jueves, 20 de noviembre de 2014

Me llena de orgullo y satisfacción (Apuntes sobre el Populismo, 13)

  • No deja de hacerme gracia ver por las redes los comentarios de algunos miembros de la lista ganadora agradeciendo que se les haya votado. Hay que tener barra. Hijo mío (la mayoría de tan agradecidos sujetos son hombres, dicho sea de paso) no hace falta que des las gracias porque a ti no te ha votado nadie. Han votado al líder de una lista en la que tú aparecías, a ojos de los electores just-a-click, como un simple relleno. El 99% de los que te han votado ni saben quién eres, ni se han quedado con tu cara, ni con tu discurso.¿Os imagnáis al número 27 de una lista del PP por Almería saliendo a dar las gracias por los votos recibidos y por la confianza depositada en él personalmente? Patético. El problema no es lo que se ha hecho, que es lo que hacen todos los partidos de la casta, del régimen del 78, lo terrible es que no paren de mandarse signos de que se ha hecho otra cosa, como lo más natural del mundo. No es nada inocente. Llenando sus muros de estos agradecimientos lo que pretenden es crear ideología, falsa conciencia, hacer creer a los palmeros y entusiastas que han votado desde el conocimiento y el empoderamiento, cuando su voto no ha sido más que el efecto de una masificación telecrática. No hay más que ver lo nerviosos que estaban algunos de ellos los días anteriores, cuando se criticaba el sistema de votación de UNA lista cerrada y las demás abiertas (incompletas) o bien candidaturas sueltas. Es muy perverso todo el procedimiento basado en un imaginario cosmético y especular. Y cuidado con señalar las fallas en el planteamiento: los palmeros se te echan encima presas del terror por su falsa identidad, porque la Gestalt del empoderamiento se muestra completamente impostora y ficticia y el malestar que a ellos les causa la más mínima noticia de la posibilidad de haber sido engañados lo escupen como veneno. 
  •  ¿Buscamos un trending topic maquiavélico o un radical salto de época? 
  • Mal vamos cuando se confunde la lealtad a la ética con la adicción a la derrota.
  • Ganarse la confianza y luego alejar a la gente de los núcleos de decisión, dando a entender que "nohacefaltaqueentiendastúvotaqueentenderyaentedemosnosotros" ha sido el método esencial de todos los liderazgos de la casta, ¿sabéis?  
  • Se acusa a los críticos con los métodos de la cúpula dirigente de -y es la acusación más inmoral, más demagógicamente impolítica de todas- de ser unos nostálgicos y de tener una concepción de la militancia ya superada. Perdón, ¿hay alguna concepción más antigua de la militancia que el intento de reducirla a una fiel corte de burócratas sumisos a un líder? ¿Nostálgicos de qué? Por favor, sería conveniente una aclaración. No es lo mismo ser hipercríticos que críticos con lo hiper, que es lo que hemos sido muchos. Criticar una opción telecrática es ser de todo menos nostálgico. La telecracia es ya vieja, del PCUS a la Fox. Lo que algunos estamos intentando es que un concepto de hiperrepresentación no impida la invención de lo nuevo. La nostalgia, tal vez, esté en otra parte. 
  • La opción telecrática no es el proceso, la voz, ni el fenómeno. La opción telecrática es la muy antigua forma de intentar controlarlo. La ignorancia está del lado del control y de la hipostización del imaginario. Nada de entusiasmo en el sistema. En todo caso euforia. Y la euforia siempre es ignorancia.

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