanos, y es algo obvio y evidente en su historia y sus propuestas, es la misma que la del PP: imposición no negociada de la unidad del Estado y absoluto servilismo con los intereses económicos de la jerarquía católica, la gran empresa, la banca y el capitalismo global.
El río revuelto en el que esta gente ha venido a ver si pesca tenía como una componente esencial la defensa de lo público, de los derechos como derechos y no como servicios clientelares. Y ya han dejado muy claro que esa no es su apuesta. Lo que nos venden a cambio es la cosita de la corrupción, como almas bellas e incorruptas. La corrupción es un falso objeto, una realidad que se pretende utilizar como argucia para sustituir a un partido quemado por el neoliberalismo -la detención espectacularizada de Rato, es un buen síntoma de esa operación-por unos muchachuelos y muchachuelas risueños y vivarachos. Pero no seamos ingenuos: no hay más modo de acabar con la corrupción que el control efectivo de los políticos por parte de los ciudadanos. No es un problema de honestidad personal ni de transparencia, ni de regeneración moral. Es un problema sistémico de modelo de sociedad del que lo político es reflejo, de un modelo social de la economía, de una concepción empresarial que implica un mercado al servicio de la explotación y no un mercado al servicio de la gente. La corrupción es un síntoma, muy grave, pero sólo un síntoma. Y los muchachos y muchachas de Albert Rivera han acometido el gran fraude: autodenominarse “ciudadanos” cuando no tienen otra vocación ni otra vertiente que la de políticos profesionales. Son, sin duda, lo peor de las nuevas generaciones (en minúscula o en mayúscula, si se prefiere). Y lo peor de la vieja. Por favor, si alguien en su inocencia se  siente seducido por el angelical semblante y el dulce verbo de Albert Rivera, que no deje de recordar que, como un Dorian Grey del virtuosisimo postfordista, mantiene en su sótano los semblantes agriados de lo más amargo del panorama político español: Espada, Boadella, Nart o Azúa. Explícita o implícitamente. Ciudadanos no es más que otro intento de reactivación, otro pequeño partido transitorio de trepas (UCD, PDP, CDS, UV, UPyD, UPN…), si es que alguien se acuerda todavía de ellos, cuyo destino está trazado: ser reabsorbidos por el PP a medio plazo, como el único heredero legítimo del nacionalcatolicismo, se disfrace unas veces de falangista,  otras de liberal-parlamentario.
Miren, a partir del 15M, si lo tomamos en su acepción más auténticamente radical, si lo aceptamos con todas su paradojas y contradicciones –qué más natural que la aparición de lo paradójico cuando en el seno del sistema representativo se ha mostrado un vacío irresoluble– los españoles nos encontramos con una oportunidad histórica única: arrinconar y derrotar de una maldita vez al franquismo cuya antorcha recogió Fraga apoyado por un Felipe González que prefirió siempre sostenerlo como tapón  para la posible aparición un contrincante con más posibilidades y con menos techo electoral. De todas las trapacerías de este señor miembro de consejos de administración diversos, y ahora parece que con intención de ejercer de abogado en Venezuela, probablemente la más execrable sea no haber derrotado democráticamente al franquismo cuando lo tuvo en su mano.
Todos los que mantuvieron la llama viva, todos los que despertaron el 15M, todos que aman a su país intentando no excluir de su amor a la verdad no se merecen algo tan ramplón como Ciudadanos. ¿Somos capaces de imaginarnos lo que sucedería en esta ciudad de Valencia y en el País Valenciano en general si el recambio del PP fuera Ciudadanos, como ya se está encargando de propagar la prensa del régimen? Si han sido capaces de lo que han sido, de representar el españolismo más reaccionario en un territorio tan hostil a él como Catalunya, ¿cuánto daño podrían hacerle a un pueblo como el valenciano y a su cultura herida de muerte tras dos decenios de PP?
Tenemos una oportunidad única de no alimentar más a la bestia, de enfrentarnos a ella de una vez por todas.
