viernes, 6 de noviembre de 2015

Geometrías del ángulo obtuso, 2.

CERO ABSOLUTO

La oscuridad nunca acaba de hallar su plenitud,
lo lento.
La gruta carece de humedades calcáreas,
como la carne conquista su inercia
de sierpes desesperadas
y bestiales explosiones de silencio.
No hablo del jardín ni de tu danza.
Ni de un crisantemo solo,
ni del negro centro
matérico de la llama.
La oscuridad nunca acaba de detenerse
en el punto justo de equilibrio térmico.
Por eso deambulan chorros
que se van apagando
en un murmullo adecuadamente cálido
que desvanece el mundo frío,
luminoso, real.
Preséntate marcial
al unánime desfallecimiento
de los órganos y permite obediente
que mis vértebras te ofrezcan
la succión de su amor torrencial.




EL CUADRÁNGULO: HIPÓTESIS Y DEDUCCIÓN.

Aminoro la velocidad
por si algún cuerpo desnudo
me ofreciera la órbita
de su infinita gravedad
utilizando la esfera turquesa como pedestal.
Odio al geómetra
quebradizo y móvil,
al monje despierto, acendrado y lento,
me repugna el alquimista de la limpia melena,
me deja helado la sequedad lunar de la antigua hembra hierática
y sé que mi destino,
tantas veces anunciado,
es la demiúrgica devastación del muro.
Todo debería de cuadrar,
y aquí me tienes
odiando las verdades a medias, buscando
la el manantial negro y fresquísimo
que me designe
en la apostasía de las supersticiones colectivas.
Dios, engrandecido al renovar la cadena,
no deseaba mi deseo
pero condescendió en la humillación
de crearme deseante.
La luna no luce igual
desde todos lo ángulos.
No es una cuestión de jerarquía,
sino de perímetro, de carne.


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