miércoles, 25 de mayo de 2016

Venezuela.

¿Por qué a los izquierdistas, los demócratas radicales, de España, de Europa y del mundo, aunque a veces nos perturben sus formas demagógicas, sus extrañas alianzas (con Irán, por ejemplo), su desprecio del buen gusto y del respeto, nos cuesta tanto criticar o condenar al régimen venezolano, como antes nos costó siempre condenar al cubano? Parece ser que es la gran pregunta en este ambiente electoral. ¡Sres. de Podemos, condenen las violaciones de los derechos civiles en Venezuela!

Sigue aquí.

martes, 24 de mayo de 2016

Lo psíquico, lo mental, lo cognitivo (un breve apunte de trabajo)



La dimensión espiritual del ser humano nace con él. Desde que el ser humano puede hablar y, por lo tanto, pensar simbólicamente, significar, convivir con la ausencia como motor de su relación con sus congéneres, la patencia de que hay un más allá del ente material sensible es incuestionable. La humanidad pronto necesitó de las drogas y de la religión para poder ampliar el campo de la experiencia sensible consciente. La capacidad de alterar el reino de lo percibido, de multiplicar los entes más allá de la necesidad, es esencial para convertir al hombre en hombre. La asunción laica de esta patencia vino con la asimilación de lo espiritual a lo psíquico, que excluía la necesidad de una trascendencia crédula para poder hacerse cargo del fenómeno. Freud es crucial en este sentido.

Lo mental, como concepto, aparece más tardíamente. En la cultura occidental, yo lo dataría en el que los franceses llaman Siglo de la Ciencia, el XVII, en la querella entre racionalistas y empiristas. Si hacemos caso de ciertas influencias orientales en nuestra cultura, parece que por allá apareció antes. Yo no soy budista y mis conocimientos sobre el budismo son mínimos, pero sobre lingüística tengo los suficientes para conjeturar que sea la palabra que sea en chino, sánscrito, etc. que en las lenguas occidentales suele traducirse por “mental” (mente, mind) no es posible sin cierta violencia intelectual.

Lo cognitivo es mucho más tardío todavía. Creo que el concepto debe datarse (puede que no el significante, la palabra propiamente dicha) en los albores de la revolución industrial y toma clara carta de naturaleza en las sociedades industriales masivas, bajo el paradigma fordista. Ya no bastaba lo mental, como separado de lo físico, ni lo psíquico como separado del sensibilidad material. Ahora hacía falta que las capacidades “intelectuales” se pudieran medir, cuantificar como fuerza de trabajo. Esto sigue la impronta cartesiano/kantiana: separación de las facultades productivas y lógicas del aparato psíquico para privilegiarlas como fundamento de todas las demás (emociones, sensaciones, pasiones), que dejan de tener otra función que subordinarse a lo racional. Hay que tener en cuenta, que el para el filósofo o epistemólogo ilustrado, racional viene de razón. Pero el utilitarista y sus descendientes invierten el proceso y la razón se convierte en pura ratio, es decir, se reduce a la racionalidad (a la razón instrumental), al cálculo de la división del esfuerzo por el tiempo, dando como único cociente  de la operación el beneficio. El paradigma cognitivo-conductual, pues, queda como reinante en el mundo de la psicología desde hace décadas.

Y la psicología deviene terapia, precisamente porque la psique se concibe exclusivamente como una anomalía de lo cognitivo, invirtiendo técnicamente el orden filosófico. El psicoanálisis freudiano, pues, queda en este entorno como una rareza clínica, porque su fin no es devolver al sujeto con problemas (emergencias, en el doble sentido de la palabra) psíquicos al tejido productivo afilando sus competencias mentales y corrigiendo sus desmanes conductuales, sino despejar el camino al deseo, precisamente entorpecido por ese acuerdo entre lo real y la libido que el síntoma. Por eso se trata de psico-análisis y no de psico-síntesis. No hay posibilidad de completud (Gestalt) ni de medición (temporal o energética) si se es consecuente con el gesto freudiano, aunque bajo la especie de la genitalidad o la madurez los postfreudianos intentaron devolver al psicoanálisis al redil. La peculiaridad de Freud no es otra que, producto de su técnica,  haberse encontrado el amor en su clínica y, en lugar de arredrarse como un hubiera hecho un buen médico, decidió darle su valor como motor de la cura. La clínica bajo transferencia, de este modo, se distancia de todos los ideales normativos de la modernidad iluminista.