Tenemos una oportunidad única de no alimentar más a la bestia, de enfrentarnos a ella de una vez por todas. No perdamos la ocasión. Necesitamos hacer un ruptura radical en lo político que permita transformaciones muy profundas en los social sin lo efectos secundarios de las revoluciones históricas. Una radicalización democrática no puede ser otra cosa. Y Ciudadanos ha nacido con el único propósito de ser la contraofensiva del nacional-catolicismo más casposo que arrastramos ocho décadas. El 15M, las masas salieron a la calle. Salieron a pensar, a ocupar el lugar de la representación, a ser agentes de su destino. Pensar no es sino hacer presente lo real, hacer actuar al lenguaje para atraer a la presencia lo que acude como invasión del ser. Seámonos fieles. Es lo único que nos hace falta: seguir teniendo el coraje de querer lo que deseamos.
Y, por cierto, si alguien se ha sentido engañado por el título de esta columna, creyendo que iba a leer una diatriba contra Podemos, al encontrarse una invectiva contra Ciudadanos, mis más sinceras disculpas. Era mi intención. Otros pretenden engañar con mucha menos sinceridad.



Columna Original..


sábado, 18 de abril de 2015

El silencio fragmentado (Aupuntes sobre el Populismo, 29)

 Otra vez, recojo cositas de Facebook. Es obvio, suficentemente, que muchas de las cosas que veo en Podemos no me gustan nada. En mi opinión, el golpe de timón de Vistalegre ha ido convirtiéndolo en un partido más. No sé si con tres secretarios generales se le ganan las elecciones a Rajoy, pero cada vez voy teniendo más "claro" que hubiera sido mucho más fácil taponar el crecimiento de Ciudadanos. Cosas del tablero.... Mi compromiso es ningún ataque público a Podemos hasta que pasen las elecciones. Todo lo que veáis es respuesta a los ataques de la cúpula a los críticos, a los que intentan echar la culpa de sus errrores. Ahí, me cuesta mucho callar. Lo cierto es que me he comprometido mucho durante meses con Podemos y creo que esta es la posción más cabalmente responsable que puedo adoptar ahora: un silencio fragmentado.
  •  Vengo de hablar de Canal 9 y vengo de hablar de Laclau. Y mi sentimiento con Laclau es cada vez más ambivalente. Es asombroso cómo me ha servido su articulación de la hegemonía, del antagonismo, de las operaciónes simbólicas en las que se articula lo político y lo agónico en la lucha social para entender un fenómeno tan insólito como el que una televisión pública desacreditada, manipulada, degenerada y denigrada por su audiencia potencial pudiera con su cierre propiciar un giro de tendencia política en un pueblo tras décadas de pasividad e inercia de la que no la habían podido sacarla ni los argumentos ni las evidencias de currupción, nepotismo, estulticia, vulgaridad y zafiedad formulados denuncia tras denuncia por los "sectores progresistas" de esa sociedad. Y sin que éste movimiento social necesitara de ningún líder. Sí, como intentamos mostrar en ese texto sus autores, de operaciones de puesta en escena, de formulación espectacular y de retórica narrativa y visual que encauzaran y puntuaran, orientaran, la acción colectiva de la multitud. Fue una operación de representación audiovisual en el más cabal sentido de la palabra.
    Sí, Hegemonía y Estrategia Socialista, me parece un texto valioso. No una Biblia, sino un empeño heurístico sobresaliente y cargado de coraje. De coraje radical. Porque Laclau y Mouffe no se cansan de equiparar la radicalidad a la valentía de afrontar el desamparo. Ninguna ontología, ninguna "mater" (materia), ningunas leyes inmanentes de la historia, ninguna conciencia con el privilegio de conectar con la esencia de lo real más allá de los símbolos. Hegemonía es contingencia, y lo político es el reino de lo innecesario y, por lo tanto, de lo impredecible. Hay el cálculo, pero no sin sujeto, no sin apuesta, no sin la ética de sostenerse en el deseo ante el Otro incompleto del Poder.
