- Sobre el apoyo a Tsipras y ese regusto por "ensuciarse las manos" porque
eso es hacer política y la coherencia y la honestidad son moralismo y
meapilismo de izquierdas. Voy a ser brevísimo. Los partidos
tradicionales de corte liberal-parlamentario, si engañaban, lo hacían a
quien estaba constituido bajo la forma subjetiva del "electorado". Y un
electorado, como instancia subjetiva es irresponsable -nadie le pide
cuentas a un electorado sobre los actos del gobierno que ha votado-
pero a su vez es, por estructura, silencioso, mudo, acallable. Sólo
puede articular su descontento rearticulando una nueva mayoría a las
siguientes elecciones.
Ahora bien, si te declaras populista y enuncias que tu propósito es articular una nueva subjetividad denominada Pueblo, cuidadito. Porque un Pueblo es radicalmente distinto distitnto de un simple "electorado" y engañar a un pueblo, en tanto has buscado una estrategia de desbordamieno del statu quo bipartidista (derecha-izquierda en el parlamento) tiene unas consecuencias completamente distitnas. Éticas, estratégicas y políticas. Un partido "populista" tiene unas responsabilidades son completamente diferentes, pues, de las de los partidos parlamentarios estándar. Y va a ser juzgado con mucha más severidad que los partidos liberal-parlamentarios al uso. Si quieren ustedes pensar que esto es moralismo y no estrategia, simplemente miren cómo van las encuestas en los últimos meses.
Es la política, no la moral, lo que cuenta aquí. Porque en una estrategia de desbordamiento, la ética queda completamente subsumida en ella lo cual no significa que se pueda negligir, sino todo lo contrario. El caldo de cultivo del populismo es denso. Y en él la mierda flota con mucha más facilidad. En un entorno comunicativo populista las cloacas del Estado están a la vista. Se ha elegido la espectacularización y la disputa sobre la agenda como campo de acción y hay que ser consecuent con ello. No es moralismo, es política. No seamos estúpidos. No puedes convocar a la gente bajo el epígrafe de la decencia (frente a la casta) y luego presumir de que te gusta ensuciarte las manos.
No es lo mismo decir que hay que gestionar las cloacas del Estado que traicionar al pueblo por no haber sabido enfrentarse a ellas. Una cosa es ponerse corbata (Alinsky, el maestro de activistas no tenía inconveniente si eso le abría puertas) y otra cosa es empeñarse en seguir llevando coleta (o el cuello de la camisa ostentosamente abierto bajo la americana, como Tsipras) y quejarte de que el nudo que te oprime el cuello no lo hiciste tú y que qué le vamos a hacer. Estabas ahí para otra cosa. Nadie llena Syntagma o La Puerta del Sol para aclamar y reclamar un buen gestor (un buen delegado de la troika), sino un político. Y volver a traicionar al pueblo, que es un actor político, en nombre de la "política" es un error estratégico de primer orden. (25 de agosto de 2015) - Correr el riesgo pillen a tu hija con sustancias prohibidas en un festival de música en pleno verano, te convierte en algo terrible: una persona normal. Eso sí, a mí no me ha pasado nunca. Es que no tengo hijos. A mis padres, tampoco les pasó. De eso, ya más bien, doy gracias a Dios. ¿Cómo puede una derecha tan infecta como la española, que engendra pequeños nicolases, intentar sacar rédito de algo así? (22 de agosto de 2015)
- Para todos aquellos que dicen que Tsipras "recibió una oferta que no podía rechazar". Parece que a quien siempre ha sido fácil decirle que no es al pueblo. Con cariño. Si va a haber propuestas que no vas a poder rechazar, no te metas en política. Es simple. O, al menos, no te metas basando toda tu propuesta en tu fortaleza para saber decir "no" cuando sea necesario. (22 de agosto de 2015)
- Me alegro mucho de que Izquierda Unida haya decidido apoyar Tsipras.
Sólo porque así desde Podemos no me (a mí y a tantos) podrán acusar de
que cuando los critico lo hago por defender posiciones de Izquierda
identitaria. Desde el eurocomunismo hasta las tarjetas black la
izquierda tradicionalista acomodada con el sistema es una auténtica
farsa y la actitud, torpe y misérrima, de IU en este caso lo demuestra. Y
demuestra también que su destino electoral les está bien empleado.