El paradigma consumista y postfordista supone otra mutación, porque al buen chico fordista, con sus capacidades de cálculo, eficiencia y gestión bien encauzadas, el modo productivo ha decidido sustituirlo por un sujeto vocinglero e hiperactivo, que hace de su sociabilidad y capacidad empática su virtud más valorada por el mercado de trabajo. La consecuencia más obvia es no ya que lo cognitivo adelante o margine a lo psíquico, sino que ha conseguido suplantarlo. El sujeto postfordista no tiene derecho a sufrir sin ser diagnosticado, tratado y, normalmente, medicado, porque toda emergencia psíquica, todo pathos, todo sentimiento no rentable social y cognitivamente, toda muestra de sentimentalidad y o espiritualidad, se considera enfermiza, literalmente patológica. El coaching, la autoayuda, todo el espectro semántico de la autoestima y del éxito muestra de esta suplantación. El cine contemporáneo, postclásico, da buena cuenta de ello en su problematicidad, haciendo de la amnesia traumática uno de sus argumentos tipo fundamentales. De maneras distintas, Memento o la saga de Bourne son ejemplos de esta suplantación de lo psíquico por lo cognitivo. En el primer caso, el protagonista está convencido de que la información objetivada puede sustituir a su memoria. En Bourne, el protagonista ha perdido su identidad y memoria, pero todas sus capacidades cognitivas, producto de su entrenamiento, siguen intactas y se constituyen en un enigma que se superpone a todo su ser.

Pero el máximo exponente de este ideal medicalizado de exclusión de toda diferencia subjetiva es, sin duda, la emergencia de la neurociencia que concibe al sujeto como un cerebro al que se identifica sin resto, ocultando que toda perspectiva científica no es más que una modelización de la realidad validada por una serie de datos obtenidos de  un modo en absoluto aleatorio, sino perfectamente prefijado: la “realidad” responde según le preguntemos, sin ninguna clase de inmanencia propia. Es cuestión del modelo que proyectamos qué clase de datos recibimos. Y si presuponemos que no hay en el ser humano, en el ser que habla y simboliza, nada más allá de su conducta y sus capacidades cognitivas, es imposible que encontremos otra cosa que datos numéricos, conductas prefijadas y colorines en una pantalla.

domingo, 22 de mayo de 2016

Sobre el 15M y su Representación, en su 5º aniversario.

Son algunas reflexiones hechas en Facebook, estos días atrás.



