lunes, 7 de diciembre de 2015

Emociones electorales. (Crítica del electoralismo puro, 2)

Viendo uno tras otro los diversos programas televisivos dedicados a las elecciones, a mí lo que me preocupa realmente es observar cómo el dispositivo mediático iguala en su faz familiar y amable a todos los candidatos. En efecto, esos que llevan años robando -o encubriendo a los que roban- aparecen ahora como hombres y mujeres humanísimos. Y los que deberían haberse opuesto a ellos, construyendo un antagonismo firme y contundente, entrando al mismo trapo de la empatía humanísima y personalísima. Por eso, me ha sentado tan mal que Pablo Iglesias se avenga al teatrillo burgués, al vodevil de la campaña, como me ha sentado la pobreza de espíritu de IU/UP le haya llevado a protestar por no haber sido invitada a este aquelarre homogeneizador que lleva a la desafección por proximidad, que no por distanciamiento, que para veleidades brechtianas no está el capitalismo sentimental.  Y que se esté reivindicando desde el populismo de izquierdas el uso de lo sentimental, sin hacer sobre ello una mínima proyección analítica que permita contemplar el hecho de que el sentimentalismo (la autoayuda emparejada con el pathos del melodrama) ha sido sin duda el terreno que más fértilmente ha colonizado el capitalismo postfordista, y que no es posible utilizar las emociones en política sin un trabajo paralelo de descolonización del alma romántica.

(Continúa aquí: http://www.vlcnoticias.com/emociones-electorales-critica-del-electoralismo-puro-2/)

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