Hay que ser tontos. Que Tsipras no es el culpable, dicen. Claro que no.
Tsipras debía haber sido el responsable, que no es lo mismo.
Tras toda esta pantomima de convocar un referéndum, ganarlo y traicionarlo, cualquier ciudadano europeo no puede dejar de pensar que durante todos estos meses siempre hubo un hilo directo Berlín – Atenas, a través del que Alexis debió repetir muchas veces: “Don’t worry, Angelines. I’m in charge”. Es el mandato político neoliberal por excelencia: puedes enviar mensajes contradictorios, pero nunca envíes mensajes complejos. Puedes decir lo que quieras siempre que no asome un ápice de la verdad en tu discurso.
Me indigna que nos llamen moralistas y nostálgicos de la izquierda a los que abominamos de Tsipras. Nada que ver con eso. Simplemente, queremos hacer política y simplemente nos vamos dando cuenta de que los políticos profesionales son nuestro peor enemigo, porque en efecto, entre los líderes profesionales y funcionariales que dicen representarnos la diferencia derecha-izquierda dejó de tener sentido hace décadas. No es el régimen del 78, es el del 45.
A la mierda la Europa de Maastricht, Bruselas y el Euro. Y todos los funcionariastros que viven de ese cuento. ¿Hay que volver a empezar? Volvamos. Ningún deseo de unidad de la izquierda en mi caso. En todo caso, de unidad popular, que, como hemos visto, es prácticamente lo contrario. La izquierda ya está bien unida, junto a la derecha, en torno al tándem Merkel-Tsipras. Los pueblos habremos de pensar otra cosa. Sí, he dicho pensar. Muy subversivo todo. La multitud debe encontrar su voz. El populismo sólo ha sabido ofrecerle otra versión del cinismo neoliberal, muy mal maquillado. Tsipras no ha conseguido otra cosa que consumar el experimento que ratificara que aún se puede ningunear a los pueblos más allá de las fronteras que había demarcado el neoliberalismo estándar.
Hay mucha patraña que combatir. Hemos de buscar responsables. Porque a los culpables ya los tenemos bien identificados. Dirán que hablo desde el resentimiento. Tienen razón. Tsipras es el primer político que me ha engañado en esta vida. Y no se lo pienso perdonar. (22 de agosto de 2015) - Me llega el rumor de que en la Universidad de Podemos han llamado a Rajoy para que dé un cursillo restringido a la cúpula para gestionar lo de las elecciones griegas. Creo que en el prácticum hay unas horas dedicadas a aprender a manejarse con una pantalla de plasma y que el Tema 1 se titula "Calladito estás más guapo" y el dos algo así como "Si te pone lo inmoral, al menos no presumas" ¿Habéis oído algo? (21 de agosto de 2015)
- "Los radicales de Syriza rompen con Tsipras y presentarán su propia lista" Por fin, la prensa de la casta utiliza el adjetivo "radical" de forma correcta y adecuada. Radical, como sinónimo de honesto. Radicalidad como sinónimo de coraje ante la verdad. Radicalismo como única forma digna y coherente de compromiso con la democracia. ¿Cómo podría un demócrata ser otra cosa que radical sin que se le cayera la cara de vergüenza? Muy bien por El País. Nunca es tarde si la dicha es buena. (21 de agosto de 2015)
- Querido @tsipras_eu, no importa quién diga la verdad, sino quién sea capaz de defenderla. Y el populismo europeo ha demostrado no serlo. (20 de agosto de 2015)
- Ay, Tsipras. Siempre dijiste la verdad. Siempre. Porque la sabías.
Simplemente, después de hacerlo te has dedicado a traicionarla con una
desvergüenza inconcebible. Escandalosa. Nos has dado una lección
impagable. Mucho cuidado con los dicen la verdad, porque que la digan no
significa que la tengan. La verdad habla. Fíjemonos por boca de quién y
actúemos en consecuencia. Gran lección para Europa. No olvidemos que se
diga tras lo que se dice en lo que se escucha. Y hay maestros
en engañar diciendo la verdad. Que un voto electoral nunca sea un voto
de confianza. Que los cantos de sirena de los que proclaman la verdad no
nos impidan pensar si son ellos precisamente los que estarán a la
altura de lo que esta verdad exige. La verdad es muy grande para que
ningún político profesional, por pura ambición mefistofélica, esté a la
altura de ella. He compartido muchas veces esta foto. Hoy creo en ella
más que nunca.