  • Ahora que ya está acabando el día, un par de recuerdos. Yo apenas pude vivir en directo el 15M en 2011 porque justo esos días estuve de viaje en China. Mi mejor recuerdo fue en Sol, por donde pasé con Eduardo y Mercé, el día antes de coger el avión para pulsar el ambiente. Nadie podía ser consciente entonces de hasta dónde iba a llegar el fenómeno. Pero sé que sentimos una alegría enorme.
    Mi peor recuerdo, el día después de las elecciones viendo cómo algunos militantes de Psoe culpaban al 15M de que el PP ganara las elecciones. Puede que sea de las cosas más vomitivas que he visto en mi vida en el campo político. Me di cuenta lo necesario que era arrinconar a ese partido y refundar la izquierda lo más alejados posible de esa gente y del bipartidismo del régimen. Por eso, tres años después me interesé en Podemos. No era, pero era un paso. Me quedo con una reflexión: el 15M aún no ha sucedido. Aún hay que hacer que suceda. Buenas noches.
  •  Respecto a lo que le pasó ayer a Ana Pastor y a Errejón en Sol, yo ya me harté de decir que el "no nos representan" no se refería sólo al Congreso. Se refería al "mírelos cómo gozan" que diría Lacan. Al mira cómo la clase media goza del progreso neoliberal infinito. No sé de qué se asustan ahora. Esa cosita politológica de "no nos representa este partido o aquél" no es la cuestión, sino que el sistema entero es una falsa representación. El no tener líderes (esto es, rostros hipervisibles) del 15M no era una tara, como ha intentado hacer pensar el clan de Somosaguas, era su gesto más radical y subversivo. La multitud decidió tomar la plaza y la pantalla. Ir a montarles un plató a su plaza y volver a usurparles su prot-agonismo, el ser el motor y piloto de la lucha, era escupirles a la cara. Creo yo. Vamos, a la gente que pitó y gritó ayer no le hicieron falta doctorados en ciencias políticas ni en ciencias de la comunicación para ver lo evidente: que hay que conquistar "un fuera de campo", una falta en lo visible que convoque una significación donde la biopolítica neoliberal ha colocado un simulacro. No se trata de espectáculo sí o espectáculo no, que ambos son espectáculos. Sino de si dejamos en el espectáculo un lugar para la verdad o buscamos un imaginario totalitario. Como dije hace ya dos años y medio, cuando Stalin se decidió por el empalagamiento kitsch del realismo socialista y su supuesta transparencia puso las base de la debacle de la URSS como posible alternativa al capitalismo.
  •  A ver, a este chico ¿no le podría decir alguien que no está en un aula ante alumnos (situación que yo he dicho siempre que me parece de una profunda intimidad) sino que es diputado y candidato a unas nuevas elecciones?.
    Jamás se dará el caso, pero si me dedicara a la política profesional-electoral, lo primero que haría sería no hablar como en clase. Muchos que me han sufrido pasarán por aquí y pueden atestiguarlo. Si hablara como en clase, no me votaba ni dios. Sobre todo, porque en clase, si hay quien te ha entendido mal, tienes el día después para explicarte, y no hay más mediaciones que la propia situación discursiva in praesentia. Si sueltas esto en la prensa como candidato es que en el análisis de situaciones discursivas estás un poco pez.
  •  No se trata de evitar la representación, se trata de no usar el modo ya fracasado. El 15M ya era en sí una representación: la de la hiancia insalvable entre los partidos y la multitud. Pretender re-presentar a una representación implica la maniobra retórica de intentar negarle su legitimidad representativa. Ante las protestas continuas por parte del errejonismo de que el 15M necesita ser representado y que no puede empeñarse en permanecer irrepresentable he contestado esto en otro muro:
    "Esto me ha sonado un poco como si Luis XVI le hubiera dicho al Tercer Estado: "¿Queréis ser representados? Tranquilos que yo nombro un caballero andante que os represente y dejaos de sufragio universal. Total, todo es representación coged ésta que ya está inventada, es más fácil y no tiene riesgos..." ¿No? Y ellos hubieran tenido que contestar "¡Que bueno es nuestro Borbón, qué bueno es que nos lleva de excursión!" Y oye ni revolución ni nada que donde esté un buen miembro del Segundo Estado para representarnos, no vamos a poner a un paria..."
    El 15M no cuestionaba la representación como un principio ontológico y metafísico, en base a la creencia de que hay un antes de la representación sólido e inmutable y que la representación es completamente exterior y accidental respecto a lo representado, e insistir en ello como único argumento me parece me parece ya insultante a fuerza de simplón. Precisamente porque la representación instituye y modeliza lo representado, le da estatuto de existente, no cualquier representación es legítima. Lo que se cuestionaba era una forma de representación muy concreta, histórica, tendenciosa y parcial: la partitocracia neoliberal corrupta del régimen del 78. Formar un partido de corte clásico para representar esa postura es lo mismo que nombrar un caballero para defender los intereses del pueblo en un torneo frente a la nobleza y, si gana, lo hacemos duque o algo. Podemos ha superado la noción de la "multitud como príncipe" y ha inventado "la multitud como princesa" encerradita en un torreón y ofreciendo su pañuelo a su campeón. Muy innovador todo.
    Yo comprendo que los miembros del CC se aburran mucho porque no tienen nada que hacer, dado que el sr. Iglesias y su camarilla más cercana lo hace todo. Pero hombre, ahora que parece que va a haber una candidatura unitaria de la izquierda no sigan y sigan insultando inteligencias. Yo hace mucho que huyo de entrar en grescas, pero es que ellos no paran. La pulsión de muerte los atosiga y vuelven y vuelven sobre lo mismo, sobre los argumentos que creen que les dieron la victoria, para recrearla gozosamente una y otra vez. Fort-Da, Fort-Da.
    Insistir en que el 15M necesita ser representado es precisamente un intento de negarle su potencia simbólica, su capacidad de apuntar a la verdad. Verdad taponada por el binomio partidos/televisiones, cosa que experimentaron directamente el tándem Pastor / Errejón el domingo. Que Pablo Iglesias empezara en la televisión para a partir de ella fundar un partido, no necesita más explcación como maniobra de represión enunciativa: "El 15M no es una representación, yo sí".  

