miércoles, 4 de marzo de 2015

DE MI LÍMITE (POEMAS DE LA FELICIDAD), 2

 

 

NOMBRE DE MUJER PRIMERA

 

 

“Se puede conquistar a una muchacha con un poema, pero no se la puede retener con un poema. Vaya, ni siquiera con un movimiento poético”

Roberto Bolaño




SE DEDUJO, DE REPENTE

Subía unas escaleras con el brío
sublime que otorga sólo
la pasión por no saber.
Se dedujo, de repente,
del serpenteo grosero de su dibujo
y de una resistencia inverosímil de mis bronquios
a su empecinamiento ortogonal,
que el alma,
harta de la mitad de las verdades,
pugnaba por el miserable pan de la conciencia.
Me senté al borde de mi lecho solitario y comprendí
que mis gritos se dirigían
aún al semblante agonizante de una madre.
Una cualquiera.
Y sobre ese mismo acantilado de la culpa,
supe que no te amaba todavía.
Cuánto que aprender
de la médula del pánico, acogedora.
Cuánto, para llegar hasta ti
desde esta sima donde me aplastan las certezas,
y habitan las palabras
dichas antes que tu nombre
de mujer primera,
de madre
de hermano muerto,
de bendición para el huido,
de beso sobre la frente
del intocable.

Eva (Alberto Durero, 1507)


(Otros poemas)

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