Foto de Diego Lonjedo (fragmento) |
Todos, comentarios hechos en las redes sociales en esta hora de pactos con los votos de los ciudadanos como moneda y la líneas rojas como faroles.
- El PP y el PSOE tienen muchas cosas en común. Entre otras cosas, esta
señora y una cierta idea de España que sacan a pasear cuando les
conviene, presidida por sus barones que, casualmente, vienen
representando a esa mitad sur de España que ellos han reducido al
clientelismo, al subdesarrollo y que son beneficiarios netos de la
Hacienda española. Por eso, cuando aquello del 15M, los Think Tanks del
Psoe y sus militantes más cerriles, se las rebuscaron para acusar a los
que habían salido a la calle de ser los
causantes de la derrota de la "izquierda". Nunca puede sonar una palabra
más falsa que lo que suena "izquierda" en boca de algunos descebrados
que el Psoe mantiente entre su militancia porque le rinden algunos
réditos reaccionarios, como palmeros irresponsables, en situaciones como
las que ahora atravesamos. Felipismo traidor, puro y duro.
Si alguien piensa que, después de la traición de la segunda transición que representó Vistalegre, estoy defendiendo a la cúpula de Podemos, con todo lo que he dicho sobre ellos simplemente es un difamador y un sinvergüenza. Lo que tiene la radicalidad, entre otras cosas, es que no te casas con nadie. Ni le das una alabanza perpetua, ni dejas de reconocer que tiene razón cuando la tiene. La línea roja de la autodeterminación de los pueblos de España, esta España que algunos podríamos atrevernos a amar porque no la soñamos ni la concebimos negra y mortífera, no es un invento ni una manía de Pablo Iglesias Turrión y su camarilla. Es una premisa de sus aliados periféricos en Catalunya, el País Valencià o Galiza, que asumen sin problemas todos los españoles de bien, esto es, de izquierdas.
Esto de ser radical tiene cosas tan curiosas que hoy va y siento pena por Ken al verlo bajo las garras de esta señora y sus secuaces. Yo también prefiero, antes que a este Jesús del madero, a aquel que anduvo en la mar. A ver si nos dejan de una vez, hostia.
30 de diciembre de 2015 - Oye, que tengáis un buen 2016. Y que sepamos sernos fieles sin dolor o traicionarnos a tiempo y con gracia si vamos sintiendo que las lealtades nos lastran y nos aplastan más allá de la dignidad, la verdad o el gozo. Eso y muchos besos consentidos (con o sin sentido, que eso da igual) es todo lo mejor que os puedo desear. 31 de diciembre de 2015
- Oye, que estaba pensando yo que esto del "procés" y todo lo que está generando ¿no podría ser provocado porque Mas tenga un empacho de literatura autoayúdica?¿Alguien lo ha visto por las secciones self-help de alguna librería de Barcelona haciendo acopio de libros de Paulo Coelho, Risto Mejide, monjes con Ferraris, y gente que se come quesos de otros? A ver si va a ser ese el problema, porque nadie está teniendo ese posible factor en cuenta. Parece que le hayan metido a presión las ideas tipo de esta clase de panfletos: "persigue tu sueño", "nunca te des por vencido", "el universo se ha conjurado para llevarte a conseguir tus deseos", etc. Es que la perra que tiene el hombre con no cejar y seguir y seguir como un Rambo de Las Ramblas, más allá de toda economía de la supervivencia, me parece sospechosa de una indigestión de inteligencia emocional y autoestima y una clara carencia de "seny". A ver si va a ser ése el problema y se arregla la cosa quitándole el hipérico. Lo digo en serio y todo.
- Molta xufla amb la qüestió del procés i el fastig que provoca. Però pel camí em sembla que la esquerra catalana (CUP y Barcelona en Comú, esencialment) estàn construïnt una entesa que a la resta de l'Estat, si més no dels territoris monoligües castellano-parlants, ni està ni se l'espera. I l'independentisme, podent ésser un punt de desacord, no sembla cap línia roja. Potser perquè els rojos són els caminants, i no les línies.... 8 de enero de 2016.