    Parece que el único destino de la multitud es constituirse en pueblo. Igual la cosa es un poco más complicada...

domingo, 15 de mayo de 2016

Ahora te veo Eurídice, 6.



Ni el mundo, ni el demonio.

...el sentimiento ingrato de la inseguridad
que acompaña a la dicha
Francisco Brines.

 

Gacela con predador lento

I. Poética

Fue casi en otra vida,
invierno temprano de mi existencia,
tiempo de catástrofe y cobardía
donde todo mi ser parecía
poseído de una pandemia
de exasperación lenta,
crepúsculo
en el que el corazón se resistía
a forjar su docilidad
al sabroso inconveniente de estar vivo.

Me conjuré en ese entonces
para mudar
el páramo amnésico
de mi vida en un jardín
(o desván tal vez)
en el que levitaran
recuerdos bellos,
pasiones memorables,
la piel de ellas y mis besos.

Quería escribir versos
con otra materia
que las palabras huérfanas,
era una conjura nueva
con la que enaltecer
la osadía ante el abismo,
conjura que había de tomar
de una poética
el semblante preceptivo:
rememorar exclusivamente amores
que hubiesen sido consumados,
dejar atrás al imberbe torpe
que temía declarar sus intenciones
y ataviarlas con el velo aventurado del deseo.

Resolví pues que mi escritura,
que desde siempre
se confunde con mi vida,
constituyera un tratado
de la experiencia pura,
que su música fuera el fracaso,
que la muda frustración quedara
depurada de cada una de sus líneas.

Y ahora, tantos años
y recuerdos,
y cuerpos
y fracasos después,
me encuentro con la sempiterna paradoja:
la vívida memoria no es digna
de rozar siquiera
la leve sandalia de un anhelo,
las mujeres que he amado
ya no son
ni cenizas incrustadas en el viento,
pasiones pasajeras que buscaron
otros aires,
otro sur,
otro verano
que las librara de la seducción
inexpugnable de mi invierno.

Y mi ahora es siempre
este momento
en el que puedo saldar
con una metáfora arrogante,
con la soberbia gelidez de una agudeza,
los siglos de instantáneo sufrimiento
que me hizo sentir
cada una de ellas.

Galatea de las Esferas (S. Dalí, 1952)

II. Más dura que el mármol

En fin, que me hallo de nuevo
ante el desdoro lacerante,
ante la vergüenza repetida,
de escribir sobre amores imposibles,
sobre goces no vividos,
los únicos parece
dignos de un poema
Evocaré, pues,
el más imposible de todos
porque no sólo no podré
jamás tenerla
sino que me sería
imposible hasta el amarla.

Su conversación me aburre,
sus antojos me indignan,
su soberbia me da risa
cuando puedo tomar
la distancia suficiente
para no acabar siendo su víctima.

Es ignorante,
egoísta y atrevida
y ha disfrazado su siglo,
de una égloga digna arpía,
con  encajes fantásticos
que amortajan su destino
y la exilian de la vida.

Sin embargo, cuando veo su espalda
tan fabulosamente erguida,
tan bien terminada en una esfera
cuya textura pétrea
evoca la materia
pura de los sueños,
cuando me encandilo
con sus colosales manos
que culminan unos brazos
fantásticamente esbeltos,
su cuerpo indiscernible
de una piel resbaladiza
como el final de una quimera,
pura tentación del tacto,
sin honduras
en las que anclar un impaciencia;
cuando maldigo
la inconsumable obstinación
que le consume la vida
-ávida barragana pulcra
de la castidad y el hielo-,
entonces
hasta tal punto la deseo,
que por ella desertaría
de cualquier amor eterno
abolido sin cesar
por la presencia mórbida del fuego.

sábado, 14 de mayo de 2016

A la valenciana...