    Pero después... La vindicación del populismo, agarrarse al concepto de lo político schmittiano, del partido otra vez esencializado, de la distinción amigo-enemigo librada al imaginario de la euforia y de la pulsión, de la crueldad espuria e innecesaria con el discrepante... No veo ahí ya el mismo impulso genial, noblemente, heurístico y estratégico por fundar lo inédito, por inventar un mundo a través de la emancipación colectiva. Veo, cada vez más, el impulso de legitimación de lo que ya existe, de regímenes que necesitaban un aparato de compulsación ideológica ante el stablishment internacional, y no otra cosa. Veo claudicación ante el desamparo que toda política emancipatoria debe desear como el único ámbito de su posibilidad. Veo la voraz carcoma del sentido que vuelve. Y, claro, ya empieza todo el edificio a gustarme bastante menos. No puedo imagnar la libertad sin el ocaso de los ídolos. Yo no. Al menos. (15 de abril)
  •  Al final, una de las cosas que van a resultar interesantes del auge actual del populismo vía Mouffe y Laclau -pasen o no a la historia por sí mismos, que de momento están de rabiosa (schmittiana) actualidad, pero sabido es que una cosa no garantiza la otra- es que están consiguiendo lo que no había conseguido nadie: una vulgarización de Lacan a base de extraer citas de sus seminarios que entiende todo el mundo, es decir, que a causa de su descontextualización, todo el mundo entiende mal, fuera de su lógica y de su trama. Tranquilos, de significantes vacíos Lacan sabía más que nadie. Por eso, para no ser di-"vulgado" en el reino del sentido, de esa religión del yo -el yo religado consigo mismo- que es la moralina autoayudística prefirió siempre la oscuridad a la claridad. Perfectamente comprensible ¿no? En fin, a ver cuánto dura la referencia a Lacan en ese tono traicionero. O si será necesaria una vuelta a Lacan como el tuvo que hacer una vuelta a Freud y por los mismos motivos: una tendencia al adapatacionismo enconadamente ocultadora de lo real. En los psicoterpeutas o en los psicopolíticos. Cosas del tablero, de cuya centralidad el Discurso Analítico no puede ser sino el reverso.  (15 de abril)
  •  Hay "estilos" que dan ya mucha grima. Ansia de poder es intentar cambiar los resultados de unas primarias porque no has podido colocar a tus amigotes. Y echar la culpa a la voz del sentido común cuando te estás cargando un partido a base de maniobras de opereta, arribismo, incultura política y torpeza. (7 de abril)
  •  Por principio, no cito fuentes informativas de la derecha, por eso no vinculo ningún link a este comentario. Pero no paro de leer no sé si rumores o informaciones de que Pablo Iglesias está imponiéndole a Teresa Rodríguez llegar a acuerdos con el Psoe en Andalucía. Si la información resulta ser falsa, pues no me tengan en cuenta este comentario. Pero si no, y después de tanto oír hablar de hegemonías y que quien pone los principios por delante es siempre un viejo y rancio izquierdista identitario que no se entera de qué va la nueva política, yo haría el siguiente razonamiento. Precisamente con el fin de propiciar el cambio hegemónico, yo no vería mal en absoluto, de entrada, que Podemos llegara a acuerdos con el PSPV o el PSM, porque en estos dos lugares lo principal, lo que necesita el pueblo, la gente, los ciudadanos, es tirar al PP. Eso es generar un cambio hegemónico en Madrid o en el País Valenciano. Pero por las mismas razones, eso no viene a cuento en Andalucía, donde a quien hay que tirar es al Psoe.