- En mi humilde opinón, y partiendo de la radical desconfianza que tengo en Mas, veo imposible que hay cedido en Catalunya sin tener muy claro que el tiene un arma para aplastarlos de la que las CUP carecen: Madrid. 10 de enero de 2016
- Me niego radicalmente a opinar sobre el acuerdo entre las CUP y Junts pels sí (CDC/DIL). He leído toda clase de comentarios hoy. Y creo, honestamente, que no es lo que los tiempos no exigen. Opinar siempre es proyectar un pensamiento viejo -ya acabado, cerrado, perfecto- sobre una contingencia. Es el mejor camino para no ver lo nuevo. O para verlo continuamente y por todas partes, por nimio que sea el detalle, que viene a ser lo mismo, porque si ves lo nuevo -si te conviene ver lo nuevo- a toda hora estás viviendo una vida vieja. El problema del vocinglero sujeto post-fordista, que es digno nieto del sujeto moderno pese a que a veces escandalice al abuelo, es su relación con el goce como forma de preservar su unicidad imaginaria. De esta unicidad en el goce provienen la urgencia de la opinión y la denegación el pensamiento. Porque la opinión es igual al pensamiento menos el tiempo. Es un sujeto de la continuidad. Y en tanto que piensa, es decir, en tanto que se enfrenta al ser como no resumido en el ente, se aleja de la apacibilidad del cáculo y se angustia mucho. Cuando se pone a alguien -incluso a uno mismo- en la tesitura de que se piense, de que abandone la seguridad cognitiva de la "cogitatio", La respuesta más habitual suele ser el odio, la acusación de traición. Cuando uno expresa algo tras haberse dado tiempo para pensarlo, acaba siempre decepcionando a alguien: ¡Yo creía que pensabas de otra manera! No hay nada más alejado de lo común que la opinión, que siempre es pública (o privada, que es la cruz de la misma moneda). Señoras, señores, hoy no sé qué pensar sobre lo que han hecho las CUP. Me lo tomaré como un extraño arrebato de lucidez, porque la tesitura es tan potencialmente novedosa que cualquier opinión -pensamiento ready made- sobre ella no puede tener otra estructura que la del prejuicio. Ni idea, pues. Ya veremos. 10 de enero de 2016
- Me estimula ver errores, titubeos, vacilaciones y dudas en las fuerzas del cambio, como los que se le ven a la CUP. Lo que me demuestra es que no son élite y por lo tanto no tienen un manual (de comunicación política) sobre cómo mantenerse entre la élite, repitiendo consignas y monsergas como papagayos. No negar lo real es lo que tiene. Que el camino no está "claro" como vendieron algunos. La consigna "sí se puede" me gusta. La consigna "claro que podemos" me ha dado siempre náusea. Puede que podamos pero cuanto más podamos, por pura lógica, menos clara estará la cosa. La claridad para los fanáticos y los hooligans tiene que ver con un jefe fuerte acorazado tras una cúpula férrea y depredadora de toda disidencia que les dé la confianza e imagen de solidez como un equipo de club se la da a sus hinchas. La CUP ha mostrado que no está en eso. Y meterán la pata algunas veces. Pero no todas ni para siempre, ni será fácil echarles el lazo del bipartidismo como a dóciles cotorritas que no se equivocan porque no tienen que pensar qué van a decir. "Les non- dupes errent". Ni les defiendo, ni les ataco. Los criticaré cuando lo que hagan no me guste. De hecho, no tengo nada claro, como no lo tienen ellos, que hayan hecho bien apoyando la investidura. Lo que me subleva un poco es que algunos que supuestamente llevan el catecismo hegemono-populista en alto les ataquen ahora por hacer justo lo que dice su doctrina, que es sumarse al único bloque hegemónico que puede ponerle palitos en las ruedas al neoliberalismo en Catalunya. Visto desde Espanya, pues lo veremos de otra manera, obvio. Pero ellos lo ven así. En España, en las generales -no fue así en municipales y autonómicas- se ha repartido el bipartidismo de siempre, ahora disfrazadito de primera comunión: 160 diputados para izquierda, 160 para la derecha y 30 testimoniales. Y algunos al monte porque en Catalunya, verdaderamente se ha roto ese eje tan mistificador que criticaban como el origen de todos los males. Insisto: sólo constato. Y constato también que llamar sólo a la gente a votar, en comicios oficiales, primarias y asambleas tiene algo de hipócrita. Nada de pensar, ni debatir. Sólo quieren al pueblo para votar, esto es, para legitimar por los pelos los que serán sus actos.10 de enero de 2016.
- No paro de ver críticas a las CUP desde fuera de Catalunya (por supuesto, desde Madrid fundamentalmente) y son todas crítcas "de clase", desde "la izquierda" de personas que daban por muertos los planteamientos de clase y la división derecha-izquierda. Tal vez, sería bueno respetar que en Catalunya la verdadera lucha hegemónica se está librando en el campo del nacionalismo. Son una nación distinta de España y se rigen por otra lógica. No se les pueden aplicar, en tanto que nación sin Estado, los mismos esquemas que a (l resto de) España. De momento, han conseguido quitarle a la derecha el monopolio de la reivindicación nacional catalana, que ha tenido durante 40 años. No estoy juzgando si han hecho bien o mal. Pero sí que cuestiono el derecho a juzgarlos desde las comuninades autónomas sin mar con criterios exclusivos de tierra a dentro. Exclúyanse como concernidos por este razonamiento todos los ciudadanos catalanes que, opinen lo que opinen, los considero completamente competentes para juzgar a las CUP y todo lo que pase en "el seu petit país vora la mar". No sé si me explico. Els únics vents que donen dret a l'opinió en aquest cas són el Xaloc, el Llevant i el Gregal. Ni el Ponent, ni el Migjorn, ni el Mestral. 11 de diciembre de 2016.
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