Como sabrán muchos lectores, en Podemos estamos en pleno
proceso de elección de los consejos municipales. Por eso, en esta
columna voy a hablar esencialmente en clave de la Ciudad de Valencia,
que es el ámbito que me incumbe en este momento. No creo que haya otro
camino digno de enfrentar ese enigma que es la universalidad para todos
los humanos, que hacernos cargo con una responsabilidad radicalmente
consecuente de aquella particularidad en que se concreta nuestro haber
sido arrojados a la existencia. No concibo otro materialismo –léase esta
palabra en este contexto como sinónimo de honestidad – posible que el
que comience por aceptar la contingencia de ser ese extraño que cada uno
somos, que el dato de la soledad primigenia es la primera carta que se
nos reparte en el juego de la vida.
Para seguir leyendo....
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