No deja de ser esclarecedor que a tanto paleto carpetovetónico de los reinos de España, el nombre de A la Valenciana, que parece barajarse como nombre de la candidatura Compromís/EU/Podemos en el País Valenciano, les haga tanta gracia. Sobre todo a los que habitan en los secarrales monolingües del interior. Ayer una señora, proveniente de uno de estos secarrales me espetó que le recordaba “a una señora con una paella” No tardé en decirle que su comentario me parecía de una prepotencia centralista y machista que no tenía por qué tolerar en mi muro de una red social. Me espetó que sólo faltaba que le dijera que era independentista y que el machista era yo (porque era hombre, otro argumento no tenía, claro). 
Miren, es muy indicativo de cómo se nos ve a los valencianos en la Península Ibérica, gracias a 25 años de gobiernos del PP. Por supuesto, no pudieron entender el “copy” (o eslogan) más que en clave exterior y turística, vamos que como marca no se vendía bien. Es, no nos hagamos ilusiones, lo que muchos españoles piensan del País Valenciano (para ellos “comunidad”): somos su puticlub, chiringuito y dispensario de farlopa, con discotecas para descerebrarse y calles para potar por la noche. Si tienen niños, parque temático. Y todo lo que hacemos lo juzgan desde esos parámetros.  
Vuelvan a mirar. Si soy independentista o no, será como me dé a mí la gana, derecho que reivindico para todos los pueblos del Estado Español. Hablo dos lenguas y me las estimo mucho ambas, pero si me ha de preocupar una es la catalana (el nostre benvolgut valencià) porque es la que ha sido perseguida desde hace tres siglos y porque la castellana no corre peligro alguno en ningún territorio del Estado Español, diga la extrema derecha lo que quiera. Lo que sí hemos tenido aquí son dos presidentes que no eran capaces de decir dos palabras seguidas en valenciano (la manera que tenim de parlar la nostra benvolguda llengua comú amb catalans i mallorquins). En Galicia o Catalunya, hasta los peperos brutales y los cosmopaletos de Ciudadanos hablan su lengua diferencial, llegado el caso.
No señores, A la valenciana, no es un eslogan para vender la maltrecha "marca valencia", ni una receta de cocina. Sino un intento necesario de superar el auto-desprecio y el auto-odio. Tras dos décadas y medio resistiendo a un partido carroñero y corrupto, que nos iba poniendo de ejemplo de cómo hacer las cosas, esto es, de qué bien nos estábamos regalando (la tierra, la banca, la identidad y hasta los clubes de fútbol) y prostituyendo, tenemos perfecto derecho a reivindicar que hacer las cosas a la valenciana significa algo distinto. Tanta gente defendiendo tierra, lengua, cultura y economía propia en tiempos oscurísimos, ésos son “a la valenciana” y no las bestialidades urbanísticas perpetradas en La Marina, La Plana o La Safor para que los señores de secano y de allende Los Pirineos disfruten de sus vicios estivales.
Supongo que les hubiera encantado un nombre como a la levantina, pero ni somos el levante de nadie, ni el jardín de flores, ni somos felices como rezan todos los topicazos españoles sobre esta masacrada tierra. Eso sí, por lo último vamos intentar luchar. A la valenciana.

Valencians en peu alcem-se! Perquè des d’Espanya ja no ens demanen glóries, sino farla, gintònics, cases de putes, atraccions de fira i arrós empastrat barrejat en merda congelada. Que s'ho busquen ells, si volen. 
A la valenciana.

Otrros modos y maneras.
Postscriptum: Supose que haurà quedat clar que estic defensant el meu País i la fortuna de una determinada frase, no una opció política envers altres opcions valencianistes i d'esquerres, que les hi ha i perfectament legítimes.

domingo, 8 de mayo de 2016

Razones para el silencio.

Supongo que a más de uno que pasara habitualmente por la sección de opinión de este periódico, por mis perfiles en las redes sociales, mi blog o por mi página Cosas de Palao le puede haber llamado la atención mi silencio y presunta pasividad de los últimos tiempos.

Una explicación, aquí.