(20 de agosto de 2015) - "A fin de dar forma al disenso sobre la interpretación de principios
en un marco democrático, lo más adecuado para proporcionar polos de
identificación son las concepciones diferentes de la ciudadanía. De ahí
la importancia de volver a dar vida a la distinción derecha/izquierda en
lugar de apresurarse a celebrar su desaparición. Lejos de haber perdido
pertinencia, las apuestas que esta distinción introduce son siempre
actuales; lo que importa es redefinidas."
Leer esto. Buscar autora. Dilucidar el contexto. Pensar hasta dónde puede llegar un método dogmático de pensamiento para silenciar sus fuentes y erigirse el único intérprete verdadero, para acallar toda posible interpretación que se aleje de la dogmática elaborada por la jerarquía y antatemizarla. Prohibamos la traducción de La Vulgata para ser los únicos dueños y gestores de su sentido. Que los fieles no lean ni piensen por su cuenta. Conceptos simples, machaconamente repetibles, huir de toda complejidad intelectual, de todo color de toda gama de grises. "Poca teología y mucha religión".
A algunos amigos les he comentado estos meses que a para entender como funciona ideológicamente la cúpula de Podemos y los guardianes de su ortodoxia (CQP) lo mejor es irse a los historiadores del dogma católico. La estructura de construcción doctrinal es exactamente la misma que la de los Padres de la Iglesia. Recomiendo la lectura de "Del Evangelio al Dogma: Evolución Doctrinal de la Iglesia Antigua" del teólogo británico Maurice Wiles. Nos enseña muchísimo sobre cómo se construye un pensamiento dogmático. Gritando lo que conviene y silenciando lo que no conviene. (20 de agosto de 2015)
Por cierto. La cita es de Chantal Mouffe, la viuda de Ernesto Laclau y su máxima colaboradora y colega durante toda su vida y que acaba de publicar un libro junto a Íñigo Errejón, que la considera su maestra. No conviene que la lea el pueblo. Al pueblo ya les explicamos nosotros qué han de entender ni qué no. Sin medias tintas ni gama de grises. ( - Lo que pretende la derecha criticando las vaciones de Manuela Carmena es
una supuesta acusación de doble moral: "defiende posturas de izquierda,
igualitarias, por el bien común, pero en el fondo le gusta el lujo,
como a nosotros. Y si a ella le gusta el lujo y el lujo nos gusta a
nosotros, es porque realmente el lujo gusta a todo el mundo, luego todo
el mundo piensa como nosotros, y como la razón es lo que piensa todo el
mundo, pues la razón es pensar lo que pensamos nosotros,
luego nosotros tenemos razón" Es decir, con este razonamiento tan
sencillito lo que hacen es partir de criticar una supuesta hipocresía
de Carmena -dice una cosa y piensa otra- para reivindicar la obscenidad
de su cinismo: mostramos nuestro amor por el despilfarro y el dinero con
toda sinceridad porque es una natural aspiración del ser humano y quien
diga lo contrario miente para ocultar sus oscurísimos intereses.
Bien. Una vez dicho esto sólo les pediría que me dijeran cuáles son esos intereses que Carmena oculta. ¿Qué finalidad tendría para Carmena defender políticas encaminadas a la justicia, a la solidaridad, y a la defensa de los machacados por el sistema? ¿Cómo puede beneficiar mentir de esa manera a Carmena, una señora -con todas la letras- de más de 70 años que ya tenía esos dineros para pagarse unas vacaciones en la costa como tantos madrileños y que no tenía ninguna necesidad de meterse en política, a estas alturas, para poder irse de vaciones? Si me aclaran este punto, igual les doy La Razón. Ah, no!!! que ya la tenían!!! Llamar La Razón a un periódico especializado en mentir, oigan, eso sí que es doble moral. (19 de agosto de 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario