- Hoy he sentido vergüenza. Y no de los valencianos y de sus votos reiterados al PP de los chorizos, los corruptos, los vendepatrias. Hoy he sentido vergüenza de estar defendiendo frente a amigos, conocidos y colegas un proyecto que se está muriendo en su radicalidad y se está convirtiendo en una marca electoral más gracias a la verticalidad y a la afición al despachito de su cúpula. No hemos llegado al 10% de voto entre los inscritos de Podemos en la votación en la que se se tomaba, probablemente, la decisión más importante a la que el pueblo de la Ciudad de Valencia se enfrenta en décadas. ¿Para qué vamos a votar si al final será lo que diga Pablo? Yo voté y voté sí, como defendía CQP que es quien tiene la mayoría en en Consejo Ciudadano de Valencia. Les pregunté, por supuesto, qué defendían después de votar según mi criterio porque puedo escuchar las consignas, pero no las sigo ciegamente jamás. En fin, en esto se está quedando Podemos y esto es ese "nuevo concepto" ultra-hipster-moderno de la nueva militancia que defiende la cúpula, sí, esa que dice que lo de los planchazos son un invento de lo malos perdedores. Si alguien me vuelve a espetar que somos los críticos los que podemos dañar a Podemos con nuestras observaciones y no el sistema que se han inventado ellos para hacer que la gente comprometida y honesta quede sepultada por la turba telecrática, no respondo. A ver si de ser el partido del cambio, el que iba a realizar una transformación radical de España, vamos a pasar a convertirnos en ese partidillo que intenta disputarle algún votito a Albert Rivera. Lo dije el otro día (http://vlcnoticias.com/los-valencianos-somos-un-caso/) y lo repito: los valencianos somos ese espejo del Callejón del Gato en el que harían bien en mirarse todos los españoles. El que avisa no es traidor. El traidor es el que despierta ilusiones y entusiasmo y no tenía más intención que volver a adormecer a los que despertó cuando ya no le son útiles y se tornan peligrosos. Ya estamos consumando el paso del televoto a la narcoabstención. Muchos lo estábamos avisando. No somos nosotros los traidores.
- Yo concebí Podemos, en tanto que nacia como una alternativa a las vias
emancipatorias fracasadas (el paleomarxismo, la vieja izquierda, el
antisistema -el anarquismo- entrópico e intransitivo) como un lugar
desde el que construir el común de los heterogéneos. La pena es que está
cayendo en la construcción no de un común complejo, sino de una
homogeneidad pública.
Hay quien me dice que criticar a Podemos hace daño, porque el pueblo español no está preparado para tomar decisiones y necesita un líder. Yo no es que no tenga fe en los españoles, no la tengo en la humanidad en general y en los valencianos en particular. Mi reto, tal vez posthumanista y desde luego post-ontoteológico, es construir el común no desde la fe, sino desde el deseo. No desde la creencia, sino desde la invención de lo nuevo. Desear es apostar por lo que no existe, como amar es dar lo que no se tiene. Por eso, no me paro a pensar si lo que hago va a ser refrendado por el Otro, que ya sé que no existe, como punto de partida.
Hacer el común salvaguardando la heterogeneidad (y sus semblantes, el conflcto, el debate, la disidencia) tiene un nombre. Normalmente se le suele llamar ética, y es lo que el núcleo promotor y la opción ideológica en que se sustenta (CQP) consideró un simple escollo para la estrategia. Lo cual, dicho sea de paso es un error táctico gravísimo, y se está empezando a ver con el desinterés de mucha gente, la abstención masiva en las consultas internas y las bajadas en las encuestas. Yo me los imagino, igual que un científco loco de la ciencia ficción de los 50, haciendo cálculos laclauiano-hegemónicos en el laboratorio para aprestarse a conquistar el mundo. Luego viene un tal James Bond a vencerles, que normalmente suele llamarse la vida. Y acaban convertidos en mosca o en gato de Schrödinger, ni vivos ni muertos.
La gran protesta, los abandonos masivos de gente muy valiosa, avergonzada de haber puesto en pie Círculos asegurándole a la gente que éste iba a ser su partido, el partido donde podrían por fin decidir, desear, pensar y sienten que han engañado a sus amigos y vecinos me produce una pena enorme. Lo que las masas que se empoderaron y se creyeron pueblo no pueden ni creer ni perdonar es que de nuevo se les diga que su misión es euforizarse, apasionarse con camelos e insultar a todo el que piense por su cuenta llamándole casta. La euforia es una droga. Su efecto dura poco y si quieres repetir la experiencia acabas enganchadísimo. La adrenalina es la droga más devastadora que existe. Y los dealers son legales pero cobran también muy caro. (6 de marzo de 2015) - El artículo de Samuel Pulido es magnífico y de un calado muy, muy profundo.
Hace unos días yo decía yo esto: "Podemos, en mi modesta opinión tiene ideología (democracia radical, economía tendencialmente socializante, un modo de vivir basado en la alegría de lo común y no en la competitividad y la explotación como únicos vínculos sociales reconocibles...) pero aún no tiene doctrina. En este momento, es cuando la ideología de Podemos es potencialmente más subversiva, precisamente por ello. Si se cierra en una doctrina, si huye de un movimiento colectivo, dialéctico y dialógico, si deja de ser un instrumento para convertirse en un tótem, dejará por el camino mucho de ese potencial de subversión "
El problema es que Claro que Podemos lleva camino de convertirse en un corpus doctrinario, pese a que desde la cúpula se insista en que no es tal, sino sólo un "estilo". Un Podemos cerrado, obsesionado sólo por el éxito a corto plazo, por presentarse monolítcamente para que el electorado siga siendo electorado y no pueblo, es decir, se sienta eufóricament triunfador por la delegación en sus representantes y no agente de la lucha, puede ser mortal para Podemos. La complejidad de las voces puede sembrar dudas, claro. Pero sobre todo en el enemigo, que se encuentre con un monstruo de miles de cabezas que le es imposible abatir. Queremos democracia, no sólo soberanía. Porque la radicalización democrática es un arma estratégica y política de un poder inmenso. La inserción en la comunicación sistémica como campo único de enunciación puede ser el virus de contagio partidocrático que acabe, si no matando, al menos convirtiendo a Podemos en un enfermo crónico. No hay ninguna vocación de marginalidad en ejercer la crítica y la democracia interna. Hay hambre de victoria popular y no de éxito fugaz de un partido. (4 de marzo de 2015) - Pobre tipo. Se ha pasado la vida entre intelectuales, libros, escritores, poetas, y cuando quiere cantar su canción sólo sabe tararear y desafinando. Uno de los casos más patéticos de pseudointelectuales que conozco. Y tan amargao el pobre, con esa ínfulas de élite llamando a los españoles africanos. Es un apátrida de mierda. No por la presión de la miseria, o por el ansia de libertad, que sería muy digno y puede que noble. Es un apátrida porque es incapaz de querer a nadie ni de conseguir ser querido. Pobre infeliz. Daría mucha pena si no fuera por esa habilidad innata que tiene para dar asco. Si España ha tenido problemas en los últimos 400 años ha sido sobre todo porque por cada pensador auténtico que pueda haber nacido han salido varios miles de especímenes como este. Y se han llevado el gato al agua. Ojalá pronto sea un mal, pintoresco pero malo, recuerdo. (3 de marzo de 2015)
-
Dentro de tanta demagogia, va a ser que la clave es ésta. Hace mucho que Freud descubrió que el goce sumo es la prohibición. No que lo prohibido excite el deseo, que también. Sino que el Superyó engordaba con cada prohibición y exigía más, más y más. Mis alumnos son uno de mis más grandes contactos con la realidad cosa que no sólo reconozco sino que me enorgullece, porque uno caduca si no se renueva y tengo una edad en la que podría estar diciendo muchas chocheces. Pues bien, en sus primeros 18 años de vida -padres, sistema educativo, tanto da- alguien les mete en la cabeza que viven en la época más libre de la historia. Algunos alucinan mucho cuando se enteran de que en el primer tercio del siglo XX uno podía comprar heroína, morfina o cocaína en las farmacias y que en el último uno podía comprar con relativa facilidad anfetaminas. Ellos que se creen - se lo meten en la cabeza- que son una juventud perdida porque piensan en la fiesta en vez de ocuparse con sesudos pensamientos, también alucinan cuando se ponen a comaparar y se dan cuenta de que en los años 70 u 80 en España había mucha más libertad sexual probablemente que ahora. Y en las últimas décadas del siglo XV también. Es la prohibición capitalista, que no tiene otro objeto que extraer al mercado de la regulación y al placer de la alegría, para dominar a los sujetos a través de sus pulsiones. Por eso la frontera de México es un lugar esencial en la lucha contra el capitalismo. Por eso La Tuta o Walter White son personajes emblemáticos de lo sucia que es la lucha por la libertad, de lo sucia que es la angustia en el capitalismo. Por eso allí mueren mujeres y estudiantes. Porque la prohibición coloca al poder muy por encima de la ley. Y por eso también lo es la valla de Melilla y la frontera de Marruecos. El capitalismo ha hecho que una de las prácticas culturales más consustanciales al ser humano como la alteración de la conciencia se haya convertido en un acto criminal y sucio, haya sido extraída de lo común y se haya convertido en un acto clandestino que no conoce otra fraternidad que la de la muerte. (2 de marzo de 2015)
Ape Rotoma
es uno de esos grandes encuentros que le debo a las redes sociales.
Sobre todo, a ésta, donde se puede hablar, escribir, reírse, emocionarse
y tirarse de los pelos. Hay otros encuentros en el mundo de la
política, de la poesía, del cine, de la tele, de la filosofía. Pero
probablemente de entre todos los amigos que me he encontrado por aquí,
Ape Rotoma sea la mirada más limpia que he conocido jamás. El me ha
dicho, como otra gente, que en parte sigue a Podemos por lo que yo le
voy contando. Os dejo con sus versos sin doblez y claros, como un buen
aguardiente. Política poética, que no poesía política. Leedlo. Hasta el
final, por favor. Es un gran poeta y un gran hombre.
Ape Rotoma, 2015
(Y recuerden algunos hooligans y palmeros que por cada votante, simpatizante o militante que atrae el comando mediático, los críticos -los líquidos, los gaseosos como dice el intelectual orgánico de pétreo corazón y sólida mollera- traemos otro. Porque las figuras mediáticas de Podemos generan tanta atracción como rechazo en mucha gente. Y esa otra gente se fía más de los críticos que argumentan desde el sentido común que del griterío impregnado de silencio) (24 de febrero de 2015)
# Compromiso, realismo, coherencia y esas cosas
¿Dónde van estos chicos de Podemos? ¿A qué creen
que están jugando? ¿De verdad son tan ingenuos
como parecen a veces? Ya sé que hay muchos idiotas
que les tienen mucho miedo. Pienso en cabezas cuadradas
del tipo Inda (ahora me asusta que me demande por injurias
el muy idiota), pero sospecho que los que mandan de verdad,
las grandes corporaciones transnacionales, la banca,
la burocracia europea, la justicia no tan sutilmente manejada,
los ejércitos, las fortunas, los dueños de los periódicos
y otros poderes ocultos, esos villanos en la sombra
de los que hablan los putos conspiranoicos (¡uuuuúh...!),
se descojonan de risa, y piensan: jugad, jugad
a esas cosas vuestras que el dinero es nuestro y el dinero
es quien decide. No sé. Es que han podido con otros
que tenían mucho peligro. Y no pienso sólo en la URSS
y adláteres, sino en toda la subversión diluida de los sesenta,
que lo fue en muchos sentidos: política, cultural, social
y lingüística, que es serio. ¿Van a despenalizar las drogas?
Porque eso es piedra de toque: quien aún cree en el mito
de la maldad intrínseca de ciertos productos químicos,
para mí, es que no ha entendido nada de la capacidad
que para hacernos tragar mentiras tienen ellos, quienes
sean, da lo mismo. No lo creo. Joder, parecen muy puritanos
para eso; más bien los veo subiendo aún más los impuestos
sobre el tabaco y ejecutando camellos, como en Cuba.
No sé, parecen tan intelectualizados y al tiempo tan tontorrones,
parecen tan convencidos de que "pueblo" significa algo,
de que aún hay buenos y malos y de que los buenos somos
los pobres, de que se pueden usar los medios para algo útil, de
que las redes sociales son sociales realmente y de que no están
en manos de los de siempre, que me irritan un poquito y sí,
me dan miedo incluso a mí, que soy de los suyos simplemente
porque no soy de los otros. Y ya puestos, ¿qué pobres dicen?,
porque yo conozco a algunos, ¿los que ven telebasura y fútbol,
los que hablan de los putos moros y de los putos sudacas,
los que no leen ni bajo hipnosis, los que dan de hostias
borrachos a sus mujeres -disculpas por el machismo evidente:
ellas también pegan y sus hostias, más sutiles, duelen más
con frecuencia-? En fin, sólo quiero incidir en qué complicado es todo
y qué sencillo parece que lo ven estos capullos. La verdad,
no sé, no sé. Yo huyo de la política en general como huyo
de los perros fieros, del trabajo y de las aglomeraciones, y ahora,
a mis años, vienen estos cachondos a decirme que podemos
cambiar algo, que aquí, en Europa, y ahora, en el joven siglo,
se puede conseguir lo que otros, mucho más listos, no han ni
logrado hacer asomar por una esquina de la historia, en todo
mi largo siglo, que es el veinte. No sé, qué tíos, ¿han pensado
en lo que se juegan, en lo que nos hacen jugarnos a cada uno?,
¿han pensado en a quién se enfrentan, en el poder en abstracto,
que no es ya un nombre ni un rostro, que está en todas partes,
que corrompe sin sentirlo, que ha hecho caer, una a una, otras
revoluciones locales y reformas razonables (¡uuuuuuuuúh...!)?
Además, coño, apestan a distancia a progre, a corrección política,
a otra casta tan funesta como todas, la que, en cuanto abres la boca,
te llama fascista o peor aún: neoliberal. Ya sabéis, una vez más,
de quiénes hablo. Y son tan jóvenes, tan tiernos, han recibido
tan pocas hostias, sólo por falta de tiempo. Y vale, recibir hostias
no es bueno pero espabila. ¿Peleas por las banderas a estas alturas?,
¿marxismo?, ¿republicanismo?, ¿autodeterminaciones varias? Por favor,
no es que me parezca mal, es que me la trae muy floja. Clarificando:
yo lo único que quiero es comer decentemente y fumar lo que me salga
de los huevos y que me dejen en paz y poder escribir mis poemillas
y ampliar mi biblioteca y no tener que pagar a cambio barbaridades
en tiempo, humillaciones, compromisos, dolor y frío, y a ser posible,
que no se me caiga la cara de vergüenza al decir de dónde soy,
y que no me trate la pasma como si hubiera matado a alguien.
Bueno, vale, la verdad es que seguro que se me ocurrían más cosas
porque no me fío un pelo de esta gente, pero me estoy alargando
demasiado, así que sólo añadiré, a todo esto (y por lo que más queráis,
que quede aquí, entre nosotros, que están las cosas muy mal):
me parece que a la próxima ocasión que haya, voy y los voto.
que están jugando? ¿De verdad son tan ingenuos
como parecen a veces? Ya sé que hay muchos idiotas
que les tienen mucho miedo. Pienso en cabezas cuadradas
del tipo Inda (ahora me asusta que me demande por injurias
el muy idiota), pero sospecho que los que mandan de verdad,
las grandes corporaciones transnacionales, la banca,
la burocracia europea, la justicia no tan sutilmente manejada,
los ejércitos, las fortunas, los dueños de los periódicos
y otros poderes ocultos, esos villanos en la sombra
de los que hablan los putos conspiranoicos (¡uuuuúh...!),
se descojonan de risa, y piensan: jugad, jugad
a esas cosas vuestras que el dinero es nuestro y el dinero
es quien decide. No sé. Es que han podido con otros
que tenían mucho peligro. Y no pienso sólo en la URSS
y adláteres, sino en toda la subversión diluida de los sesenta,
que lo fue en muchos sentidos: política, cultural, social
y lingüística, que es serio. ¿Van a despenalizar las drogas?