    El problema es cierta concepción del Estado liberal decimonónica que podría acabar implantándose en Podemos. Una dirección que piense sólo en clave Estatal, española, desde la capital y que no tenga en cuenta la articulación real de un Estado plurinacional. Vamos, un partido con dirección en Madrid y casinos (como los conservadores y liberales en la época de Alfonso XII) en las provincias. En resumidas cuentas, telecracia: ejercicio del poder a distancia en tanto que a distancia se ha legitimado este poder. Eso no sería pensar en clave hegemónica, sino en clave de tablero, es decir, un puro formalismo vacío -un cierto "esquematismo trancendental"- con tintes puramente electorales. No hay posibilidad contrahegemónica si no se contempla lo real del antagonismo. Y lo real empieza no tanto por lo concreto -eso sería "viejo marxismo", por dios- como por lo particular, por la excepción como ressistencia a lo formal-universal, al Discurso del Amo que quiere que todo vaya igual para todos. Lo del tablero está muy bien. Pero no deja de ser jugar. (1 de abril)
  •  Yo creía que Podemos se había inventado para no fijarse en nadie. Un modo nuevo de hacer política desde la multitud. Me da la impresión que no sólo estamos perdiendo la oportunidad de empoderar al pueblo, sino de colocar a España en la vanguardia política mundial. Podemos podía haber significado eso... El poder de la invención, el poder de lo inédito, el poder de una auténtica revolución paradigmática. I had a dream.... (1 de abril)
  • CQP no es un estilo. Es una ideología. Tengo que sacar el rato para articular este texto, repasando desde el uso ramplón del psicoanálisis que hacen algunos laclauianos hasta su aberrante encaje con Carl Schmitt. Yo no me escandalizo de nada. Se me agotó la capacidad. Pero hay que hacerlo bien. El otro día compartía este vídeo y creo que es lo que debemos aprender. Es exactamente lo que el sistema ha hecho con el clan de Somosaguas. Luego nos tocará a los que ya les advertimos de que esto iba a pasar. (28 de marzo)
  •  Hay fuego amigo, y luego hay fuego maquiavélico-hobbesiano-schmittiano. Perdonen el tecnicismo, pero es que soy valenciano y entiendo de tracas. Ya ven, el saber no ocupa lugar. (26 de marzo)
  • La gran crítica a los críticos es esa. Buscar a toda costa hacerse falta en el Otro, ser lo que al Otro le falta. Es una demanda inagotable: buscar con denuedo un amo sobre el que reinar. Ahora bien, decir que ponerse en el lugar del amo es ponerse de parte del No-todo un poquito de trampa es, ¿eh? Un poquito bastante. Una cosa es aceptar la imposibilidad estructural de que haya una demanda cuya satisfacción destruya (colapse, sature) el deseo y otra es imponer "no demandes que total no vale la pena" (o peor: que molestas). La enunciación crítica lo que se coloca es en posición de poder aceptar un fuera del sentido, ni de demandar un sentido pleno ni de pretender que la posición del otro es de absoluto sin sentido, por el hecho de que apunta a su incompletud, aunque sea negándola. Es la diferencia entre el machista y "el hombre sin ambages" del que hablaba Lacan. Vamos que acepta el Falo que no hay otra cosa no parece ni radical ni democrático. Si Freud hubiera hecho eso, el PP no hubiera tenido necesidad de ley modaza: el electroshock estaría instucionalizado. ¿Change Org es un dispositivo histérico? Sí. Escuchémoslo no denunciando la imposibilidad de satisfacer sus demandas para mandar Wittgesteinianamente callar. Wo es War soll Ich werden. (26 de marzo)
