sábado, 24 de marzo de 2018

¿Cuándo se puede decir que un régimen está periclitado y obsoleto?

   ¿Cuándo se puede decir que un régimen está periclitado y obsoleto? Cuando la distancia entre sus leyes y la moral y el sentido común de su época es simplemente abismal. Esto es, inconmensurable, irreductible, infinita. Desde el 15M esta idea se implantó por doquier, pero el “no nos representan” carecía a su vez de una representación, de una evidencia ante los ojos. Sospechas, corrupción, injusticia, recortes… Vale. Pero nos faltaba, en una sociedad tan espectacularizada como la nuestra, una puesta en escena que nos permitiera señalar la evidencia con el dedo. Ya la tenemos y no hay dios que la disimule: Catalunya. Lo que está pasando con Catalunya excede la competencia de cualquier gobierno, excede la posibilidad de arreglarse con unas elecciones porque el proceso vuelve a encallar una y otra vez. Las leyes del Estado Constitucional del 78 no sirven. No es un problema de los catalanes ni de los independentistas, es un problema de España entera. ¿De verdad creen los señores jueces y fiscales que un país puede funcionar con tal cantidad de representantes políticos legítimos en la cárcel `por mil millones de leyes que digan que es legal encarcelarlos, de verdad no quieren darse cuenta de que por muy legal que sea no hay sentido común que pueda soportarlo? Es España la que se va a la mierda, porque este problema, que el aparato legal constitucional es completamente impotente para resolver, va a hundir todo el andamiaje político, social y económico del Estado. Catalunya no es una colonia lejana es, geográficamente, parte de España (está donde España, no es una afirmación nacional sino una objetividad material), no puedes hacer como que no ves lo que pasa. Se colapsarán las comunicaciones, los transportes, la economía. Dicen de Venezuela: no quiero pensar lo que puede pasar aquí si el sistema no cambia. El gobierno y los jueces constitucionalistas siguen implementando medidas que valieron contra ETA, para una situación que no se parece en nada aquella. Una derecha deviene extrema cuando su conservadurismo y su defensa de un aparato legal va tan contra los pueblos y los tiempos que puede hundir a un país completamente. ¿Hasta cuando pretende el bloque constitucionalista, que la Historia ha colocado como derecha extrema, seguir empecinada en conservar un régimen obsoleto? ¿Hasta que haya un baño de sangre? ¡Necesitamos un proceso constituyente hacia una república, ya!!! Esta frase que acabo de decir, hace 3 o 4 años igual era antisistema y todo. Ahora, es puritito centro político. Como lo fue Suárez respecto al franquismo. Cinco años antes de promulgarse, en pleno franquismo, la Constitución del 78 hubiera parecido bolchevique a los señores del Movimiento y a los procuradores en Cortes. Hoy, en ese lugar, están Ciudadanos, PP y, desgraciadamente, el Psoe. Y no me vengan diciendo que es que esto es una democracia. Franco también decía que lo suyo era una democracia “indirecta” (u orgánica), mientras metía a opositores y sindicalistas en la cárcel y seguía aplicando la pena de muerte. Contra todo sentido común. Si aquella era una “democracia indirecta”, ésta es una democracia sin dirección. Las democracias, si no se refundan, si no se vuelven a pactar, no se diferencian de una dictadura, esto es, de un régimen en el que las leyes están por encima de la moral y del sentido común.
   Se dirá que entonces no había libertad de prensa, ni expresión: censura para periódicos y radios, y una sola televisión. A ello contesto: la libertad de expresión en una democracia capitalista cuenta muy poco. Lo que le cuenta es el derecho a la información. Con el poder que tienen los grandes medios, lo que no sale en ellos no existe. Esto es lo que teorizó en su momento McCombs como Establecimiento de la Agenda (Agenda Setting), y que se complementa con una teoría de los marcos, etc. No voy a entrar ahora en eso, porque la información es fácil de encontrar incluso en la Wikipedia. Lo que quiero subrayar es que el salto a la trinchera contraria, al conservadurismo extremo, de El País ha supuesto a efectos de opinión pública un auténtico golpe de estado mediático. En España, prácticamente ningún medio da la palabra en igualdad de condiciones a una opinión distinta al constitucionalismo, esto es, de facto, a las opiniones de la derecha. Es lo que he llamado otras veces pyonyanguización de la opinión pública española. A efectos prácticos y de opinión este control es tan férreo y feroz como lo pudo ser en su momento la censura. Nada que no interese al régimen se defiende en paridad. El pluralismo, pues, está herido de muerte en su misma línea de flotación en el sistema mediático español. De hecho, las diferencias entre el griterío fascista y tertuliano y un editorial de El País son prácticamente inexistentes. El matiz entre el "a por ellos" a la policía y un título como "Justicia contundente", que es el del editorial de El País en cuanto se han publicado los autos de encarcelamiento, es puramente de registro léxico pero la ideología totalitaria -cuando el otro carece de voz en igualdad de condiciones, decir "autoritaria" sería un eufemismo- es exactamente la misma.
   No es lo mismo "nadie por encima de la ley", que la ley por encima del pueblo soberano. Una ley más poderosa que la sociedad a la que rige es una es una ley dictatorial, i.e., fascista. Y la prueba más palpable de que una sistema legal es democrático es su trato a los disidentes, a los que no concuerdan con la opinión mayoritaria, porque indica a todos y cada uno de sus ciudadanos (qué pena que la derecha haya corrompido esta palabra) que son libres de ocupar ese lugar. La posibilidad de disentir sin recibir castigo es la única opción de progreso que tiene una sociedad. Eso es la democracia, en la que ningún pueblo puede ser suplantado por una mayoría coyuntural. Si alguien quiere objetar que eso es lo que pretendió el procés, simplemente que diga en qué cárcel catalana han sido confinados los españolistas. No, señor juez: en el 23 F había pistolas y ametralladoras. ETA usó bombas y revólveres. En el independentismo catalán, no he visto nada parecido, se esté o no de acuerdo con él. "Todos somos iguales ante la ley" no vale para nada cuando la ley es un espejo roto y en vez de los valores de una sociedad lo que refleja es un esperpento caducado. La Constitución española es el retrato de Dorian Grey de unas instituciones y de un concepto del Estado Nación que siguen pretendiendo esconder sus atroces vicios y su decrepitud en el sótano. Llámese ese sótano Carabanchel, como hace cuarenta y tantos años, o llámense Soto del Real, Estremera y Alcalá-Meco.


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