domingo, 27 de agosto de 2017

Apostillas a West(ern)world.

Un par de comentarios en Facebook sobre mi columna del viernes pasasdo, West(ern)world.


❈En mi columna de ayer -que me parece que está pasando más sin pena ni gloria que otras- no pretendía ser ingenioso, sino apuntar a cómo las ficciones se relacionan con lo real. Es curioso cómo podemos practicar una especie de autismo proyectivo. Podemos ver series de televisión a cambio de pensar mira qué ingenioso-inventivo-distraído-curioso. Para no darnos cuenta que cuando peor pintan su mundo, cuando más cruel y desgarrado, cuando más irresoluble y absurdo pueden que estén descubriéndonos con más acierto el nuestro. Lo que a mí me sorprende mucho es que la gente pueda ver series y series, jugar a decenas de videojuegos, y no darse ni cuenta de que le están hablando de ella misma, de su mundo y de cómo colaboramos todos para que se conserve tal como está, cómo le regalamos continuamente nuestra vida entera al sistema y al amo. Para mí, Westworld va justo de eso. A veces, se producen coyunturas especialmente favorables en la realidad (esto es, en la agenda informativa) que nos muestran esos costurones, esos intersticios de deliro que nos muestran que lo que sale en el telediario es menos realista que lo que vemos en Netflix o HBO. Me sorprende mucho porque todo está ahí, es obvio, suficiente para que lo podamos entender y la pasión de la ignorancia nos contiene de tomar nota alguna de lo que nos sucede. En fin, la columna la llamé West(ern)world e intentaba mostrar cómo el ítem agendístico denotado Barcelona era un enclave idóneo para que nos diéramos cuentas (realize, dicen con fortuna idiomátiica los ingleses) de que el terrible mundo de Westworld no era más que un espejo de la realidad del capitalismo global post-fordista y de los valores que en él imperan. Dejo el enlace. No hay spoilers. 26 de agosto.


❈ Que soy un outsider es obvio y evidente. Que me gustaría dejar de serlo, tampoco me parece un secreto. Que no me compensa dejar de serlo a cualquier precio, es fácil de inferir a partir de mis acciones y de mis escritos. Que cuando no había redes sociales ni se había digitalizado la esfera pública, no me comía un colín, no hace falta decirlo. Que ahora que tengo una columnilla, un blog y un perfil de facebook (los de otras redes los uso como meros satélites de éste) me como una miguita de colín de cuando en cuando, pues también es verdad.
¿A qué viene este rollo? A lo pre-potente que es la agenda. Se me ocurre el otro día escribir una columnilla defendiendo que en esta situación de terrorismo global en el que actúan con mínimos medios y total improvisación lobos en solitario o en micro-jaurías, lo lógico sería tener miedo: dejar de hacer turismo en masa, por ejemplo. Que el "No tengas miedo" del sistema no es más que una consigna a favor de la servidumbre voluntaria a la que las masas nos sometemos ora como productores, ora como consumidores. Que el mercado no se pare, caiga quien caiga, teniendo esta frase un horrendo sentido literal en este caso.
Pues bien, llega el cordobés hace un vídeo, se llena Internet de memes y sátiras y un columnista de los más insiders que hay (más con calzador que por méritos intelectuales: es la más perfecta voz de su empresa-amo y el más dócil defensor de sus intereses coyunturales, y para eso lo usan) sale a criticar semejante frivoliad y ahora toda la prensa de izquierdas está vociferando "No tenemos miedo". O sea, como el Rey, Rajoy y la prensa de derechas junto a todas las autoridades institucionales. Y a cualquiera que se le pregunte, pese a que yo he defendido siempre la necesidad de reír y más de reírse de los malos, dirá que mi columna "está claramente alineada con las posiciones de la derecha mediática". Manda huevos.
Cuando digo que no se trata de encontrar un hueco en la Agenda -es una de mis críticas a las cúpulas de Podemos desde 2014- sino de dinamitar la agenda, desde dentro o desde fuera, me refiero a estas cosas. Con qué facilidad la dominan los poderes fácticos y con qué finalidad se impone en ella el simplismo binario, que no antagónico ni pluralista. No se trata de disentir de la opinión del poder. De lo que se trata para el poder es de que disientas exactamente en el sentido que ellos quieren y pueden controlar. Con una pirueta retórica bien simple -hacer a un columnista vociferar lo contrario de lo que quieren que se piense haciendo pensar que es lo que ellos piensa-, toda la izquierda agendística se ha puesto a vociferar exactamente la consigna que ellos desean. No, no tengo interés en dejar de ser un outsider y entrar en ese juego: defender y opinar como se supone que debe defender y opinar quien se opone oficialmente a las prácticas de dominación. Tengo una mísera y culpable tendencia a pensar por mi cuenta.


Vuelvo a dejar el enlace a mi columna, a ver si alguien la lee. 😂🤣😜 Fuera de agenda, aviso. http://www.vlcnoticias.com/westernworld/
En la foto, dos visitantes de Westworld encantadas con la salvaje matanza que se perpetra para sus ojos, sabiéndose a buen recaudo de la violencia. Véase el vídeo que insertado al final del texto. 26 de agosto.

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