  •  El argumento ya muy cansino, de que quien critica a a la cúpula de Podemos prentende "hacer lo mismo" que los activistas e izquierdistas de antes de la epifanía del Mesías me parece extraordinariamente lacerante. Señores, yo hacía 35 años que no entraba en política (desde mi adolescencia) porque no quería hacer lo mismo que veía hacer a todos los partidos "de izquierda" acomodados con el régimen del 78. Me acerco a Podemos porque veo la posibilidad de hacer otra cosa. Y cuando protesto porque la cúpula decide hacer lo mismo que los partidos de la casta (tele, mítines, listas pactadas, lealtades al margen de la verdad...) me dicen que protesto porque quiero hacer lo mismo. ¿De qué mismidad hablambos? Es un argumento idiotamente goebbelsiano. Lo distinto era Podemos antes de Vistalegre. El Podemos post Vistalegre está siendo cada vez más más de lo mismo y los que reclamamos no hacer lo mismo no somos los mismos mismos que aquellos mismos. ¿Se me entiende, verdad? Pues como a ellos. Si se están sacando 15 diputados de un total de 109, sí que se está haciendo lo mismo que la izquierda sistémica. Si la excusa para todo lo que se ha hecho era la urgencia de ganar: ¡Ganen o aténganse a las críticas y a que les recordemos que ya les dijimos que ese no era el camino! Y punto. (Ah, y por cierto, en democracia haber perdido una elecciones no es sinónimo de obligación de callar para siempre, sino que es completamente legítimo, si se tiene la convicción, reclamar la validez de los argumentos que fueron derrotados en su momento) (24 de marzo
  • "Ahora bien, creo que un toque de “realismo” no vendría mal en este momento. El resultado en las Elecciones Europeas fue un indudable éxito personal de Pablo Iglesias, pero en absoluto fue una victoria, como él se encargó de recordar esa misma noche. Queda mucho camino por recorrer y en él, muy previsiblemente, Podemos se convierta en un partido decisivo para quitarle el gobierno a la derecha, pero su posición pasará o bien por hacer una combativa oposición o por colaborar en tareas de gobierno pero no en mayoría, ni siquiera relativa. Y ése será un camino muy, muy espinoso."

    ¿De ahora? Noooo, de hace cinco meses...

    Huy, esto también:
    "Creer que se pueden usar impune y libremente los media para los propios fines, cuando esos fines difieren de perpetuar el statu quo del poder, es realmente muy ingenuo. El capitalismo tiene en su maquinaria mediática, que hace del fetichismo mercancía, el aparato ideológico y represivo más potente que ha existido jamás. Y como dejó dicho el sociólogo Pierre Bourdieu, “la televisión oculta mostrando”. Ojalá me equivoque pero la intuición me dice que, mientras ahora todo lo que le concierne es tratado casi como un programa de producción propia en Cuatro o La Sexta, el sistema mediático español lo tiene todo previsto para neutralizar y expulsar del centro de la agenda a Pablo Iglesias en cuanto éste deje de ser un mero generador de audiencia y pase a ser un actor clave del empoderamiento popular en las instituciones, Si eso llegara a suceder, las masas le abandonarían inmediatamente seducidas por el siguiente juguete… Excepto que ellas mismas se hayan constituido como una sólida unidad popular transmediática."

    Y esto:
    "Dicen los apocalípticos leninistas de salita de estar (por distinguirlos de los leninistas mediáticos integrados) que Podemos se puede convertir en un nuevo PSOE.(.....) No, Podemos no cuenta a su favor con los traumas de la España cañí, sino que nace para ser la gran arma contra ellos. No viene a vendernos el viejo sueño de la inclusión en Occidente, sino a despertarnos de esa pesadilla del capitalismo salvaje y de la troika. Su fin, si traiciona sus objetivos, es el ostracismo electoral y el olvido más cruel, no la desactivación del pueblo y el encandilamiento de la opinión pública por medio del carisma del líder, como consiguió durante trece años el felipismo."