Porque eso es piedra de toque: quien aún cree en el mito
de la maldad intrínseca de ciertos productos químicos,
para mí, es que no ha entendido nada de la capacidad
que para hacernos tragar mentiras tienen ellos, quienes
sean, da lo mismo. No lo creo. Joder, parecen muy puritanos
para eso; más bien los veo subiendo aún más los impuestos
sobre el tabaco y ejecutando camellos, como en Cuba.
No sé, parecen tan intelectualizados y al tiempo tan tontorrones,
parecen tan convencidos de que "pueblo" significa algo,
de que aún hay buenos y malos y de que los buenos somos
los pobres, de que se pueden usar los medios para algo útil, de
que las redes sociales son sociales realmente y de que no están
en manos de los de siempre, que me irritan un poquito y sí,
me dan miedo incluso a mí, que soy de los suyos simplemente
porque no soy de los otros. Y ya puestos, ¿qué pobres dicen?,
porque yo conozco a algunos, ¿los que ven telebasura y fútbol,
los que hablan de los putos moros y de los putos sudacas,
los que no leen ni bajo hipnosis, los que dan de hostias
borrachos a sus mujeres -disculpas por el machismo evidente:
ellas también pegan y sus hostias, más sutiles, duelen más
con frecuencia-? En fin, sólo quiero incidir en qué complicado es todo
y qué sencillo parece que lo ven estos capullos. La verdad,
no sé, no sé. Yo huyo de la política en general como huyo
de los perros fieros, del trabajo y de las aglomeraciones, y ahora,
a mis años, vienen estos cachondos a decirme que podemos
cambiar algo, que aquí, en Europa, y ahora, en el joven siglo,
se puede conseguir lo que otros, mucho más listos, no han ni
logrado hacer asomar por una esquina de la historia, en todo
mi largo siglo, que es el veinte. No sé, qué tíos, ¿han pensado
en lo que se juegan, en lo que nos hacen jugarnos a cada uno?,
¿han pensado en a quién se enfrentan, en el poder en abstracto,
que no es ya un nombre ni un rostro, que está en todas partes,
que corrompe sin sentirlo, que ha hecho caer, una a una, otras
revoluciones locales y reformas razonables (¡uuuuuuuuúh...!)?
Además, coño, apestan a distancia a progre, a corrección política,
a otra casta tan funesta como todas, la que, en cuanto abres la boca,
te llama fascista o peor aún: neoliberal. Ya sabéis, una vez más,
de quiénes hablo. Y son tan jóvenes, tan tiernos, han recibido
tan pocas hostias, sólo por falta de tiempo. Y vale, recibir hostias
no es bueno pero espabila. ¿Peleas por las banderas a estas alturas?,
¿marxismo?, ¿republicanismo?, ¿autodeterminaciones varias? Por favor,
no es que me parezca mal, es que me la trae muy floja. Clarificando:
yo lo único que quiero es comer decentemente y fumar lo que me salga
de los huevos y que me dejen en paz y poder escribir mis poemillas
y ampliar mi biblioteca y no tener que pagar a cambio barbaridades
en tiempo, humillaciones, compromisos, dolor y frío, y a ser posible,
que no se me caiga la cara de vergüenza al decir de dónde soy,
y que no me trate la pasma como si hubiera matado a alguien.
Bueno, vale, la verdad es que seguro que se me ocurrían más cosas
porque no me fío un pelo de esta gente, pero me estoy alargando
demasiado, así que sólo añadiré, a todo esto (y por lo que más queráis,
que quede aquí, entre nosotros, que están las cosas muy mal):
me parece que a la próxima ocasión que haya, voy y los voto.
Ape Rotoma, 2015
(Y recuerden algunos hooligans y palmeros que por cada votante, simpatizante o militante que atrae el comando mediático, los críticos -los líquidos, los gaseosos como dice el intelectual orgánico de pétreo corazón y sólida mollera- traemos otro. Porque las figuras mediáticas de Podemos generan tanta atracción como rechazo en mucha gente. Y esa otra gente se fía más de los críticos que argumentan desde el sentido común que del griterío impregnado de silencio) (24 de febrero de 2015)
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