viernes, 19 de febrero de 2016

Ahora te veo Eurídice, 5

OTRO TIEMPO

Busco un tiempo de mi vida excomulgado.
Un tiempo que escape a la división arbitraria
entre la vida y la muerte, bastarda
eternidad fallida
que a duras penas
puede acabar con la vida
porque nació con ella.
 

Busco un tiempo donde pueda
divisar el amor que te tuve
sin que mi corazón lo palpite,
sin estrépito, de lejos.

Un sátiro, Pedro Pablo Rubens
Hacer de tu amor monumento universal,
como una huella
que examino en un camino que no anduve.

 

Y dibujar allí tu imagen, pura,
descarnada;
nunca viva, nunca muerta,
emblema de todas la mujeres

a las que he infligido sin perdón su encarnadura
en la condena de mi dicha.
 

Exijo un tiempo en el que pueda sentir hambre
por mis entresijos de alimaña,
y leer en ellos mi destino
sin la premura carmesí de la existencia,
abdicar un segundo sólo de esta vida,
de este maldito ser que me atenaza.
 

Y contemplar desde ese promontorio un ayer sólido,
incontaminado de la cadena de las causas,
como el cieno azul del paraíso,
un tiempo sin mi vida,
un instante inconsecuente, sin fianza.
 

Y con ese légamo expatriado, libre,
volver a crearme,
desasido de las ruinas de mi tiempo,
como un dios verdadero, inflamándome
de amor con pedregoso desaliento
por la criatura que soy,
de mi propio amor indigna,
para amarme entonces sucio, vivo,
renovado, reptante
de la gloria, leal al cieno,
efímero.
 

Y tras haberme desistido y recreado,
con el respeto que los ángeles
han de tener por su carne imaginaria,
volver con furia y morder la mano
que me prohíbe el fruto y tentar mi alma,
trofeo para un infierno
del que me sueño, al fin, digno monarca.

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