    Esta mañana había decidido no hacer comentario alguno sobre las elecciónes andaluzas. Simplemente he compartido el vídeo del último plano de Mulholland Drive, alusión que habrá pillado muy poca gente. Pero ya he leído en varios muros de esa segunda fila de figuras del Consejo Ciudadano Estatal, que el bajo resultado de Podemos se debía a ciertos tics activistas e izquierdistas, culpando poco solapadamente a Teresa Rodríguez. No, señores, de lo que se ha cansado ya mucha gente no es de los tics del activismo, sino de los tics de político profesional de toda la vida que ostenta cada vez más el antiguo núcleo promotor, luego comando mediático, posteriormente cúpula dirigente. Y no han visto la diferencia. Eso de ganar el centro, de ganar la mayoría, lo está haciendo magistralmente C's. La lucha de Podemos debería ser otra. No la del tablero mediático, sino la de la realidad social. Y ésa hace tiempo que parece haber dejado de interesar y haber sido usurpada por los quesitos de colores. Confundir el marketing electoral con la construcción hegemónica es lo que tiene. Y no. Bien, no va la cosa. (23 de marzo)
  •  Uno lee cosas sobre los curas católicos, la pedofilia, supuestas perversiones y uno se pregunta. ¿No será que lo realmente pervertido es la moral católica basada en la continencia, el celibato y la culpa? Ya sé que a estas alturas la pregunta resulta muy ingenua, casi obvia, perogrullesca. Pero acabo de leer sobre el fraile ese del camino de Santiago, y he pensado ¿no hubiera sido mucho más natural que el buen hombre hubiera tenido la opción de haber vivido su sexualidad libremente? No dejo de no ignorar que la sexualidad humana tiene un punto de "maldición", en el sentido etimológico del término. Nunca podrá ser ben-dita y siempre, en tanto que mediada por el símbolo, que como toda representación es esencialmente per-verso (no lleva rectamente a la cosa, sino a través del circuito, de la circunlocución). y mal-dice, será mal-dita. Por eso toda revolución sexual basada en la transparencia y la publicidad lleva en sí el germen de su fracaso.
    Ahora bien, la libertad no es la transparencia, y por eso conlleva una responsabilidad por la singularidad -por la opacidad, por la oscuridad- de cada uno y no una culpa, porque no se mide contra un ideal y por tanto no está subyugada por una moral inicua. No sé, el monstruoso edificio católico debería empezar a preguntarse seriamente si lo que considera sus anomalías no son un corolario inevitable de su propia esencia. Francisco debería sentarse cara a cara con Lucifer y abrir un serio debate, donde la víctima no sea siempre la verdad y, consecuentemente, la libertad. El próximo concilio, en el Infierno. Es una región que el papado considera tan conquistada que no le presta la atención que debiera. Si se convoca el Concilio Demoníaco I, yo iría de corresponsal. A ver qué se cuece.
    Ah, y México no me vale como sucursal. La brutalidad en México es consecuencia del capitalismo neoliberal, ése que ha hecho del patriarcado -que sí, que ya sé que es más antiguo- una versión espeluznante, inéditamente bárbara. (16 de marzo)
  • Nadie en su sano juicio denuncia una representación, en el siglo XXI porque crea que ciega una verdad literal. Las representaciones, los espectáculos sólo son criticables si se pretenden hacer pasar por verdades. Ningún puritanismo en ello. La cuestión es que como yo vengo de una semiótica filtradita por el psicoanalásis siempre pienso la cuestión de la representación en términos estrucuturales. Esto es, para mí no tiene mucho sentido hablar de buena fe o de buena realidad. En realidad toda representación presupone una "teoría de la mentira" (Umberto Eco, dixit) en su base, es decir, no se trata tanto de buena fe o de buena representación porque por estructura si algo se presenta en lugar de algo o alguien literalmente lo hace ausente, es decir usurpa su presencia. Por lo tanto no hay ninguna representación legítima a priori, más bien al contrario, legitimar cualquier representación es una tarea artificiosa y compleja. Y más, si además del deseo, tenemos en cuenta la pulsión contra la que aquel es dedefensa. Por aquello de el significante mata la cosa. ¿No?
    Yo siempre pensé y dije que la apuesta más subversiva del 15M fue negarse a tener representantes. A mí nunca me pareció una carencia o un error sino un gesto pleno de sentido, una ruptura absolutamente radical y necesaria. No porque destapaba la verdad, sino porque se negaba a entrar en la dialéctica del espectáculo impostor. La prisa por suturar la herida de la "desrepresentación" me ha parecido (24 de marzo)
  •  No tengo nada contra los espectáculos. De hecho, me gano la vida explicándolos y disfrutándolos. Pero como se ha dicho más arriba, no todos los espectáculos son iguales, están sujetos a dispositivos ideológicos y tramas discursivas específicas y concretas. Yo en todo caso he criticado un dispositivo espectacular concreto, el sistema mediático neoliberal que funciona como simulacro. Como un tipo de simulacro concreto de hecho, la hiperrealidad (Baudrillard), que se postula más real que lo real. Pero vamos, nada contra el carnaval, que es otro tipo de espectáculo. El problema de los dispositivos es que uno ha de estar al tanto de ellos, porque no te dejan indemne. Vamos que no es lo mismo ver una peli de Van Damme que un film de Tarkovsky. El primero idiotiza, hagas de bueno o de malo. El segundo emancipa. (24 de marzo)
  •  Yo nunca he dicho que no a eso, efectivamente. Ahora, equipo mediático y estrategia electoral tienen todos los partidos de la casta. Una militancia multitudinaria hubiera debido ser el rasgo diferencial de Podemos. Y mi hipótesis es que si los resultados electorales no están a la altura es, precisamente, porque la gran multitud entusiasmada y laboriosa que generó el fenómeno 15M y después Podemos está en clara deflacción. Quien haya provocado esa deflacción, o consigue los resultados prometidos a cambio de la verticalidad y el centralismo, o deberá responder de ello. Es bien simple. (24 de marzo)
  • Yo he llegado a un paroxismo de autocitas que ya me da rubor. Dije que esto pasaría, tal cual desde hace meses. Pasa lo que dije, recuerdo que lo dije y es que soy un izquierdista rancio que no entiende de qué va la cosa. Algo no me cuadra la verdad. E insisto, yo me había hecho el propósito de callarme hasta que vi en ciertos muros eminentes descalificaciones a Teresa Rodríguez, como culpable de los resultados. Lo siento, pero ahí no pude ya contener. Y no era fuego amigo. Lo siento, pero no lo era. (24 de marzo)
  • No es lo que se esperaba de una máquina de guerra electoral. Insisto: yo me hubiera callado si no hubiera empezado a ver que se culpaba de no tener los resultados esperados a la candidatura de Teresa Rodríguez y a los "activistas".(24 de marzo)
  • Es que es de lógica elemental: "Todo lo que hacemos es y se justifica por el fin de ganar a cualquier precio. Tenemos todo el poder para hacer lo que queramos. Lo hacemos. No ganamos. La culpa es de los que nos dijeron que ése no era el camino" ¿Qué clase de razonamiento ese ése? (24 de marzo)
  • Si hablamos de política, la situación quirúrgica me parece una mala alegoría. Sólo digo eso. Si como vehículo metafórico del proceso político se utiliza una situación en la que todo el poder y el saber está concentrado en unas manos (las del cirujano) y lo mejor para el beneficiario del proceso (el paciente) es permanecer anestesiado, a qué "tenor" metafórico estamos aludiendo? La urgencia como excusa es un antiquísimo recurso despótico. No discutas ahora que no es el momento. Ya, ya. El problema es que llevamos un año de debates y nunca es el momento. (24 de marzo)
  • Ahí voy. Por eso yo al principio no entendía nada. Eran profes, soy profe, pensaba que, bueno, querrian debatir, dialogar, de buen rollo para aprender. Y no. Lo traían ya todo pensado. Es la definición más vetusta de una ideología: "Lo ya para siempre pensado, lo que no hay que volver a pensar" Te hace soberbio de entrada y muy tonto de salida. Sobre todo si el que te discute te está advirtiendo de un error y tú lo consideras un enemigo a acallar. Lo intenté, lo juro. Los trataba como colegas. Pero me di cuenta que tenían el schmittianismo metido en la sangre. Si no eres mi fan eres mi enemigo. En fin, tengo bastantes anécdotas para contar. (24 de marzo).
  • La cuestión del ejército es crucial y en todos los análisis "radical-democráticos"(repárese en las comillas) se pierde irremisiblemente, en efecto. Parece que el único campo de acción política sea el discursivo y que no haya que contar con el brutal poder material del capitalismo. Y no pienso precisamente en Syriza cuando digo esto. Si se piensa que todo se puede arreglar un ¡Vivan los guardias civiles demócratas! Vamos apañaos. (24 de marzo)
  •  Cuando digo transitorios, no me refiero a que te empoderas y luego te desempoderas. Me refiero a que el empoderamiento es siempre especular. Uno se empodera en cuanto que se considera reflejo de una categoría colectiva (mujer, obrer@, ciudadano, catalán, homosexual, gitano, negro, lesbiana, etc.) y esas categorías son constructos históricos, puntos de condensación contingente. La educación, como, por ejemplo, la pura reflexión, siendo necesarias tampoco son suficientes, porque es imprescindible una decisión subjetiva y esa es radicalmente particular, aunque pueda celebrar su encuentro con lo común. Yo creo profundamente en la libertad de los sujetos, pero no así en una especie de autonomía abosoluta. Si fuéramos absolutamente autónomos la libertad no tendría valor ético alguno. (16 de marzo
  • Vamos a ver subnormal ¿quién narices te has creído tú para tirarme de mi país? Vete tú a fregar platos a Alemania como tiene que estar haciendo tanta gente decente y que vale cien mil veces más que tú, vago. (16 de marzo) (Respuesta a un niñato pepero anadaluz que me envió a Cuba por defender a Teresa Rodríguez)

     


viernes, 3 de abril de 2015

Nadie quiere ser Andreas Lubitz

Para Shaila García Catalán, que lleva más de una década dándome qué pensar

Hace unas cuantas semanas, todos queríamos ser Charlie. Esta última, nadie ha hecho pegatinas y camisetas, pero todos llevamos escrito en la frente, mientras escrutamos con sospecha nuestro alrededor, Yo no soy Andreas Lubitz. Ya sabemos cómo va esto. Cada vez que hay un tenebroso atentado, una opaca catástrofe, los medios hacen proliferar las imágenes,  los relatos, las opiniones de los expertos, intentado vacunarnos contra el terror con esa gran enemiga de la verdad que es la certeza. Es eso que algunos llaman el Síndrome CSI y que se ha convertido en uno de los estigmas de nuestra cultura: la repugnancia a lo contingente, el terror a lo que no se aviene al principio de razón suficiente, esto es, a lo azaroso de cualquier vida. No deja de ser curioso, para más inri, que las animaciones infográficas que hemos visto esta semana, construidas para suplir la falta de evidencias, con el comandante del vuelo aporreando desde fuera la cabina de los  pilotos, fueran especialmente cándidas,  toscas, paleodigitales. Tenían ese grano y ese aroma a pixel primitivo que me ha recordado inevitablemente a las que se proliferaron hace más de veinte años para intentar dilucidar de una vez por todas, en el treinta aniversario de su asesinato, cuántos tiradores habían disparado a John F. Kennedy. Mientras tanto, en la pantalla fílmica, más solvente en lo visual, Forest Gump, el otro mito demócrata de los 90, le estrechaba inopinadamente la mano. Cosas de la continuidad y la consistencia del raccord.
…todos llevamos escrito en la frente, mientras escrutamos con sospecha nuestro alrededor, Yo no soy Andreas Lubitz.
¿Soy acaso el único al que la imagen reiterada del maratoniano Andreas Lubitz, al que casi todas las fotos  que se han difundido esos días lo muestran corriendo, le sugiere una especieo de versión  neoliberal post-11S del personaje de Zemeckis?

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